FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN - IICOMPLETAMOS EL REPASO A LO MÁS DESTACADO DE LO QUE HEMOS VISTO EN EL FESTIVAL DONOSTIARRA

Puedes ver la primera parte de la crónica del Festival de Cine de San Sebastián de Marc Muñoz aquí

Un toque de violencia, de Jia Zhangke:
Habitual de los certámenes más prestigiosos del mundo, el cineasta chino se plantó en San Sebastián con el beneplácito de haber logrado el premio al mejor guión en Cannes. Su “Un toque de violencia” aglutina cuatro historias enmarcadas en cuatro provincias de China, todas ellas marcadas por la violencia. A través de éstas, Zhangke dibuja un fresco demoledor y brutal sobre la China contemporánea. Una mirada al colosal despegue del gigante chino y las erosiones sociales causadas por ello. A ratos violenta, a ratos elegante, a ratos visceral, y a ratos lírica, pero ante todo un lúcido acercamiento a los desajustes de la nueva potencia mundial.

FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN - II

Joven y bonita, de François Ozon: El prolífico François Ozon vuelve al plano de la actualidad con el largometraje Joven y Bonita. Un retrato sensual y perturbador sobre una bella joven de 17 años, estudiante de día y prostituta de noche. Ozon traza, con elegancia y virtud, un dibujo sobre un despertar sexual conflictivo, como paroxismo enfermizo de la rebeldía y la transgresión adolescente. La belleza magnética y aturdidora que desprende Marina Vacth en la piel de este personaje, mediante el cuerpo y la mirada, es el gran hallazgo de su director, quien no duda en plantar la cámara sobre sus movimientos. Un film hermoso, sofisticado y convincente.

FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN - II

Dallas Buyers Club, de Jean-Marc Vallée: Una de las películas más aplaudidas y convincentes de la sección “Perlas” fue Dallas Buyers Club del canadiense Jean-Marc Vallée (C.R.A.Z.Y.) Sería injusto reducir el film a la inmensa actuación desplegada por su protagonista, un Matthew McConaughey en estado de gracia. Aquí en la piel de Ron Woodroof, un mujeriego, alcohólico y misógino cowboy, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA, dándole un mes de vida. Lejos de recrearse en el drama del asunto, Vallée adscribe su discurso a lo extraordinario de la vida de su personaje: su lucha contra las farmacéuticas y los impagables tratamientos contra enfermedad auspiciadas por el beneficio de éstas. Y como a partir de esta batalla logra construir un imperio mediante el contrabando de fármacos no aprobados por las autoridades norteamericanas. El resultado es un biopic modélico, ejecutado con inteligencia y talento, que rehúsa caer en la parte más sensiblera, sin necesidad de excesos formales para llegar a la fibra del espectador, quien sigue con atención la trayectoria Woodrof abducido por el interés general de la historia que se presenta, pero también por un ritmo impecable, con acertadas y brillantes dosis de humor incluidas, y especialmente, por la inconmensurable actuación de sus dos interpretes principales…Matthew McConaughey en el centro del relato y un Jared Leto en la piel de un travesti enfermo del VIH. Ambos palpan la nominación a los Oscar.