La mexicana consigue con ‘Hasta la raíz’ realizar el disco más personal y maduro de su carrera.
Natalia Lafourcade ya no es la dulce chica que a principios de siglo inundó la radiofórmula con ese éxito que fue ‘En los 2000’, una pegadiza profecía de lo que suponía el cambio de cifra para toda una sociedad. Empeñada en liberarse del estigma del ‘one hit wonder’, la joven mexicana continuó creciendo como compositora firmando discos tan variados como ‘Hu Hu Hu’ o el instrumental ‘Las 4 estaciones del amor’, que le otorgaron el reconocimiento como una de las voces con más proyección del nuevo pop latinoamericano.
Ahora Natalia Lafourcade está de vuelta con el que es su disco más personal, ‘Hasta la raíz’ (Sony Music, 2015), una colección de canciones surgidas de una dolorosa ruptura amorosa y donde la artista, a sus 31 años, se consolida como compositora e intérprete. El disco llega tras una larga gira que la llevó por todo el mundo interpretando las canciones del músico mexicano Agustín Lara, experiencia que marcó un punto de inflexión en su forma de ver la música.
‘Hasta la raíz’, publicado en junio en nuestro país, ya ha alcanzado el disco de platino en México. La cantante pasó recientemente por nuestro país para presentarlo en el madrileño festival Dcode. Aprovechamos la oportunidad para hablar con ella sobre la importancia de este disco tanto en su vida profesional como personal.
El título del disco, “Hasta la raíz”, sugiere que nos vamos a encontrar un álbum en el cual hay una búsqueda interior, hasta lo más profundo. ¿Significa esto para ti?
Sí, totalmente, es eso en realidad. Después de haber trabajado con el disco de Agustín Lara mi inquietud más grande era volver a componer un disco que fuera mío, algo que reflejara lo que sentía, mis emociones, quién soy yo. Una de las cosas que me dejó el proyecto de Agustín fue el haber conocido mi voz sin necesariamente querer imitar a nadie más ni tratar de seguir cierta tendencia musical, sino simplemente dejarte ser. Así, todo el ejercicio de composición de los temas, de empezar a trabajar de nuevo en la parte de escribir mis canciones venía desde esa búsqueda, de tener algo muy mío, algo muy honesto, que no tuviera máscaras, simplemente que fuera música.
Precisamente el tema “Hasta la raíz” también conectar con las raíces musicales más folklóricas de México. ¿Existe esa doble lectura en el disco?
Bueno, tenía muchas ganas de que el disco fuera un disco pop, como lo ha sido todo en toda mi carrera: discos pop con un cierto grado de experimentación y búsqueda, de plantear el pop de una manera distinta. Por otro lado, la parte más directa con la que yo quería conectar con este disco era con mi público, mi gente, gente de México, con México mismo. El hecho de haber tenido que componer entre viajes coincidió con esta añoranza y esta sensación de extrañar tu casa y empezar a ver México desde lejos. Saber también que de alguna manera las canciones fotografían momentos y los vuelven eternos, sobre todo cuando la gente se identifica con ellas. Para mí la búsqueda era esta mezcla entre todo lo que me sucedía a mi, vivir el amor, el desamor, el sentirte roto y estarte construyendo de nuevo como persona, mezclado con la intención de conectar con México, con Latinoamérica, con el español, con mi postura de artista mexicana que en algún momento saldría a compartir su música. Y con esta inquietud marcar generaciones con mi música, si es que funciona, claro (risas). Por eso hay temas que tienen toques folclóricos y que vienen con esa esencia, sin caer directamente en lo tradicional.
Siempre desde el punto de vista del pop
Sí, y tampoco caer en el world music. Yo me quería meter en el filo, para que fuera un disco de pop.
El disco se abre con el tema “Hasta la raíz” y termina con “No más llorar”. ¿Hay una intencionalidad clara en el orden de las canciones?
