Fluctus Lacus, nuevo proyecto de Carmen Ortíz Blanco se puede visitar hasta el 7 de marzo en la galería en House of Chappaz.
El proyecto Fluctus Lacus de Carmen Ortíz Blanco, transita entre el lenguaje minimalista y la abstracción geométrica, con un componente estético muy marcado donde sus ondas funcionan a la vez como ejercicio formal, pero también como propuesta conceptual.
En astrogeología – ciencia que estudia la geología de los planetas y sus lunas, asteroides, cometas y meteoritos- la palabra fluctus hace referencia a un rasgo superficial de la corteza planetaria que consiste en una formación rocosa o extensión de terreno con aspecto ondulado. Lacus, que en latín significa lago, se emplea para referirse a pequeñas llanuras presentes en la superficie lunar y que generalmente son más oscuras que los territorios que las rodean. Este uso de la palabra lacus fue tomado del astrónomo italiano Giovanni Riccioli, quién en 1651 dibujó uno de los primeros mapas de la Luna realizados jamás en la astronomía Europea.
En Fluctus Lacus, la artista nos propone recorrer una escena casi lunar
El uso de la palabra lacus se extendió más tarde para referirse a otros tipos de objetos geológicos como los lagos de hidrocarburos de Titán – satélite de Saturno- o los depósitos de nitrógeno congelados en Plutón. En Fluctus Lacus, nuevo proyecto de Carmen Ortíz Blanco (Valencia, 1966), la artista nos propone recorrer una escena casi lunar, repleta de cráteres ondulados que se extienden por todo el espacio de la galería generando así un paisaje negro y vibrante.
El trabajo escultórico de Carmen Ortíz Blanco transita entre el lenguaje minimalista y la abstracción geométrica. Con un componente estético muy marcado donde sus ondas funcionan a la vez como ejercicio formal, pero también como propuesta conceptual.
A partir de un planteamiento objetual muy rotundo, la instalación está conformada por multitud de ondas de caucho negro de varios tamaños (de entre 30 y 260 cm de diámetro). Distribuidas por un espacio que necesita ser recorrido, pese a que, según la artista, esto nos pueda generar cierta sensación de inquietud.
El caucho negro de las ondas es el material del que históricamente se han hecho los neumáticos. Por esto que se suele asociar con la automoción, aunque en este caso se haya trabajado de manera manual. Es un material que en palabras de Carmen Ortíz Blanco “es un tanto sintético, un tanto encantador, contaminante, duradero, atractivo, y a su vez contradictorio”. En él resuena el legado de la modernidad occidental vinculada a la industria fósil y su propuesta de ritmo vital acelerado.
A lo largo de su trayectoria, Carmen Ortíz ha investigado cómo el paso del tiempo afecta a nuestra percepción del mundo.
La velocidad de los acontecimientos actuales nos impulsa a vivir entre dudas. A a medida que las intentamos resolver van generando a su vez otras nuevas. Pero para la artista estas no son dudas que resulten negativas. Son dudas que invitan a seguir haciéndose preguntas, a modo de relación con el entorno. La duda que interesa a Carmen Ortíz Blanco es aquella duda metódica que la ayuda a no inmovilizarse y avanzar en tiempos
de incertidumbre, es el motor central de su obra.
Texto Elena Blesa (Comisaria)
Fluctus Lacus / Carmen Ortíz Blanco
House of Chappaz
Hasta el 7 de marzo de 2025
Carrer de Ca l’Alegre de Dalt 55,
Baixos C, 08024 Barcelona
T. 934 869 090