Sastrería, deconstrucción y sensualidad. Tres conceptos que definen a la perfección lo que fue el desfile SS23 de Alexander McQueen.
El desfile de Alexander McQueen de su colección SS23 en la London Fashion Week nos ha dejado boquiabiertos con su discurso de deconstrucción del armario femenino y las sutiles referencias a uno de los diseñadores más controversiales de nuestro tiempo. Posiblemente esta colección tenga una o dos de los mejores looks de la temporada.
La colección se inspira en la humanidad y la conexión entre personas. Utilizando el ojo como un canal de identidad humana, una ventana de emoción y un símbolo de lo que nos hace únicos.
Si hemos estado atentos a la London Fashion Week, El desfile de Alexander McQueen ha tenido que ser uno de nuestros favoritos. Dirigido por su directora creativa, Sarah Burton, el desfile nos condujo a través de un hilo de la deconstrucción de pilares del armario femenino y la sastrería con una propuesta enfocada en tres conceptos esenciales: el corte, el drapeado y la puesta en valor de la silueta femenina.
El desfile más sexy de la London Fashion Week tuvo lugar en el patio del Colegio Naval de Greenwich; en una burbuja que emulaba ese ojo que nos hace tan únicos y emotivos. Sin ornamentación exagerada y con lo mínimo necesario para hacerlo uno de los desfiles más interesantes de la semana.
Vimos una gran cantidad de referencias a la obra del difunto diseñador. Entre ellas el uso del obras de El Bosco (concretamente de El Jardín de las Delicias en este caso), las cuales si recordamos bien fueron un punto muy fuerte en la colección póstuma de Alexander. También vimos un revival de los Bumster Pants, pantalones de tiro ultra bajo que enseñaban más de lo que sugerían… recalcando ese punto sexy de la silueta femenina.
Empezando a analizar las prendas del desfile de Alexander McQueen miramos primero a los vestidos. En todos ellos vimos una gran medida de deconstrucción (y no solo de vestidos: el vestido “Biker” es uno de los mejores de la colección), grandes volúmenes abullonados, cortes asimétricos, faldas largas, gran cantidad de cortes dejando ver piel y claro, muchos ojos estampados.
También en este departamento de la colección de McQueen vimos combinaciones de bodys con vestidos asimétricos de flecos en rafia pensados para fiestas de noche gracias a sus tonos en degradado metalizado… todo un triunfo dentro del desfile.
Pasando a la sastrería; cortes oversized, siluetas cuadradas, hombros anchos y chaquetas cropped, como un símbolo de estos tiempos . Y claro, no se puede obviar el uso de los pantalones Bumster en el look que emulaba un esmoquin deconstruido. El ojo también se dejó ver en los trajes con varios modelos de chaquetas con el estampado maxi en su torso.
En cuanto a los colores usados para este desfile, todo se mantuvo en una paleta muy clásica: blanco, negro, azul y rojo (claro, los colores del Union Jack); también hubo un poco de naranja como punto de contraste, pero en medida testimonial. Y para no hacer las cosas sosas, la colección de Alexander McQueen presentó una gran propuesta de accesorios en metal para contrastar con esta paleta tan clásica y aportar un poco de dialogo cromático.
Este desfile de Alexander McQueen bajo la dirección de Burton ha sido todo un logro gracias a su capacidad de tomar referencias del archivo del diseñador y referencias artísticas extremadamente específicas para darles una nueva vida con un nuevo mensaje. Fue una colección que, vista a primeras, resultaba muy oscura; pero ahí es donde esta su belleza.