Con 4169 obras instaladas en 172 ciudades de 30 países, Invader se ha convertido en uno de los artistas urbanos más reconocidos e influyentes del mundo.
Desde su nacimiento en 1998, el proyecto “Space Invaders” ha convertido a París en su principal campo de juego, transformándose en una seña de identidad de la ciudad. Aprovechamos la inauguración de su exposición retrospectiva “Invader Space Station” para intercambiar impresiones con el artista.
Imagen superior: Entrada de la exposición
Vista de la exposición “Invader Space Station” On Air
1.500 Mosaicos
Hace poco más de un mes, las redes sociales se hicieron eco de la aparición de un nuevo mosaico de “Invader” en la parte superior de uno de los conductos de ventilación de la fachada del Centro Pompidou. Vecinos y turistas pudieron admirar cómo, sobre la pintura azul del conducto y destacando contra el cielo encapotado de París, se perfilaba la silueta pixelada del conocido alienígena en baldosas rojas, acompañada por la cifra “1500”. Con esta instalación, el artista celebraba los miles de mosaicos instalados hasta la fecha en la ciudad al tiempo que promocionaba, por todo lo alto, su exposición “Invader Space Station”.
4000 visuel print © photo Invader
Invader en el anonimato
Dado el carácter clandestino de la mayoría de sus intervenciones, Invader es muy reservado respecto a su identidad. Caretas, gafas de esquí, cabezas de animales, escafandras de astronauta, cualquier accesorio o disfraz, por descabellado que parezca, es válido para ocultar su rostro y preservar su anonimato. El retrato que de él hizo el dibujante francés Enki Bilal para la portada de la revista Portfolio ilustra bien este carácter esquivo: el ojo del artista nos observa atento, con su cara oculta tras una máscara de azulejos.
Pese a su gusto por mantener el incógnito, su carácter reservado y su escasa afición a las entrevistas, tras unos pocos intercambios de mensajes con Julie, uno de los miembros de su equipo, no nos resulta demasiado difícil que Invader acceda a responder algunas preguntas sobre esta intervención y la exposición que inaugura. Tal vez simplemente estemos de suerte.
PA 1500
PA 1500
Para el artista, el mosaico “PA_1500”, situado a pocos metros del monumental Space Invader instalado en la Place Stravinsky en 2019, representa mucho más que una simple celebración personal. “El mosaico envía una señal muy fuerte”, afirma Invader. “No solo es una bonita manera de conmemorar mi instalación número 1500, sino que su ejecución con el permiso del Centro Pompidou es un reconocimiento de las instituciones a mi trabajo y al movimiento de arte urbano en general, después de años de ser marginado”.
PA 1500
En el Pompidou
Inicialmente, relata, pensaba instalar este mosaico en su exposición, recientemente inaugurada en las antiguas oficinas de Libération en République, a casi un kilómetro de distancia del Pompidou. “Pero una vez que la exposición cierre, el edificio estará en obras y será vendido, por lo que no será accesible”, explica. “Así que decidí buscar un lugar que estuviera fuera del edificio pero visible desde los pisos altos. Fue entonces cuando me di cuenta de que el Pompidou estaba justo enfrente y visible desde la exposición”. Dicho y hecho: “Junto a Fabrice Bousteau de Beaux Arts Magazine, que colaboraba con nosotros, le pedimos permiso al director, que aceptó inmediatamente. Hoy los visitantes pueden verlo desde Invader Space Station utilizando un telescopio orientado hacia la instalación.”
Vista de la exposición “Invader Space Station”
Una exposición enorme
La exposición, que se extiende a lo largo de 3500 m² en 9 niveles, propone un viaje inmersivo por la trayectoria de este artista urbano. “Marca una etapa en mi trabajo”, afirma Invader. A lo largo de los nueve pisos, los visitantes pueden disfrutar de fotos, vídeos, esculturas e instalaciones, que incluyen cientos de piezas, algunas de las cuales son inéditas, todo ello en una escenografía diseñada específicamente por Invader.
