En esta experiencia única, Fismuler trae a Barcelona una propuesta gastronómica en la que comensales y chefs unen fuerzas. Juntos eligen los productos del mercado, idean un menú y lo disfrutan en petit comité.
Fismuler es sinónimo de frescura, creatividad y libertad. Ahora, su innovadora propuesta de cenas improvisadas llega a Barcelona tras el éxito en Madrid. Esta experiencia ofrece a los comensales la posibilidad de acompañar a los chefs Nino Redruello y Manuel Villalba desde la compra en el mercado hasta la creación del menú. La cocina de Fismuler, basada en productos de temporada y técnicas de alta cocina, se convierte en un espectáculo inmersivo para los más foodies.
Imágenes superiores: 1) Uno de los platos que los chefs crean en estas cenas improvisadas. 2)Los comensales y el chef visitan el mercado de La Boqueria.
Cenas improvisadas y únicas en Barcelona con Fismuler
Las cenas improvisadas de Fismuler son una oportunidad para vivir la cocina en su estado más puro en Barcelona. Celebradas los días 19 y 20 de febrero con un coste de 180 € (maridaje incluído), la experiencia comienza a las 10:30h con la visita al mercado junto a los chefs y los 12 comensales, quienes participan activamente en la selección de los productos frescos.
Después, se desarrolla un proceso creativo en el que, junto a los chefs, se decide el menú de la noche. En este momento, los ingredientes elegidos se combinan con influencias de distintas culturas gastronómicas, explorando nuevas formas de presentar la cocina de mercado con un toque de alta gastronomía.
A las 20h, los fogones de Fismuler Barcelona se encienden, y el equipo de sala se prepara para el briefing previo al servicio. Los comensales pueden conocer en detalle cómo se organiza la velada antes de la apertura de puertas. A las 20:30h, comienza la cena, con un menú exclusivo que sólo se sirve esa noche, maridado con vinos seleccionados por la sumiller Alba Mozo y cócteles diseñados especialmente para la ocasión.
Imágenes superiores: 1) Cabeza de langosta mallorquina a la brasa con aceite y sal 2) Su cola sobre una cama de escabeche de perdiz.
Una experiencia a medida en Fismuler
En una jornada para poner a prueba estas cenas improvisadas, la experiencia comenzó en el mercado de La Boqueria de Barcelona. Los ingredientes elegidos allí fueron gamba azul, espigall, calçots, pichón y langosta mallorquina, entre otros. De esta selección nacieron platos únicos y sorprendentes.
Uno de los platos estrella de la noche fue una lámina de trufa negra de temporada con tartar de gamba azul de Nueva Caledonia y fresita fresca del Maresme. También se sirvió un lomo negro de atún curado en lechuga de sal, acompañado de una salsa ponzu elaborada con las carcasas del atún, combinada con uva fermentada, vino blanco y vermut.
Imágenes superiores: 1) Lámina de trufa negra con tartar de gamba azul y fresita fresca del Maresme 2) lechuga Maravilla a la brasa, velouté de sus hojas licuadas y pétalos de cebolla de Figueres a la brasa.
Otro plato destacado fue la versión del Caldillo de Perro, un plato tradicional del Puerto de Santa María reinventado con puntillitas frescas, mantequilla de yuzu, koshu y guisante del Maresme. También se sirvió una oda vegetal con lechuga Maravilla a la brasa y una velouté de sus hojas licuadas, junto con pétalos de cebolla de Figueres a la brasa.
Los platos principales del restaurante de Barcelona en las cenas improvisadas incluyeron una langosta mallorquina en dos tempos: su cabeza a la brasa con aceite y sal, y su cola sobre una cama de escabeche de perdiz. Otro de los protagonistas fue el pichón de sangre frito en mantequilla, acompañado de salsa chilindrón con especias andinas y alcachofas del Prat a la brasa.
Para finalizar, el postre combinó crema de queso, helado de aguacate y ensalada de “papaya salad” tailandesa con jengibre.
Imágenes superiores: 1) Los comensales y el chef comentan el menú antes de prepararlo y degustarlo 2) Caldillo de perro reinventado con puntillitas frescas, mantequilla de yuzu, koshu y guisante del Maresme.
Cocina sin reglas, pero con esencia
La filosofía de Fismuler se basa en la libertad y el respeto por el producto. La cocina es natural, sin corsés, pero con una técnica impecable que se oculta tras una aparente sencillez. Por eso las cenas improvisadas son un reflejo mismo de su cocina, abriendo al público su forma de ver la gastronomía.
“Manu y yo somos dos cocineros muy apasionados por lo que hacemos”, explica Nino Redruello. “En cada proyecto buscamos poner en valor la esencia de la cocina de mercado y sus productos de proximidad. Nos ha gustado mucho la idea de acercar al comensal, de una manera distendida e informal, el proceso creativo que realizamos tan a menudo y compartir con estos clientes esa reflexión previa a la creación de un plato”.
Los chefs de Fismuler, Nino Redruello y Manuel Villalba.
El alma de Fismuler
Detrás de Fismuler, más allá de las cenas improvisadas, hay una historia de tradición y evolución. El restaurante nació en Madrid en 2016 de la mano de Nino y Santi Redruello, herederos de una familia hostelera con más de un siglo de experiencia. En 2018, cruzó fronteras hasta Barcelona, alojándose en el Hotel Rec de Núñez i Navarro. Su propuesta, basada en el respeto al producto y una cocina sin artificios, ha conquistado a los amantes de la gastronomía con platos que parecen sencillos, pero esconden un profundo conocimiento técnico.
La carta de Fismuler es corta y cambiante para ofrecer una cocina pensada para compartir, con especial énfasis en el producto de proximidad. La oferta gastronómica se compone de platos como la dorada semicurada con almendra y uva (19€), la tortilla de guiso de calamar y rejos fritos (22€), la corvina a la parrilla con col y kimchi casero (22,50€) y el famoso escalope San Román con huevo y trufa (24,50€). Entre los postres, la tarta de queso de Fismuler (7€), elaborada con tres tipos de quesos diferentes, es uno de los imprescindibles.
La carta de vinos se ha diseñado para que casi todos puedan tomarse por copas, también en las cenas improvisadas. Además, el restaurante de Barcelona ofrece jarras de sangría y limonada casera, café infusionado y una amplia variedad de destilados macerados en casa. El equipo de sala tiene un papel clave, convirtiéndose en anfitriones que hacen sentir al comensal como en casa.
Los comensales, el equipo de Fismuler y los chefs comentan juntos el menú antes de prepararlo y degustarlo.
Un espacio con carácter
El diseño de Fismuler refleja su filosofía: austeridad y sencillez. El estudio Arquitectura Invisible, de Ignacio Redruello, junto con Estudio Sireé, trabajaron en él. Y de ahí surgió un espacio con paredes de yeso, hormigón, placas de acero y maderas de derribo.
El ambiente se completa con una programación de música en vivo que convierte cada cena en una experiencia vibrante. Porque en Fismuler, la cocina, el diseño y la atmósfera se funden en un todo inolvidable.
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Restaurante Fismuler
Calle del Rec Comtal, 17
08003 Barcelona
Telf.: 935 14 00 50
Experiencia Cenas improvisadas
Fechas: 19 y 20 de febrero
Precio: 180 € (maridaje incluido)
Reservas aquí.