CLINT EASTWOOD DIRIGE A BRADLEY COOPER CON FERVOR Y PATRIOTISMO YANQUI
Los francotiradores siempre han levantado ampollas. Para algunos son simples asesinos a sangre fría que atacan por la espalda y a larga distancia, para otros héroes que han permitido que muchos compañeros suyos vuelvan sanos y salvos a casa, aparte de miembros destacables de cualquier ejército por su patriotismo y ferviente entrega. Pues bien, no cabe duda que a este segunda denominación es a la que se aferra el viejo zorro Clint Eastwood para llevar a la gran pantalla la autobiografía de Chris Kyle, francotirador americano y gloria nacional allende los mares. Conocido por sus enemigos como ‘El diablo de Ramadi’ y por sus colegas como ‘La layenda’, Kyle (Bradley Cooper) nunca volvió a ser humano tras sus vueltas de Irak. Cuatro fueron los ‘tours’ al país asiático como parte de los Navy Seals y tras los terribles atentados del 11-S, y cuatro las veces que volvió con vida hasta que un loco veterano de guerra le quitó la vida en febrero de 2013. Pues bien con este argumento, Eastwood se vuelve a marcar un dramón de enjundia, de esos que tanto gustan a los americanos por su patriotismo corriendo por las venas y que sin un presupuesto para tirar cohetes o bombas, en este caso, no solo nos hace llegar una peli entretenida y bien hecha, sino que la coloca entre las nominadas a mejor película para los Óscar del próximo domingo. Una cinta aplaudida por la mayor parte de la crítica, relata con realista crudeza los hechos acontecidos en la antigua Mesopotamia y que sin caer en palmaditas gratuitas a la espalda, supone una película que gana en peso según pasan los minutos, pese a la simpleza de la historia en sí. No podemos volver a mirar igual a un Bradley Cooper que se sacude esa imagen de juguete roto de generación pasada o príncipe musculado de esa comedia loca y desenfrenada que tanto nos divierte, puesto que vuelve a demostrarnos que desde 2012 ha girado el timón de su carrera con papeles que no dejan a nadie indiferente. A su Pat Jr. (El lado bueno de las cosas) y a su Richie DiMaso (American Hustle), le suma ahora este Chris Kyle, al que calca en gesto y moral al frente de un reparto que perfectamente le da la réplica. Sienna Miller, como amante esposa (que no subyugada) saca esa sensibilidad que parece va perdiendo Kyle, según se va acercando su hora. Una hora que no solo resuelve con maestría Eastwood, sino que enmarca y pone perfecto broche a una película que sabe separar lo que es política y lo que es realidad. Ennio Morricone para su mínima banda sonora, el guion de Jason Hall y la clara diferenciación entre ovejas, lobos y perros ovejeros, como sencilla justificación del trabajo de francotirador, lo petan todo.
Hoy, viernes 20 de febrero, ESTRENO