El desafío logístico fue considerable: “Es una exposición enorme y fue un verdadero reto ponerla en marcha porque tuve muy poco tiempo para hacerlo. Además, tuve que trabajar en un espacio completamente vacío y en bruto”, relata Invader. Las fotos que subió el artista a sus redes dan fe de un espacio desolado apenas un par de meses antes de la inauguración y de su transformación paulatina en su área de
juegos.
Vista de la exposición “Invader Space Station”
9 pisos de exposición
Acostumbrado a adaptarse al entorno, el artista supo convertir las dificultades en una oportunidad. “El edificio, que anteriormente albergaba las oficinas de Libération, es un espacio increíble, un edificio histórico. Se trata de un antiguo parking de diez pisos en el centro de París con una rampa que gira y da servicio a cada piso”. Lo positivo del espacio elegido es que pudo moldearlo a su gusto y crear un recorrido inmersivo. “Es una verdadera experiencia para el público visitar esta exposición, una auténtica aventura. Cada uno de los 9 niveles ofrece una experiencia nueva. La he pensado como un gran buque artístico, de ahí su título: Invader Space Station”.
Vista de la exposición “Invader Space Station”
Exposición totalmente independiente
Preguntado por el impacto de la exposición, no duda en destacar su independencia como un signo diferenciador. “Es una exposición totalmente realizada fuera del sistema del arte, de manera independiente, sin la ayuda de instituciones ni patrocinadores, en un espíritu puramente ‘Do It Yourself'”, afirma el artista. “Nunca he visitado una exposición que se le parezca”. Para un artista que, en sus comienzos, frecuentaba el mundo del graffiti -“había una gran escena muy activa en París”- la independencia sigue siendo motivo de orgullo.
Para aquellos que busquen la ubicación exacta en la Rue Béranger 11, encontrarla será fácil: una simple búsqueda aérea en Google Maps revelará el alienígena pintado en la azotea como parte de su colaboración con el diario Libération. “En 2011, Libération me dedicó un número especial y yo realicé una pintura en su azotea para que fuera visible desde el cielo. Aproveché esta exposición para refrescar esta pintura que comenzaba a mostrar signos de envejecimiento. Ahora la pintura de la azotea funciona como fin del recorrido de la exposición”, explica.
Pintura en la azotea del edificio del Libération
4169 obras en más de treintena de países
Este evento marca un punto culminante en una carrera llena de hitos. Desde su nacimiento en 1998 en París, el proyecto “Space Invaders” de Invader ha crecido hasta abarcar 4169 obras, distribuidas por cientos de ciudades de al menos una treintena de países. Graduado de La Sorbona y la escuela de Beaux Arts de París, Invader ha conseguido colocar sus obras en lugares tan prominentes como la solapa del presidente francés Jacques Chirac y el despacho de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, además de adornar la azotea de la Torre Eiffel o la portada del periódico Libération en 2011.
Su afición por los retos lo llevó a colocar un Space Invader en el espacio utilizando un globo meteorológico, y posteriormente llevó otro a la Estación Espacial Internacional (ISS) de la mano de la astronauta Samantha Cristoforetti en 2015. Las grandes profundidades tampoco son un obstáculo para él, con piezas situadas varios metros bajo las aguas de Cancún. Entre sus hazañas más conocidas está la colocación de 10 obras dentro del Louvre, para después presumir de ser el único artista vivo allí expuesto. Sin olvidarnos de cuando paseó una avioneta de Marsella a Menton arrastrando una banderola promocional con sus alienígenas… como afirma en sus redes: “¡A veces tienes que meterte en el agua para hacer un buen trabajo!”
Vista de la exposición “Invader Space Station”
Space Invader por el mundo
Los mosaicos de “Space Invaders”, meticulosamente catalogados y numerados según la ciudad en la que están instalados -como “BRC_06” para Barcelona o “MLGA_24” en Málaga-, se han convertido en una parte integral del paisaje urbano de París y muchas otras ciudades. Invader documenta minuciosamente sus “invasiones”, publicando guías y mapas que vende en su tienda online junto con otras publicaciones. Incapaz de elegir su mosaico preferido en París, -”hay tantos…”- comentamos brevemente el PA_372, “un pequeño Luigi extraído del juego Mario Bros”; que yo veía diariamente cuando vivía en París a finales de la década de los 2000.
