“Sistema” (BCore) es el quinto disco en solitario de Joan Colomo
A mi cita con Joan Colomo en un café de Malasaña llegué convencida de que Sistema (Bcore, 2016), su nuevo álbum, es un buen trabajo. Canciones como la nihilista “Nada”, la genialidad de “Núcleo duro” o el porte eléctrico de “Eclipse de sol” son de esas que entran a la primera, enganchan a sucesivas escuchas y se quedan merodeando por la memoria para terminar asentándose en la reflexión. Este, su quinto disco en solitario, grabado por Santi García y con colaboraciones de músicos como Marc Clos (Nueva Vulcano), Guillem Caballero (Maria Rodés), Abrià Bauzó (The New Raemon), muestra la habitual faceta irónico-descriptiva a la que ya nos tiene acostumbrados el catalán con sus letras. La diferencia esta vez es que el registro acústico prevalece acertadamente sobre el eléctrico, aunque seguimos encontrando pasajes cargados de matices envolventes y condescendientes que no sobran.
Durante nuestro encuentro, descubrí a un Joan Colomo escéptico e inconformista consigo mismo. La autocrítica vence en las vicisitudes interiores del compositor, y su timidez, unida a la modestia y a la humildad, consiguen que parezca que se desprende de su propio trabajo. Muestra una actitud totalmente contraria a la que se acostumbra a ver en los días de promoción de un disco. Y no es que Colomo eche por tierra su propia labor, es sencillamente que tiene la honestidad de confesar sus debilidades e inseguridades con una desfachatez que asombra. Es por esto que Sistema cobre ahora un valor todavía mayor. Se trata de un disco que podría quedarse huérfano a manos de su propio creador, un treintañero que se siente un outsider y desde hace años le canta a la realidad con una guitarra.
Este nuevo álbum pone de manifiesto las contradicciones que habitan en ti como músico, pero imagino que también como persona… ¿Cuál es de todas ellas la más evidente? Creo que, enlazándolo con alguna de las canciones, habla de las contradicciones en algunas ideas , el discurso que se utiliza para ellas y cómo una cosa que crees como una verdad absoluta al cabo de un tiempo la ves diferente y todo cambia. A nivel musical, quizás más que de contradicciones hablaría de contrastes. Me gustan los contrastes, jugar con la polaridad de las cosas. Al final te das cuenta de que, casi con todo, te vas contradiciendo a ti mismo constantemente.
Pese a este devenir mental y conductual, ¿son canciones con las que te identificas, ¿no? Sí, y además como al final colaboras con gente para darle forma ya ves matices que no son tuyos y lo aprecias mejor; gracias a eso consigues salirte un poco de ti y te aporta una perspectiva diferente de las cosas. A mí me cuesta apreciar lo que he hecho yo y no se me da bien echarme flores.
¿Tiendes a infravalorarte? Bajo mi criterio creo que no me infravaloro, sencillamente me analizo tal y como soy, y no me tengo en buena consideración. Pero cuando lo veo desde fuera, gracias a lo que aportan a mis canciones otros músicos, sus instrumentos y su presencia, pues lo veo mejor. Cuando termino de componer una canción pienso que es la mejor y que la he clavado, pero esa satisfacción o sensación me dura muy poco tiempo.
No sabrías decirme entonces cuál es, para ti, la canción capital de Sistema… Te puedo decir la canción más completa a nivel de técnica y en cuanto a producción; canciones que veo que han quedado de una manera que me gusta mucho. Por ejemplo, “Tristesa”. En cuanto a las letras, es que me cuesta mucho estar convencido con ellas; quizás es porque no te acabas de gustar a ti mismo y entonces lo que dices no te gusta. Cuando comparo lo que escribo con referentes a los que admiro escribiendo veo que no se parece en nada.
¿Demasiada autocrítica, no? Bueno, si sirve para progresar en lugar de para machacarse tampoco está mal… No, no creas, no me sirve para intentar mejorar, porque sigo siendo un vago que hago lo que me sale sin más. Y no me gusto, pero tampoco hago nada para cambiarlo, así que me conformo con lo que hay y tiro para adelante. El motor que hace que me ilusione es que las canciones al final parece que sí llegan a la gente, y son ellos los que le dan el valor extra. Aquí es cuando todo esto empieza a tener sentido. La música es lo único que sé hacer.
