ENTREVISTAMOS A JOE CREPÚSCULO
Joël Iriarte, o lo que es lo mismo Joe Crepúsculo, sigue haciendo su particular camino al andar. Poco hemos de decir sobre él que no sepa ya media España. Supercrepus, Escuela de zebras, Chill out, Nuevo Ritmo… Cuatro años y cuatro discos para un artista que goza de una libertad y talento innato para ejecutarla realmente envidiables. Enamoradizo, descarado, dotado de la interesantísima cualidad de cambiar de piel musical y seguir siendo él mismo, charlamos con Joe sobre su ya quinto y último álbum “El Caldero” (Mushroom Pillow,2011), primer trabajo para el sello de la almohada y un nuevo giro de tuerca pop en el universo crepúsculo.
¿Qué ingredientes nos ofrece éste Caldero para tener que ir corriendo a por él a la tienda? ¿Por qué es el mejor de todos? “Bueno, es el disco en el que más he trabajado y he buscado controlar cada detalle, tanto en el sonido como en las letras, además de querer darle una forma determinada, así como punzona y pop a la vez. Como es el último es mi favorito y en el que más he volcado mi cariño y apetencia, se podría decir que es un trozo de mí”.
Pues ciertamente el trabajo se nota. En “El Caldero” desaparece prácticamente el tecno pop y lo latino y hace acto de presencia una batería oscura y mate rodeada de tintineantes platillos. Más orgánico y depurado que anteriores, no pierde ni un ápice de frescura tanto en los teclados como en las letras marca de la casa, que vuelven a provocar tantos tarareos espontáneos como sonrisas cómplices.
Has tocado tu mismo todos los instrumentos del disco y no tienes colaboraciones como en anteriores ocasiones, hasta en la portada estas bien metidito hasta el borde haciendo chup-chup: ¿Has sentido la necesidad de hacerlo todo tú sólo? “Lo he tocado yo todo. Había una canción con una guitarra de Sergio -Thelemáticos- pero la terminé quitando, no por la guitarra sino por cuestiones del conjunto del disco. Por otro lado, tal vez sí que me apetecía poder manejar toda la maquinaria de la que está formada el disco, tanto instrumentos, como mezcla y todo eso”.
Esta vez te tomaste bastante tiempo en componer, grabar y buscar ese sonido específico que nos cuentas, ¿qué o quienes te inspiraron en el proceso creativo? “En verdad, me he tomado lo mismo que para cada disco, que es un año. No sé quién participó en el proceso inspirativo, pues todo esto de las influencias creo que es una patraña, que uno cita lo que le gusta decir que le gustaría que le influenciase, yo de esto no tengo ni idea, voy haciendo lo que me gusta de la manera que sé hacerlo”.
Amores y desamores, escenas costumbristas, pasiones… siempre con esa chispa y desparpajo como la que le lleva a cantar en “Amor de fuego”: “Yo no me quiero acostumbrar a pensar en ti antes de irme a dormir, y q me hagas girar como a la máquina de kebab. Y si el fuego que hay dentro de ti me llega a quemar alguna vez, ah, eso está por ver…”.
Mas allá de metáforas y surrealismos: ¿Cuánto de autobiográficas son tus letras? “Muy poco. Me gusta pensar en situaciones, obviamente todos hemos sufrido amores y desamores y tal vez eso sea la llama que encienda la creación de momentos ficticios para crear todas estas historias”
“La Sagrera”, “Si tú te vas”, “La fuerza de la vida”, “Enséñame a amar”, “Una semana con los polis” una de las más gamberras y canallas del disco. A Joe Crepúsculo hay que escucharlo así, sin prejuicios, libre… sintiéndote un jovenzuelo dolido esperando que llegue la primavera. No tendrás muy fácil con qué o quien compararlo. Y ahí radica precisamente su magia.
Una pregunta un poco más personal, sincera y de buen rollo: ¿Qué le dirías a un tipo como yo que no te tomó muy en serio al principio y ahora cree que eres imprescindible en la escena? “Para empezar, que me alegra que hayas dado este paso. Me imagino que mucha gente ve mi música como una broma o que la odian por lo que sea, todo esto es normal, porque es necesario que haya diversidad. De hecho, en el momento de empezar no sabía que podría tener tanta gente que apreciara mi trabajo y ahora, todo esto de formar parte de algo musical es para mí como un sueño”.
Pues eso. El Caldero.