Fue precisamente en esa década cuando la carrera comercial de Invader dio un gran salto adelante. En el año 2000 empezó a vender copias exactas de sus mosaicos, bautizadas como “alias”. El valor creciente de estas obras en subastas ha dado lugar a muchos intentos de desmontaje para su venta, generando un movimiento de protección conocido como “los reactivadores”, encargados de restaurarlas cuando son dañadas. Cuando un grupo de ladrones retiró quince de ellas disfrazados de personal municipal antes de huir en un Mercedes. Claro, se sospechó que era un robo por encargo, el ayuntamiento de Hidalgo acabó demandándolos, impulsado por las quejas.
Mosaico en Málaga
Space Invader en Málaga
Hablando de contratiempos, resulta imposible no entrar a comentar su experiencia en Málaga. Hace algunos años fue multado por instalar flamencas pixeladas -para escándalo del obispado- y alienígenas bebiendo San Miguel. “Lo que sucedió en Málaga fue una verdadera lástima, para mí, para mi público y también para la ciudad” reflexiona Invader. “Tengo la sensación de que se trataba de una disputa local en medio de la cual me encontré”. Para él, lo peor es que “a raíz de este asunto casi todo mi trabajo en la ciudad fue destruido o saqueado”, algo que le duele especialmente. El desarrollo del caso, que se puede seguir a golpe de hemeroteca, terminó recientemente con su absolución.
Mosaico en Bilbao
Space Invader en Bilbao
Guarda en cambio un recuerdo especialmente bueno de Bilbao y la acogida de sus autoridades. “No estoy presente en muchas otras ciudades en España, aparte de Barcelona, Menorca y sobre todo Bilbao, invadida en 2007 y donde mi trabajo fue mucho mejor percibido por las autoridades”. El artista llegó a Bilbao invitado por la Fundación Bilbao Arte para participar en la exposición Percepción [S]tencible. Sabiendo que cuando llega a las ciudades tiende a pedir consejos locales, aprovecho para hacerle algunas recomendaciones en A Coruña, por si algún día pasa por la ciudad. “Tomo nota”, afirma, sin que uno sepa muy bien si algún día veremos el mosaico CRN_01 instalado en las inmediaciones de la casa donde vivió el joven Picasso.
Mosaico en Bilbao
Juego Flash Invaders
Además de su trabajo con cemento y píxeles “físicos”, Invader ha incursionado en el ámbito digital con el diseño del juego Flash Invaders. Este juego consiste en buscar los Space Invaders y fotografiarlos en tu perfil, compitiendo contra otros usuarios. Si la obra es identificada correctamente en la base de datos, el usuario gana entre 10 y 100 puntos. Invader anima a cualquiera que visite su exposición a que “luego camine por las calles de París donde seguramente descubrirá muchos de mis mosaicos en las paredes. También puede descargar mi aplicación gratuita Flash Invaders en su teléfono para interactuar con mi trabajo”.
Vista de la exposición “Invader Space Station”
Entradas de “Invader Space Station” agotadas
La popularidad del artista es innegable: las entradas para la exposición, que se celebra hasta el 5 de mayo, están agotadas desde hace tiempo. Si quieres verla deberás apuntarte en su web a la espera de que salgan cancelaciones o nuevos horarios. El punto positivo para aquellos que no puedan visitarla en esta ocasión es que, considerando el ritmo de nuevas instalaciones de Invader, es probable que en pocos años tengamos la oportunidad de celebrar un nuevo hito. Difícil sin embargo saber cuáles serán sus siguientes movimientos o por dónde irán los tiros. “Ya lo veréis, no acostumbro a revelar mis proyectos antes de que ocurran…” afirma críptico.
Fotos: © Denis Allard y © L.Belluteau