Tu manera de hablar de ti mismo ahora, me recuerda a cuando en tus inicios tocabas de espaldas al público… Imagino que por esa timidez y esa baja autoestima… Sí, sí, en mis primeros conciertos con 16 o 17 años tocábamos de espaldas. Todo por pura timidez que cuesta desprenderse de ella pero que, a base de darle y de práctica, vas rompiendo barreras. De hecho, yo todavía a día de hoy no miro al público. Miro para adelante pero no veo nada…
Tienes un gran bagaje a tus espaldas con bandas como Zeidum, Moksha, La Célula Durmiente y The Unfinished Sympathy que podría ir quitándote los miedos… Sí, eso es verdad. Bueno y en cierto modo está siendo así. Gracias a esa trayectoria ya me enfrento más tranquilo a los directos, a las entrevistas… Años atrás me costaba muchísimo. Oye hay gente para todo, también los hay mucho más sobrados y salen al escenario con otro temple…
Bueno, el exceso creo que tampoco es bueno del todo… Yo también lo creo, nunca me ha gustado demasiado la típica soberbia de la estrella de rock
¿Sigues conforme con la etiqueta de “canción protesta” para tu música? Sí, quizás se trata solo de que prefiero esa etiqueta en lugar de otra. Entiendo que hay que clasificar las músicas y que se usan etiquetas, no tengo problemas con ellas y que cada cual lo juzgue como buenamente pueda.
¿Cuál es la principal reivindicación que realizas a través de este disco? Este disco tiene un punto existencialista y, quizás más que reivindicar, lo que hago es describir la realidad en su totalidad.
Temas como “Un Nantes y un después” o “Menos es Marx” reflejan una crítica bastante incisiva Bueno, yo me dedico a hacer canciones, escribo letras, pero en realidad tengo pocas ganas y poca necesidad de explicar cosas. Lo que pasa es que la música para mí lo es todo y he acabado haciendo canciones con letra que tratan sobre diferentes temas. A veces me veo forzado buscando cosas qué decir, pero realmente yo no quiero decir nada.
En el disco encontramos temas en castellano y en catalán… ¿es esta dualidad lingüística una reivindicación en sí misma? La verdad es que con el tiempo empiezo a verlo desde ese punto de vista, pero en un principio es algo natural para mí. En las bandas que he tocado a lo largo de mi vida las canciones han sido siempre en inglés, pero cuando di el paso a hacerlo en mi idioma yo me di cuenta de que mi idioma era tanto el catalán como el castellano, exactamente al mismo nivel. Luego, es curioso porque sin pensarlo, hay canciones que me salen instintivamente en castellano y otras en catalán; supongo que será algo que está ahí en mi subconsciente y hay temáticas que, sin saber por qué, me llevan a escribir sobre ellas en un idioma o en otro. También es verdad que, aunque son lenguas muy parecidas, tienen musicalidades muy distintas.
“Qué hago yo aquí, qué pretendo transmitir, qué pretendo construir…”. Así dice la letra de “Nada” con la que abres el álbum. ¿Muy poco alentador para empezar no? Es toda una declaración de intenciones. Este tema lo hice cuando ya tenía el grueso de canciones y estaba ya terminando de grabar las voces, el disco estaba acabado y salió. Escribí las frases sabiendo que así era cómo quería empezar el disco. Se llama “Nada” porque en realidad no hay nada… bueno, esto ya son cosas que uno piensa, tus propias películas… Por otro lado hice “Tot” (“Todo”) para compensar un poco con un mensaje un poco optimista, que es la que cierra el disco y con la que me critico a mí mismo. En ella hay una frase que dice: “si dejas todo para mañana, al final todo se convierte en nada”.
¿Crees que tu mensaje llega al público tal y como quieres que lo haga? Posiblemente no porque son ideas que ni yo mismo tengo claras, son como pinceladas que uno piensa, tampoco son ideas perfectamente estructuradas y expuestas para que la gente las entienda. Pero sí que es verdad que hay personas que las comprenden bien e incluso pillan más significados de los que yo no soy ni siquiera consciente.
Con respecto a trabajos anteriores, en Sistema está más presente el registro acústico ¿es la manera más directa de lanzar tus mensajes? En verdad todas las canciones nacen de una guitarra y una voz, y luego yo las visto en el estudio. Quizás en el disco anterior sí que había más guitarras eléctricas, pero la esencia no cambia y siempre intento mantener alguna canción sin vestir. Aunque tengo que decir que una de las cosas que más me apasiona de esta profesión es el trabajo en el estudio, la producción de una canción… Tengo un poco de horror vacui y me encanta poner más cosas y detalles. Es lo que más me divierte.
