Cinco mujeres. Cuatro países. Una situación común: son treintañeras con estudios que no tienen pareja. Lo que común y vulgarmente se ha venido llamando “solteronas”. Las cineastas barcelonesas Mariona Guiu y Ariadna Relea han decidido analizar el estigma de la soltería femenina a lo largo del mundo en el documental Singled [Out] (“señaladas”), que se estrena este mes de junio en salas comerciales a través de la plataforma Screenly. En él descubriremos el día a día de las protagonistas en cuatro sociedades que, de una u otra forma, las rechazan y presionan. Melbourne, Barcelona, Shanghái y Estambul. Manu, Yang, Jules, Melek y Shu.
Singled [Out] aborda el estigma de la mujer soltera en la sociedad actual, ¿cómo nació el proyecto?
El proyecto nace de una inquietud personal: la de entender el empeño por encajar como mujer soltera en una sociedad esencialmente de parejas, y la del cuestionamiento de valores como la “media naranja”, etc,
Ante una sospecha de que todavía existen ciertos códigos para guiar la vida amorosa de la mujer –que claramente, además de obsoletos son, en muchas ocasiones, tóxicos– decidimos investigar primero de una manera local y luego más global el tema del estigma en la mujer soltera –¿cómo podía ser que en una sociedad que presume de haber superado ciertos mitos las mujeres todavía nos sintamos mal si no nos emparejamos?– así como también el lugar del amor en la era del amor moderno, esto es, en un tiempo en que hombres y mujeres ya no nos necesitamos para la subsistencia pero todavía queremos relacionarnos, cuidarnos, amarnos. ¿Cómo se articulan las relaciones ahora?
Así que, bueno, lo que empezó siendo un proyecto para curar ciertos males acabó tomando un rumbo más universal que, con suerte, no sólo está orientado a que las mujeres entiendan ciertas cosas (¡y que con el entendimiento venga el alivio!), sino que en principio debería ayudar a ambos, hombres y mujeres, a ser más conscientes del cambio de paradigma amoroso debido al cambio estructural de la sociedad.
Está protagonizado por cinco mujeres de diferentes partes del mundo, ¿cómo las elegisteis?
Teníamos claro que este proyecto tenía que ser global y que el estigma es transcultural a pesar de las diferencias más locales. También nos interesaba adentrarnos en la vida de mujeres con estudios en ciudades: la premisa de la que partíamos es que el acceso de la mujer a la educación es el factor determinante en este cambio de paradigma de las relaciones. Con la educación se abren las puertas a las opciones, el hombre ya no es el proveedor, y la mujer ya no necesita ser legitimada a partir de una relación que embellezca su “imperfección”. Sin embargo, la potencialidad de un nuevo modelo amenaza la permanencia de un status quo social y económico.
De esta manera, buscamos mujeres en estos lugares que pudieran ser cualquiera de nosotras, en una franja de edad similar (de 30 a 40, donde se supone que todavía eres “útil” para la sociedad porque todavía eres fértil), y que la soltería, escogida o no, jugara un papel activo en sus vidas, fuera por las preguntas que se hacían, por su voluntad de encontrar pareja, por la presión familiar y social que recibían o por la personal, que es, lamentablemente, bastante común.
Dos de las protagonistas, Yang y Shu, son de Shanghái. ¿Por qué decidisteis meter dos mujeres de esta ciudad?
Muy buena pregunta, quizás es extraño que haya una única ciudad con dos historias. Cuando estuvimos investigando nos dimos cuenta que en China hay dos grandes temas en relación a la soltería femenina. Por un lado, la presión enorme que tienen las mujeres solteras, a quien las llaman mujeres sobrantes (Sheng nu) a partir de los 27 años. Estas mujeres reciben la presión sobretodo de sus familias, que a la vez ven cómo toda la propaganda gubernamental las insulta sin reparos. Y en China el respeto a la familia es un valor aún muy fuerte, heredado del Confucionismo. Así que estas mujeres terminan muchas veces casándose sólo por hacer felices a sus padres.
Por otro lado, la mujer en las grandes ciudades de China ha entrado en el mercado educativo y profesional desde no hace tanto tiempo. Y una vez estas mujeres se independizan y empiezan a tener una vida y sueños propios, chocan mucho con los valores tradicionales con los que el hombre ha sido educado. En estas ciudades quizás se ve más clara la distancia entre hombres y mujeres, que buscan perfiles completamente distintos. Hay un enorme desencuentro entre los y las jóvenes. Para nosotras era muy importante contar las dos caras de lo que está pasando en las ciudades chinas, y vimos interesante poder seguir a dos chicas, muy similares pero que representan esas dos realidades. Es una realidad lo suficientemente compleja como para poder explicarla con una sola voz.
¿Por qué creéis que están menos estigmatizados los hombres solteros que las mujeres solteras en la sociedad actual?
La sociedad actual está regulada por el patriarcado, así que ya con esta base es esperable que la mujer siempre sea la “culpable” o la “responsable” de una situación que es más sistémica. Esto se ve perfectamente en China por ejemplo, donde con una población femenina inferior a la masculina (por la vieja política del hijo único) es la mujer soltera quien recibe el adjetivo de “mujer sobrante” y no el hombre. O en Turquía, que vemos al presidente Recep Tayyip Erdoğan insultando a las mujeres que no tienen hijos llamándolas “media mujer”.
