La exposición de Daniel Turner podrá visitarse hasta el 6 de abril en el Macs de Grand Hornu, un antiguo complejo industrial de carbón.
Daniel Turner lleva más de una década explorando la memoria contenida en los espacios industriales y en las llamadas instituciones totales, como hospitales psiquiátricos, fábricas o prisiones. Su trabajo parte de la recolección de objetos, materiales y estructuras abandonadas en estos lugares, que transforma o reduce a nuevas formas escultóricas.
Todas las imágenes: Compresseur, Daniel Turner. MACS, 2024-25 Foto: © IsabelleArthuis
Compresseur de Daniel Turner
Para su primera exposición en un museo belga, Compresseur, el artista estadounidense Daniel Turner ha trabajado con los restos materiales de la prisión de Forest, un antiguo centro penitenciario de Bruselas que cerró definitivamente en 2022. La exposición, organizada en el Macs (Musée des Arts Contemporains du Grand Hornu), sigue el método habitual de Turner. A través de un proceso de reducción y condensación, este transforma los objetos encontrados en nuevas piezas de una austeridad impactante. Para esta exposición, ha fundido los radiadores de la prisión, esenciales para la distribución del calor dentro del edificio, convirtiéndolos en dos pesadas barras de hierro que evocan la frialdad de la reclusión.
De la Prisión de Forest a la galería
La prisión de Forest, inaugurada en 1910, formó parte del sistema penitenciario belga basado en el modelo celular, cuyo objetivo era aislar a los reclusos en lugar de mantenerlos bajo vigilancia constante. Sin embargo, con el paso del tiempo, el centro se convirtió en un lugar de superpoblación extrema y condiciones degradantes. Sus pequeñas celdas, originalmente diseñadas para dos personas, terminaron albergando hasta tres internos en condiciones insalubres. En 2013, el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura la declaró un espacio inhumano para la vida en reclusión.
Es en este contexto donde Turner encuentra la carga simbólica de los materiales que rescata. La prisión no solo fue un espacio de encierro físico, sino también un sistema de circulación, donde el calor, la energía y la vida fluían a través de sus estructuras. Para Compresseur, Turner seleccionó los radiadores de hierro del centro penitenciario, elementos que en su día proporcionaron calor a celdas, oficinas, cocinas y zonas de visita.
“Cuando descubrí las primeras imágenes, pensé que era un lugar muy interesante. Me atrajo la carga emocional incrustada en el material, la manera en que los objetos fueron abandonados y posicionados. Todo ello me habló de inmediato.”
El proceso de reducción
Turner recoge objetos con una lógica casi arqueológica, examinando la historia material de cada sitio. “La base de mi práctica es arqueológica. Localizo un lugar, exploro sus restos, extraigo materiales y los clasifico”, afirma. Pero su aproximación también tiene algo de minería: “Busco objetos de interés visual, pero también aleaciones específicas de metales que pueda manipular o fundir. Pienso en cómo estos materiales fueron utilizados históricamente”.
Siguiendo esta metodología, el artista recogió unos cincuenta radiadores del ala principal de la prisión y los sometió a un proceso de fundición. El resultado es Radiator Bar, dos bloques metálicos de aspecto minimalista y de gran peso simbólico. Estos objetos condensan tanto el material como la historia del espacio del que provienen, llevando consigo la memoria de la prisión y sus antiguos ocupantes. “Creo que las acciones del pasado impregnan los materiales. Si estamos atentos, podemos captar ciertas frecuencias. Pienso en los materiales como testigos de lo que ha ocurrido en un lugar”, reflexiona Turner.
El artista trabaja con la idea de hacer visible lo invisible, revelando la atmósfera de los lugares a través de sus restos materiales. En Compresseur, el calor que una vez fluyó por los radiadores queda atrapado en estos bloques, ahora inertes, que evocan la dureza y el aislamiento de la vida en prisión. La transformación que propone Turner es, en cierto modo, una alquimia contemporánea, en la que los residuos del pasado son sublimados en una nueva forma de arte.
Daniel Turner y la arqueología del presente
Con Compresseur, Daniel Turner continúa su exploración de la memoria contenida en los espacios industriales y carcelarios. Su trabajo, cercano a una arqueología del presente, no solo preserva los materiales de estos lugares antes de su desaparición, sino que los transforma en esculturas que condensan el tiempo, la historia y la experiencia humana. A pesar de todo, su interés no es puramente documental: “Me atraen los materiales que todavía están ‘vivos’, que no han sido completamente enterrados por el tiempo”, explica el artista.
La exposición en el Macs invita a reflexionar sobre lo que permanece en los objetos, sobre la relación entre la materia y el recuerdo, y sobre la capacidad del arte para resignificar los restos del pasado. A través de su práctica, Turner se convierte en un intérprete de la memoria de los materiales, permitiendo que los fragmentos de un lugar marcado por el encierro hablen en un nuevo contexto.
La exposición en el Macs explora la memoria de los objetos y su transformación a través del arte. Daniel Turner reinterpreta los restos del pasado, dando voz a los materiales de un espacio marcado por el encierro. Más información sobre Compresseur aquí.