Hay un gran contraste en el disco entre la candidez sonora de muchos de los temas, y la grandilocuencia de otros, como por ejemplo “Calidoscopi”… ¿Una vez más buscando el equilibrio? Sí, a base de hacer discos te das cuenta que está bien tener canciones que van a la raíz y que están menos revestidas, porque además a muchos conciertos voy yo solo, sin banda, y eso se agradece porque no se echa nada en falta. Santi García, que me ha grabado el disco, me ha ayudado bastante a la hora de adquirir esta perspectiva. Con “Calidoscopi” he mantenido la guitarra y la voz que había en la maqueta y a base de detalles de estudio ha ido cogiendo otra dimensión. De repente le hemos puesto una marimba, una melodía al inicio y ya cambia. Y un detalle de esta canción, que a lo mejor no se aprecia tanto, es que mientras la guitarra hace un 3×4 la batería hace 4×4, otro ritmo completamente diferente. Son pequeñas cosas que los músicos sí detectan, detalles que a priori no concuerdan pero que hacen que para mí la canción ya tenga más sentido.
Me llama la atención cómo la sencillez que desprendes como persona, luego en el estudio se convierte en una minuciosidad profunda hacia el detalle… Hay procesos de grabación que son un infierno, y hay veces que te tiras dándole vueltas a la misma canción mucho tiempo hasta que le encuentras el rollo. Yo no soy nada perfeccionista, además cuento con un tiempo determinado en el estudio y si lo que sale de ahí no me gusta sigo para adelante igualmente. No tengo otra opción. Además, yo no me voy a poner a regrabar el disco como mucha gente hace. Mi premisa desde hace mucho tiempo es “tirar para adelante y vomitarlo todo”, y si no me gusta lo que sale, ya lo intentaré hacer mejor en el próximo trabajo.
¿Pero cada cosa tiene su momento no? ¿te conformas con algo que no te convence y que va a quedar ahí? Me fastidia la sensación de no soportar una canción pero tener que meterla en el disco porque tienes que llenarlo, tienes que completarlo.
¿Y en Sistema hay alguna de esas canciones insoportables para ti? En este disco, a partir del tema siete u ocho empezaría a recortar, salvo la última. Hay algunas canciones que sí, que veo que son un trabajo digno a pesar de que a lo mejor se han hecho de una manera más rápida, pero otras no.
Pues dos de los temas que más me han gustado están en ese bloque que eliminarías: “Núcleo Duro” y “Eclipse de sol”, ¿sorprendido? Con “Eclipse de sol” no, porque el técnico de sonido también me ha dicho que es su favorita. A mí en cambio hay dejes en esa canción que no me gustan, igual son cosas que solo veo yo. El timbre de voz no me convence, algunos fragmentos de la letra me chirrían… pequeños detalles que hacen que no vea pleno ese tema y ya le pongo la cruz a esa canción. Pero bueno, esto es lo que he hecho. Tampoco pretendo hacer una obra perfecta, yo voy haciendo canciones y las voy dando forma porque es lo único que sé hacer.
La ironía y el humor son tus herramientas en el plano conceptual… ¿es algo que fluye en ti de manera natural a la hora de escribir? Supongo que es una manera también de esconderme, de defensa. Y por otro lado, estoy convencido de que el humor y la ironía son cualidades necesarias para afrontar la vida, porque ya hay bastante seriedad y tragedia en ella. Además el humor también ayuda a rebajar un poco la solemnidad de un tema, yo no pretendo pontificar, ni sentar cátedra, ni dar un discurso…
¿A quién va dirigido Sistema? Cuando pienso en esto, realmente me doy cuenta de que no sé quién es mi público objetivo. Me cuesta hacerme una idea porque es variopinto, sé que hay una fracción del público más intelectual, por otro lado me he dado cuenta de que conecto mucho con el público infantil. Un montón de padres me cuentan que a sus hijos les gustan mis canciones y este tipo de cosas, que me encantan, me ha llevado a hacer cosas para niños. También es verdad que, como me suelen decir, tengo un rollo un poco naif e ingenuo y quizás sea eso lo que me lleve a conectar con ellos. Aunque yo pienso que tiene más que ver con la musicalidad, los niños tienen unos oídos todavía sin contaminar demasiado. Es curioso y para mí súper bonito.
¿Qué va a descubrir el público de nuevo en ti a través de este disco? A pesar de que siempre estoy diciendo que no sé escribir o que no quiero escribir, igual a base de hacer entrevistas me voy dando cuenta de que hay personas que disfrutan con las canciones y las interpretan. Eso me anima a ir poco a poco aprendiendo la profesión y quizás con el tiempo consiga explicar cosas interesantes.
¿Crees que todavía no lo has conseguido? Espero por favor que no. O bueno, sí, pero que me quede todavía un largo recorrido para ir evolucionando porque si no es cuando realmente ya no tenga sentido esto. El creativo, músico, artista o llámalo como quieras, que repite una fórmula hasta la saciedad no me resulta interesante, no quiero eso para mí.