Totalmente. Fue súper mágico ver el proceso de la composición, porque es como elaborar un rompecabezas: armar una serie de piezas y darles lugar, y darles su fuerza, según es lugar donde las pones. ‘No más llorar’ es una canción que hice hacia la mitad del ciclo de composición del disco, y ‘Hasta la raíz’ fue una de las últimas canciones que me tocó componer. Después hice dos o tres canciones más, pero finalmente con ‘Hasta la raíz’ dije: ésto es todo lo que me ocurrió en estos tres años, ésta soy yo, ésto habla acerca de mis convicciones, de mi filosofía, de quien soy, quién quiero ser, hacia dónde voy, qué quiero, la importancia que tiene mi origen. os sea esta soy yo. Entonces supe que era el momento de no componer más, todo estaba dicho. A la hora de acomodar el orden sí quise generar en la gente que escuchara el disco la sensación que para mi tenia el proceso de la composición, de cómo abrir un ciclo y cerrarlo, de cómo vivir un amor, romperte, pasar a través de cosas y al final decir: estoy lista para cerrar y no más llorar.
¿Cómo es el proceso de escribir sobre tema tan personales y dolorosos? ¿Es más o menos sencillo que hablar de historias que le han pasado a otros?
Bueno, en este caso en sí, el volver a componer mis canciones ya era difícil, más allá de pensar si eran canciones mías o de alguien más. Volver a adquirir la disciplina de la composición ya era un tema complicado, y el ejercicio que quería para este disco era hacer algo mío, que reflejara quién soy y qué podía compartir. Realmente no me cuestionaba demasiado de qué iba o no cada canción que iba componiendo, sino más bien ser clara acerca de lo que quería decir y no abandonar mis ideas, sino terminarlas, ir con ellas hasta el final, y tomarlas todas en cuenta como si realmente fueran importantes. Además fui muy desapegada de mis propias canciones. Me pasaba que componía y cuando terminaba una canción la anotaba en una libreta que tenía la fecha, pero después guardaba esa libreta y no la volvía a escuchar en meses. Eso me permitió mucho no pensarlo demasiado, no ponerle demasiada mente, sino el corazón y la tripa. Irme a lo rudo, a lo crudo y a lo abierto. Pero no sabía que iba a ser tan desnudo hasta que decidí grabar las demos y volví a esa libreta y a escuchar las canciones. Las volví a grabar bien, ya en un estudio, guitarra voz, piano voz y ahí dije: esto viene muy personal. Pero tampoco me lo cuestioné con ningún pudor ni nada de de eso, sino más bien ésto es lo que es y a ver cómo funciona con la gente.
Precisamente, ahora que el disco lleva unos meses en la calle y que ya lo has presentado por varios países, ¿cómo está siendo la acogida del público? ¿Es fácil conectar con canciones tan personales?
Cuando terminé el disco tenía un vértigo tremendo, nada me garantizaba que iba a funcionar. Siempre es así cuando terminas un disco, nada te asegura que la gente se va a conectar con lo que tu escribiste. En este caso era demasiado mío, demasiado local, pero también busqué ser bastante obvia con mis letras. Buscar la metáfora, el momento poético dentro de la canción, la parte visual y la fotografía y generar esa sensación. Cuando empecé a pensar en los arreglos de las canciones tuve muy claro que quería un disco sensorial, porque era un disco que en mí estaba constantemente despertando emociones, así que que quería que hiciera lo mismo en la gente, pero que también despertara sensaciones físicas, que fuera un disco sensorial y visual. Eso fue lo que traté de hacer, pero no tenía ninguna seguridad de si iba o no a funcionar.
¿Y a la hora de afrontarlos en directo, puede uno tomar distancia con lo que está cantando?
Yo soy totalmente de meter el pico hasta el fondo, con toda la intensidad. Creo que me puedo mantener a raya en muchos otros lugares pero en el escenario es justo el sitio donde me voy hasta lo más adentro que me puedo ir, sin pensar en consecuencias. Es una manera increíble de vivirlo. Cada vez que vuelvo a cantar cada una de las canciones se vuelve a revivir el momento y la emoción, a veces estoy con mucha intensidad, a veces no tanta, peros siempre he de volver ahí.
De esa manera es más honesto lo que haces, no hay engaño.
