Sus imágenes de suburbios residenciales circulan por Europa durante todo el otoño a través de una espectacular retrospectiva. Heredero natural de Edward Hopper e influido por Hitchcock, Spielberg y Lynch, el fotógrafo estadounidense nos dio cita en Berlín para revelar las claves de su trabajo.
Suburbia: “Para llegar a nuestra casa de verano en Massachusetts, mi padre conducía a través de varios suburbios residenciales. Desde pequeño sentí una extraña conexión estética con aquel paisaje, por el que experimentaba algo así como un anhelo y una aspiración. Siempre me ha apasionado esa tradición artística estadounidense que transcurre en los suburbios. Edward Hopper y Raymond Carver fueron los mejores fotógrafos de ese submundo”. La infancia: “Mi juventud ha influido mucho en mi trabajo. Mi padre era psicoanalista y tenía su despacho en la planta baja de nuestra casa de Brooklyn. Durante todo el día veíamos entrar a desconocidos, a los que nos prohibían reconocer si después nos los cruzábamos por la calle. Nunca escuché nada más que murmullos, pero entendí muy pronto que lo que sucedía en la consulta de mi padre era algo prohibido. Desde entonces, me fascina descubrir lo que se esconde bajo la superficie de las cosas. Además, comparto con mi padre –y con muchos otros fotógrafos— una perspectiva algo distanciada e incómoda respecto al mundo que nos rodea”. Belleza y artificio: “Trabajo a partir de contradicciones. Por ejemplo, la belleza formal contra el dolor subyacente en las imágenes. Cada vez que me pongo a trabajar, lo que pretendo es que el resultado sea lo más bello posible, incluso cuando describo lo cotidiano y lo desagradable. Y también la realidad contra el artificio. Casi todo lo que aparece en mis imágenes está recreado en un estudio. Empecé a trabajar así porque era más fácil iluminar un estudio que una calle. Mi puesta en escena es prácticamente cinematográfica. Para la serie Beneath the roses, tuve a mi servicio a 270 personas”. ‘Control freak’: “Trabajar a esa escala y buscar continuamente la perfección formal te pueden trastornar bastante. Lo hablaba el otro día con mi amigo Wes Anderson, que también comparte esa fijación. Decía que tienes que dejar que pasen cosas que te sorprendan y que desactiven tu sentido del control. Diría que tiene razón. Los problemas inesperados, como la lluvia torrencial justo el día que necesitabas que brillara el sol, también forman parte del resultado. Voy a empezar a trabajar solo otra vez. Puede que sea la mejor forma de recuperar el control”. Integridad: “Siempre digo no al trabajo comercial para mantener mi integridad artística. Sólo ha habido dos excepciones. La primera, la portada de And then nothing turned itself inside-out de Yo La Tengo, porque somos amigos desde la adolescencia. Y después una campaña promocional para Six Feet Under, porque la HBO puso a mi disposición todo lo que les pedí. También me han propuesto dirigir películas alguna vez, pero nada muy interesante. Además, el poder de mis imágenes reside en que no están en movimiento. Tal vez sería un error pasarse al cine”.
Hasta el 28 de enero de 2012 en el Nationale Fotomuseum de Copenhague