Javier Bardem vuelve a actuar bajo las órdenes de Fernando León en El buen patrón.
El buen patrón supone la tercera colaboración entre el actor y el director tras Los lunes al sol (2002) y Loving Pablo (2017). Una ficción sobre el mundo laboral a medio camino entre la comedia y el drama.
El próximo viernes, 15 de octubre se estrena en nuestros cines El buen patrón. La película llega tras ser aclamada por crítica y público en el Festival de San Sebastián. Y tras ser seleccionada por la Academia de Cine para representar a España como Mejor película internacional en la próxima edición de los Premios Oscar (el 21 de diciembre sabremos si está nominada).
El primer trabajo entre Javier Bardem y Fernando León, Los lunes al sol, ya fue seleccionado para tal fin en 2002 tras arrasar en los Goya con cinco premios (incluyendo mejor película y mejor director, los dos más importantes).
Tras decantarse por el documental (Política, manual de instrucciones, 2016, donde el cineasta siguió a la cúpula de Podemos durante año y medio) y el biopic (Loving Pablo, 2017, donde Javier Bardem encarnó a Pablo Escobar en su segunda colaboración con el director madrileño), Fernando León de Aranoa regresa a la ficción pura y dura con El buen patrón.
Casi veinte años después, el propio León describe su nueva película como “el contraplano de Los lunes al sol. Su reverso tenebroso”. Aquella hablaba de desempleo, pero también de lucha social y solidaridad. Ésta habla de empleo precario, de ruindad y de bajeza moral. En aquella Bardem era de los “buenos”, y en ésta de los “malos”.
El mal jefe, El buen patrón
El protagonista es Blanco (Bardem), el propietario de una empresa de balanzas industriales. La comisión que decidirá si le otorgan el premio a la excelencia empresarial está al caer, así que su tarea es limpiar la mierda de su chiringuito antes de que se planten allí.
Déspota pero educado, explotador pero amable, perfecto conocedor de las reglas del juego. Dispuesto a cruzar las líneas rojas que hagan falta, pero con la sabiduría para no verse salpicado. Todo un cacique de provincias en una suerte de visión moderna de Los santos inocentes. Un papel hecho a la medida de Javier Bardem, capaz de dotar de humanidad y credibilidad a un personaje al borde del maniqueísmo y la caricatura. Su excelente interpretación, sin duda, es lo mejor del filme.
El guion se pierde entre el drama y la comedia. No supone la crítica social pura y dura de las películas que encumbraron a León (Barrio, Los lunes al sol, Princesas…). Tampoco la comedia que tan bien lució en su ópera prima (Familia). La tensión se diluye con los toques de humor, que tampoco son para echarse a reír debido a la gravedad de las situaciones que describe. En cualquier caso, la cotidianeidad de lo expuesto hará sentirse identificado a cualquier espectador que haya tenido un mal jefe, que es al fin y al cabo de lo que trata El buen patrón. El viernes que viene en cines.