Sí, y trato de generar eso. Busco que sea de esa manera porque sino será terrible tener que cantar tantas veces la misma canción cuando ya no significa nada para ti. Creo que para mí es increíble, y en el momento en el que no lo encuentro conmigo sola lo encuentro con mi público. Eso es muy bonito y es súper poderoso, de los momentos que más me gustan.
Este disco se compuso al mismo tiempo que realizabas el tour de tu disco anterior, donde interpretabas canciones de Agustín Lara. ¿Te influyó esto a la hora de escribir los temas?
Muchísimo. Creo que Agustín Lara fue una de las cosas que me dejó, la posibilidad de ser intérprete. Un compositor, o una persona que hace sus propias canciones, acaba cantando sus temas tantas veces, tanta gente las cantas que hay un punto donde ya no la sientes como tuyas. Si no existiera esa capacidad de interpretar seria muy difícil cantarla una y otra vez. Creo que Agustín Lara me dio esa clave, de conectarme con mi voz y conmigo para interpretar una canción, de nunca permitirme subir a un escenario sin verlo con respeto.
¿Crees que este es el disco con el que has alcanzado la madurez como compositora?
Siento que es un disco muy diferente a los primeros, y tal vez sí tiene una parte más madura. Yo no me siento igual que hace cinco años, han cambiado las cosas para mi, y ha cambiado el motivo y el por qué hago lo que hago y la manera en cómo lo hago, la intensidad con la que lo vivo. He tratado de crecer como artista y hay muchas cosas que hay que comprender, y muchas cosas que uno va a atravesando en una carrera musical. Pasas a través de miedos, barreras inseguridades, temores, infinidad de cosas, como momentos exitosos contra momentos de no éxito. Te vas cuestionando qué es lo que busco, a dónde quiero llegar, vas encontrándote todo este tipo de cosas que son las que te hacen tener un crecimiento como artista. Soy una artista que quiere crecer, no me quiero quedar en el mismo lugar.
Háblame un poco de la conexión México-España. Hace poco hablaba con tu amiga Julieta Venegas y concluíamos que en vuestro país se presta mucha más atención a lo que ocurre en España que al contrario. ¿Cómo lo ves tu?
No lo se realmente, por lo menos no ahora, porque siento que hay más propuestas y que se rompen más las fronteras musicales, que existe más oportunidad de conocer proyectos que aparecen en otros países. Sin embargo sí te puedo decir que en mi experiencia siento que ha sido lento mi proceso de entrada a España. También siento que el de artistas españoles en México ha sido difícil, aunque una vez que entras la gente te adora. Y no sólamente con músicos que vengan de España, sino que vengan de Chile, que últimamente ha habido como una ola (risas). Pero sí siento que hoy en día es más fácil porque existen las redes sociales y la tecnología que nos permite estar más cerca de los proyectos que van saliendo. Realmente no se si te podría dar una respuesta exacta, creo que ni siquiera tengo muy claro que hoy en día sea más fácil (risas).
Yo lo veo más como que en España no somos conscientes de que al otro lado del océano hay muchísimas más propuestas de las que pensamos.
Hombre, yo creo que es normal porque estas en tu país y tienes tus grupos…
Pero Estados Unidos está igual de lejos y escuchamos mucha más música de allí que de Latinoamérica.
Cierto, en México también pasa, la gente presta más atención a las bandas de Estados Unidos o Reino Unido. Pero también te puedo decir que la cantidad de bandas que hacen buena música en español de unos cinco años para acá se ha vuelto tan grande que ha sido imposible que la gente sólo prestase atención a lo otro. Hay proyectos muy interesantes comenzando a crecer, toda una generación de músicos nueva increíble. Ojalá que esa bandas sean fuertes porque la industria es bien difícil, y tengamos un siguiente Café Tacvba o Caifanes, pero de 2015.
Sigo con México, pero cambio un poco de tema, ya que además de la música colaboras en multitud de proyectos de ayuda como “Un techo para mi país” o el movimiento “Yo soy 132”, por citar algunos. ¿Cómo estás viviendo la situación de tu país en estos momentos?
