Uno de los artista más importantes de los años noventa en el MoMA.
Gabriel Orozco ha hecho del vagabundeo su zona de trabajo, logrando yuxtaponer entornos cotidianos y objetos artísticos no a través de una acción inmediata sino más bien como el resultado de una larga contemplación, donde las cosas o los comienzos de obras, según señala, simplemente se le presentan. “En esos espacios de fricción entre el campo y la ciudad, entre lo orgánico y lo inorgánico, entre lo “artificial” y lo “natural”, es donde se genera gran parte de mi trabajo”. De allí que pueda pasar del dibujo y la pintura a la escultura o del objeto informe a la instalación. Orozco no práctica un lenguaje específico pero sí un estilo. Y este estilo estaría del lado del mundo natural y de las reflexiones sobre la gravedad, la geometría, el movimiento, la memoria o sobre los modos de percibir una simultaneidad de acontecimientos cotidianos donde lo poético impone cierta detención. Estas detenciones en el mundo de Orozco pueden ser un cráneo humano cubierto con una rejilla de grafito (Negro Cometas, 1997); un automóvil Citroën quirúrgicamente reducido a dos tercios de su tamaño normal (La DS, 1993); la estructura ósea de una ballena, primero reunida y completada en una playa y luego reconstruida en el interior de una biblioteca (Matrix Móvil, 2006) o más recientemente restos de distintas plantas desérticas, intervenidas con hoja de oro, yeso o rocas volcánicas. Entre estas especies vegetales es posible encontrar un árbol milenario llamado “patas de elefante”, en cuyo tallo se acumulan grandes cantidades de agua para sobrellevar las sequías, un árbol que al morir adquiere el aspecto de una esponja. Distintos grupos de analogías entre formas orgánicas, objetos y volúmenes naturales encontrados así como trabajos en papel, collages, pinturas o pequeños ensamblajes escultóricos pueden verse, reunidos por primera vez bajo un misma suelo común, en el MoMA de New York. Todo un compilado de experiencias sensoriales, concentradas en pequeños gestos donde el tiempo adquiere presencia corpórea, presentado por un artista paseante.
Del 13 diciembre al 01 marzo MoMA, New York
29 de diciembre de 2009 a las 9:33
Me parece magica su obra, logra mostrar cierta identidad mexicana, pero logrando ir mas alla. Un artista universal… efectivamente una pena q se le reconozca mas en europa y gringolandia que en México..
2 de diciembre de 2009 a las 5:10
Que interesante, pues seguro que paso a verla! gracias por la información!
1 de diciembre de 2009 a las 19:16
Adoro su trabajo, lástima que acá en México no se le va tanto (ni a su trabajo) y eso que es mexicano.