Pero también en el documental reflexionamos sobre el estigma que hemos interiorizado las mujeres. Nuestra generación, la nacida entre finales de los 70 y 80, hemos crecido con la idea del amor romántico. Y este amor romántico, como apunta Eva Illouz en el documental, se basa en parte a que la mujer es valorada por el amor que es capaz de generar en el otro. Somos el objeto del amor. Por lo tanto, no tener ese amor del otro significa haber fracasado de algún modo. Aquí es dónde la mujer termina siempre preguntándose qué ha hecho mal o qué hace mal por no tener pareja. Esta es la pregunta equivocada que nos gustaría cambiar.
Respecto a las parejas que no tienen hijos, ya sea por decisión propia o porque no pueden, ¿pensáis que sufren también presión de alguna forma?
El cuerpo de la mujer sigue siendo de dominio público. Todas las regulaciones sobre la maternidad en tantos países demuestran ese poder sobre la mujer y su cuerpo. Y la mujer sigue siendo la única capaz de traer vida en este mundo, es su principal función. No tener hijos sigue siendo visto como un fracaso en la gran misión vital de la mujer. No hace tanto que empezamos a leer artículos de mujeres contando sus experiencias de abortos espontáneos y siempre cuentan la vergüenza y el silencio de sus seres queridos.
No querer o no poder ser madre es tabú aún hoy en día. Por suerte cada día hay más y más mujeres que se atreven a compartir sus experiencias y nos ayudan a crear otra narrativa entorno a la mujer. Manu, una de nuestras protagonistas, expresa muy bien esa narrativa, que se autoculpabiliza en una de las escenas del documental.
Una de las afirmaciones más contundentes de la película es la del demógrafo Albert Steve: “”Los hombres buscan una mujer que ya no existe. Las mujeres buscan un hombre que aún no existe”. ¿Estáis de acuerdo con él?
Esta afirmación nos sorprendió muchísimo en su momento y vemos que es una de las frases que más impacto tiene en el público cuando ven el documental. A lo largo del documental intentamos desgranar esta idea, que para nosotras es bastante la clave del desencuentro que hay hoy en día entre hombres y mujeres. Pensamos que, si entendemos que el hombre ya no tiene que validarnos como mujer, como sucede en el amor romántico, y los hombres entienden que ya no tienen que ser los príncipes azules o los proveedores del bienestar y la seguridad, entonces podemos abrir un diálogo de igual a igual y empezar a crear juntos otra manera de relacionarnos, más libre, sin ese peso de los egos autoafirmándose en base a una tradición que ya no puede vivir en una sociedad como la de hoy en día.
Huelga feminista del 8M
En la película llegamos a ver imágenes de la Huelga Feminista del 8M en Estambul, ¿cómo vivisteis vosotras esta jornada?
Estas imágenes son las únicas de Estambul que las grabó la directora local con la que hemos trabajado todo el documental. Ella ha sido una pieza clave para encontrar la historia que queríamos contar. Tanto en China como en Turquía, al no ser nuestros países de residencia, y por respeto a una cultura que nos es ajena, quisimos trabajar con periodistas y productoras locales para que nos ayudaran a entender sus realidades. Esa manifestación, por suerte, no terminó en disturbios. Pero muchas de estas mujeres, incluida Melek, nuestra protagonista, arriesgaron mucho por el hecho de estar allí.
Es sorprendente cómo ha cambiado el ambiente en Estambul en estos últimos años. Incluso nosotras, que fuimos a investigar hace tres años, hoy día nos parece una ciudad completamente transformada, donde la mujer se ve cada vez más ahogada en un sistema que va robándole sus derechos y el respeto a pasos gigantes. Para nosotras es la historia más triste pero también la más valiente. Estas mujeres son unas diosas, unas auténticas luchadoras.
Al ser dos directoras, ¿cómo os habéis dividido las labores del filme?
Ser dos directoras, y también productoras en este caso concreto, es un tándem maravilloso porque la energía siempre está arriba. En estos cuatro años y pico desde que empezamos ha habido bajones importantes, momentos en que una u otra pierde confianza, se hace preguntas que, sin la otra, hubieran paralizado el proyecto. Ha sido un regalo poder ser dos almas apasionadas que se iban contagiando la pasión mutuamente, ¡y eso a miles de kilómetros de distancia muchas veces!
A nivel formal, Ariadna ha llevado la cámara en la mayoría de rodajes y Mariona se encargaba de atender las situaciones que grabábamos. Son muchos años y tenemos una simbiosis muy bonita donde cada una sabe perfectamente lo que piensa la otra cuando estamos en acción. A nivel guion, han sido horas y horas interminables de divagar, cuestionarnos la una a la otra, siempre con la certeza de que llegaríamos a un punto común que sería el bueno porque ha pasado por mucha reflexión. Ser amigas y esencialmente apoyarnos ante la duda (¡un documental de este calibre comporta mucha duda!) ha sido clave.
¿Cómo fue el rodaje? ¿Hubo mucho que descartar en el montaje final?
En el montaje final lo que más hemos descartado han sido las entrevistas a muchos otros expertos que nos ayudaron a entender más el fenómeno pero que vimos que no cabían en el documental. Al principio entrevistamos a otros demógrafos, sociólogos e incluso a directivos de páginas de citas online, ¡y hasta a un cura! Estas entrevistas nos han forjado nuestro punto de vista a la hora de escoger y editar las historias.
En cuanto a la edición han sido casi seis meses de trabajo intenso. Muchísimo trabajo con traductores, ya que había dos países con lenguas que no dominamos, y mucho trabajo para hilar todas las historias en una de sola, esto ha sido quizás lo más difícil para nosotras.