Pues obviamente como todos, es una pena. A mi en lo personal me da mucha vergüenza que a otros lugares lleguen noticias negativas de tu país, sobre todo sabiendo que México es tan bonito y tan especial, tan rico como país. Pero sí, estamos pasando por un momento particularmente oscuro. Las raíces de nuestro México están enfermas y hemos dejado que se enfermen a un grado que realmente hay que hacer algo al respecto, pero son tantos los problemas y es tan complejo… Son demasiadas cosas, todas revueltas, todas entrelazadas, un nudo de cosas negativa. Sin embargo hay mucha gente que está empezando a cambiar, a hacer cosas de diferente manera. Desde cómo ves a los papás que empiezan a educar a sus niños: diez les dan la tableta y uno de ellos le dice al niño vamos a recuperar la humanidad. Siento que el problema es social, de todos, del comportamiento que todos tenemos en un sistema que avanza de cierta manera, no. Yo voy por todos los lados en mis conciertos diciendo: chicos, dejemos que nuestras conciencias despierten. Pero dejar que nuestras conciencias despierten para hacer cosas positivas significa que uno tiene que hacer un trabajo con uno mismo, y despertar eso en uno. En el momento en que eso despierte en ti y seas un ser de luz que vas iluminando donde quiera que te pares, los demás tienen ganas de ser seres de luz también y de trabajar eso. Eso es una manera de acercarse a buscar una solución, pero es un hecho que si nuestro gobierno no reacciona estamos fritos, porque son líderes y gente con mucho poder que no están haciendo nada, al contrario, lo están haciendo todo muy mal. Uno como sociedad tiene que decidir qué va a hacer con su casa, familia, amigos, lo que tenga cerca.
Vamos a cambiar a un tema más alegre. Cuéntame qué tal fue la grabación del videoclip de ‘Hasta la raíz’.
Lo pase muy bien. Lo dirigió Alonso Ruiz Palacios, un gran amigo, talentosísimo director mexicano. El hizo una película que se llama Güeros, y así fue como le conocí, porque me invitó a participar en ella cantando un tema. Teníamos la idea de hacer un video que fuera plano secuencia donde estuviera involucrado todo el equipo, que fuera algo que generara una magia especial y que todo en el momento del rodaje fuera una cosa de mucha adrenalina y mucho trabajo grupal. Todo un gran equipo de gente, desde la fotografía, la luz, la escenografía, trabajamos para que algo sucediera. Tuvimos muchas sesiones creativas de lluvia de ideas, donde por supuesto tomábamos vino, veíamos referencias, películas… Lo pasábamos muy bien en el proceso de encontrar qué íbamos a hacer (risas). Un día yo le había contado de dónde venía la canción y a él se le ocurrió hacer un viaje de vuelta al escenario después de haber ido en un crowdsurfing con la gente. Entonces hicimos una coreografía con cuarenta y cinco bailarines de danza contemporánea que estaban debajo de mi, y para llenar el resto del espacio hicimos una convocatoria de fans por mi twitter. Pensamos que nos iban a contestar poquitas personas y nos respondieron 800 en una tarde. De ahí había como 300 que vivían en Ciudad de México, y acabaron viniendo todas. Fue una experiencia increíble, de las cosas más geniales que me ha tocado vivir: estar encima de la gente, que me cargaran, la energía, sentirlo de una manera mucho más punk a la que normalmente vivo. Mi música no es rock, no tiene esa esencia de ser la música que normalmente soportaría un vocalista tirándose al público, dejándose llevar, pero fue muy bonito poder experimentar esa sensación.
¿Lo grabasteis de una vez?
Hicimos ocho tomas sólamente, tardamos como 10 horas desde que empezamos y el video que se quedó fue la última toma, tal cual. Fue como: chicos, tenemos una última toma y en esta tiene que salir. Era muy especial porque terminábamos en el escenario y era como estar en un concierto. Mis fans estaba súper alucinados, cada vez que bajaba me decían: Nat, gracias por darnos esta experiencia, no podemos creer que estamos aquí. Fue muy bonito, hacer partícipe a la gente del video.
Una buena manera de complementar el disco.
Sí, sí. Yo hablé con Alonso y le dije que no podíamos tener extras, que tenía que ser gente que quisiera estar allí. A él le daba miedo porque pensaba que se iba a salir un poco de control, pero la gente que me sigue son todos muy buenos.