El sector turismo, la principal opción frente a la crisis
Con la llegada del otoño, las vendimias y la recogida del níscalo, las bodegas se convierten en el paraíso habitual del nuevo turista, aquel al que le pirra recorrerse la geografía de bodega en bodega y tirar porque le toca. Según datos del año pasado, el turismo vinícola subió en un 6% sobre el año anterior, una buena noticia teniendo en cuenta la situación económica en la que nos encontramos. Son muchas las bodegas que han adaptado sus infraestructuras a este nuevo visitante, por lo que no nos es de extrañar que no sólo abran sus puertas como el Senado a finales de noviembre, sino que tiren de lo último en diseño y arquitectura para no perder comba en este incierto negocio. Una de estas bodegas es la que fabrica los vinos de Abadía Retuerta en Sardón de Duero (Valladolid), que ha tuneado la abadía del siglo XII, en su hotel/restaurante Le Domaine, un dos estrellas Michelín de referencia. Un bonito marco que, liderado por el chef Andoni Luis Aduriz, sigue acercándonos el gusto gourmet de viajar, viajar y viajar, por el simple y puro gusto de coleccionar botellas de exclusiva denominación de origen.