Dockers by Rebeca Khamlichi colaboran en una colección especial para coleccionistas de moda y arte.
En 1986, Dockers pasó a la historia de la moda por crear un look alternativo al clásico traje masculino, uniforme laboral y formal durante el siglo XX. Y ahora su objetivo es pasar a la historia del arte contemporáneo madrileño. Para ello ha iniciado una serie de colaboraciones con algunos de sus artistas más representativos del presente.
Para esta apuesta, Dockers ha contado con la firma de 3 artistas madrileños: Dani Ferrer, Spok Brillor y Rebeca Khamlichi.
Cada uno de ellos ha intervenido con su arte algunas de las piezas más icónicas de Dockers. El resultado son 3 colecciones únicas formadas por 10 prendas. Estas piezas actualmente están expuestas en la tienda madrileña de Dockers en la calle Fuencarral, casi convertida en galería y taller de artista.
Pero además, el sábado es el día especial del artista colaborador y todos los clientes podrán conocerle, verle trabajar… y pedirle que customice alguna de las prendas de la colección que acabe de comprar. Dani Ferrer y Spok Brillor ya lo han hecho. Y ahora le toca el turno a Rebeca Khamlichi y su proyecto Dockers by Rebeca Khamlichi.
Rebeca Khamlichi estará en la tienda de Fuencarral de Dockers el próximo viernes, 6 de julio. El día perfecto para llevarte un 2 x 1, una prenda de vestir con rollo, y además una obra de arte con la firma de Rebeca Khamlichi. Todo en Dockers by Rebeca Khamlichi.
Seguro que conoces de sobra el trabajo de Rebeca Khamlichi, pero no está de más que demos unas pinceladas extras para ilustrar su carrera: Nacida en Madrid en 1987, Rebeca Khamlichi se define a sí misma no como una pintora, sino como “una forma de pintar”. Con un universo creativo amplio (que abarca desde los dibujos animados a la copla, el cine de Haneke o la iconografía religiosa del siglo XVII), ha conseguido hacer escuela con su estilo. El pasado mes de abril presentó su primer libro, Las hijas de Antonio López, que ha recibido una gran acogida en el público.
Y ahora la artista nos habla de su proyecto Dockers by Rebeca Khamlichi y otras movidas que tiene en mente:
No te defines como pintora, sino como una forma de pintar, ¿cuál o cómo es esa forma de pintar? (Risas)… Realmente yo nunca me he definido así. Alguien escribió sobre mí esa definición y a mí me pareció ingeniosa. Creo que se refería a que mis cuadros son muy reconocibles. La influecia de la cultura pop, el trazo muy pulido, los colores planos hasta parecer casi imprimidos, ciertos gestos naif… A todo eso ahora le sumo un mayor interés por el realismo que me lo ha dado el ilustrar mi primer libro “Las hijas de Atonio López”, que requería otro tipo de estilo.
¿Qué tal funciona Dockers como lienzo… como canvas? ¿hay unos tejidos que te funcionan mejor que otros? Dibujar en tela nunca es fácil. La pintura tiene sus propias ideas sobre lo que hacer cuando se le pone sobre una tela no especialmente tratada para recibirla. En el caso de Dockers, la calidad de los tejidos facilita las cosas, claro. Aún así hay que tratarlos para permitir la durabilidad de lo pintado. En mi caso opté por aplicar un producto que hace mejorar la consistencia de la pintura sobre la tela.
¿Cuántas piezas saldrán a la venta de cada prenda intervenida y con qué precio? Son once piezas entre pantalones y camisetas. Desde el primer momento Dockers quiso que, a pesar de que se tratase de prendas únicas excluisvas y pintadas a mano, el precio no fuera un impedimento para cualquiera que se quiera hacer con una de ellas. Así que sólo tienen un pequeño incremento de precio en relación al habitual. Si alguien quiere un Dockers by Khamlichi y se queda sin él no será por su precio!
¿Cómo ha sido el proceso desde hacer el boceto hasta que la prenda esté lista para el escaparate? Bueno, desde el primer momento tuve libertad de creación, asi que opté por integrar algunos de los fondos y colores habituales de mis cuadros en las prendas que me habían propuesto: dos de los básicos más clásicos de la marca. Lo bocetos giraron desde el principio en torno a eso, que resultaran familiares a las personas que conocen mi obra. Y a la hora de pintarlos opté por el acrílico, que es mi técnica más habitual, pero también por el spray, que le daba un acabado de prenda urbana que me gustaba mucho. Lo más complicado ha sido trabajar sobre una tela que no está pensada para hacer eso sobre ella y que además no tiene la tensión propia de un lienzo. Desde el boceto al escaparate lo más importante ha sido el extremo cuidado para la especialidad del soporte no se tradujera en una acabado no perfecto.
¿Qué imagen tenías de Dockers antes de hacer esta colaboración? ¿Y qué imagen tienes ahora de la marca? Dockers siempre ha tenido para mí una imagen impecable de eso que llamamos “arreglado, pero informal”. Un punto clásico que hace que un outfit Dockers nunca se pase de moda. Eso no ha cambiado, claro. Pero sí que he descubierto que la marca no tiene miedo arriesgar al incorporar artistas urbanos que revisen sus prendas más tradicionales. El contraste es impactante: spray y acrílico sobre la elegancia natural de una camiseta blanca perfecta o unos khakis.
¿En qué otros proyectos estás metida ahora mismo? En estos momentos estoy terminando de pintar el proyecto más grande (litealmente, grande en superficie), al que me he enfrentado en mi vida. Metros y metros y metros de grafiti que se podrá ver en el mejor festival de música de Madrid. Además estoy disfrutando de todo lo emocionante que me está trayendo el primer libro que he escrito e ilustrado y del que ya os hablaba al principio. También son las últimas fechas de visitar mi exposición individual “Entre un olé y un suspiro” en la Galeria La Causa de Madrid.
Ya sabéis, si queréis un auténtico Dockers by Rebeca Khamlichi nos vemos el viernes 6 de julio en la tienda Dockers de calle Fuencarral, 9 (Madrid). Rebeca estará en la tienda las 15 horas. Más info en la web de la marca. Os dejo también el Instagram de Rebeca por si queréis echar ojo.
Y AQUÍ puedes ver algún editorial de moda publicado en Neo2 con presencia de Dockers.
Fotos: Ion Leibar