Sobreviviendo a la ausencia es la nueva exposición de Misterpiro que presenta la Galería Kreisler. Algunas de las obras forman parte de trabajos que el artista produjo en su casa durante el confinamiento. Esta situación nos trae obras más pequeñas pero plagadas de la amplia gama de colores tan característica del artista.
Al entrar a la Galería Kreisler en Madrid, vemos como el color se ha apoderado de las paredes de la sala. Misterpiro muestra en Sobreviviendo a la ausencia cuadros con elementos que se salen de la pared a la tercera dimensión . Ha jugado con la incorporación de neones, planchas con formas orgánicas o incluso vegetación en una de ellas. Junto con estas obras encontramos láminas más pequeñas, que el artista planteó en su casa durante el 2020 volviendo a lo más básico y sencillo. Un diálogo entre piezas complejas y trabajos más frágiles. Ha suprimido en ellos capas y gestos, eliminado formas y colores, para hacernos reflexionar sobre la pérdida de libertades que nos ha afectado a todos.
El título de Sobreviviendo a la ausencia ya nos habla un poco de la reducción de recursos a la que muchos artistas se enfrentaron en el 2020. ¿Puedes contarnos ese desarrollo en el proceso creativo? ¿Cómo volver al ruedo después de que nos hicieran pararnos a todos?
Por lo general a los artistas, o a la gente creativa, nos ha pasado a la inversa que al resto de la sociedad. Sí que ha habido una reducción de recursos económicos, en cuanto a ofertas de proyectos o clientes, pero por otra parte hemos tenido el recurso más valioso a nuestra disposición: el tiempo. Tiempo y libertad para desarrollar todas las ideas y proyectos que teníamos en mente, hemos podido crear sin prisa. En mi caso, por ejemplo, he estado súper concentrado sin tanta distracción y he hecho más “ensayo-error” que nunca, probando materiales y técnicas nuevas para mí. Así que por suerte no he tenido esa sensación de vuelta al ruedo en ningún momento… De hecho todo lo contrario, no he parado, ahora mismo necesito unas vacaciones.
Pasaste por graffitis, murales y mezclaste la técnica de la acuarela. En general la obra que más vemos son piezas de gran formato, ¿qué tal es reducirse al bloc de dibujo y producir en más pequeño?
No son tan grandes si las comparas con un mural (se ríe), pero sí … es lo más parecido que puedo hacer desde mi estudio. Las piezas grandes me dan mucha libertad de movimiento, la forma de trabajarlas me recuerda mucho a pintar en la calle, coloco todos los bastidores en el suelo y empiezo a pintar, casi me permite hacer ejercicio.
Con las piezas pequeñas es todo lo contrario, pero es una manera de trabajar con la que disfruto mucho, me siento, me relajo y me concentro al máximo, cambio de materiales y de técnicas, hasta necesito cambiar de música, pero intento que el registro y el acabado de la obra sea similar a las piezas grandes. Me permiten equivocarme más fácilmente y hacer pruebas y experimentos porque normalmente son papeles y piezas fáciles de guardar o almacenar. Por ese motivo siempre son las piezas mas frescas donde casi siempre surgen las ideas nuevas, que luego desarrollo en piezas más grandes o murales.
Siempre color y una gama de colores que desprenden alegría y positividad. Sigues por el mismo camino al incorporar elementos más escultóricos, vemos neones, vegetación … ¿Nos hablas un poco de este paso ?
Siempre me gusta hacer colaboraciones con otros artistas, sean de mi disciplina o no, pero en realidad cuanto más se alejan de mí mejor. Como arquitectos, cocineros, músicos, artesanos, cristaleros o artistas florales. Cuanto más rara es la colaboración o la intervención en la pieza mejor, más disfruto. Me gusta llevar mi obra a un punto muy alejado de mi imaginario, que se salga de la bi-dimensionalidad del mural o del bastidor corriente pero sin perder mi esencia.
Lo mejor de esto es que puedes llegar a imaginártelo hasta cierto punto, pero como dice un buen clickbait; el resultado te sorprenderá. A veces son errores porque no suelo hacer boceto y lo voy construyendo sobre la marcha, pero la mayor parte de las veces acaban siendo piezas que no te imaginarias.
Sobreviviendo a la ausencia crea un universo para escaparnos de la nueva normalidad, ¿cómo es el universo en el que tu escapas?
Tengo claro que se parece mucho a la vieja normalidad… Todos estos meses me he estado “escapando” a mi estudio, ha sido un refugio en el que para mí todo seguía siendo igual, paradójicamente es el espacio en el que más libre me he sentido en el momento en el que menos libres estábamos siendo. Quizás por eso no he abandonado la parte cromática más fuerte y viva, porque me recuerda a cómo era todo antes.
Sobreviviendo a la ausencia puede visitarse hasta el 15 de abril en la Galería Kriesler.