El Commonspoly es un juego de mesa cooperativo que propone cambio de mentalidad: si en los juegos de mesa tradicionales se compite individualmente para alzarse como ganador de la partida, en este juego de mesa los participantes tienen que encontrar formas de dialogar y de cooperar con el objetivo de alcanzar, a través de sus movimientos en el tablero, un mundo mejor.
Lizzie Magie, creadora de juegos de mesa profesional, patentó en 1904 The Landlords’ Game con el objetivo de poner sobre la mesa los peligros de prácticas monopolísticas en Estados Unidos. Años más tarde vendió la patente a Parker Brothers que bajo el nombre de Monopoly lo comercializó, convirtiéndolo en uno de los juegos de mesa más exitosos de todos los tiempos. El Commonspoly retoma el origen crítico del juego original para actualizarlo al contexto en el que hoy vivimos.
En el Commonspoly no existe un ganador individual, o ganamos todos o no gana nadie. En el tablero encontraremos cinco tipos de recursos: bienes urbanos como edificios abandonados o bibliotecas; bienes intangibles como wikipedia o centros socioculturales; bienes relacionados con la salud como hospitales o piscinas; bienes medioambientales como reservas naturales o granjas; y bienes comunes como cooperativas de consumidores o hacklabs. La dinámica de Commonspoly es sencilla: desprivatizar todos esos bienes y pasarlos de un modelo de gestión privado, a uno público y de ahí a uno común.
Pero no va a ser tan fácil como parece… En Commonspoly cada participante, al principio de la partida, cogerá aleatoriamente una ficha de personaje. Cada ficha representa un personaje distinto, y dependiendo de su posición en la sociedad, tendrá más o menos facilidad para acometer los cambios necesarios para un mundo mejor. Omar es un hombre heterosexual de clase baja con origen marroquí y sin papeles; Lisa es una mujer negra y lesbiana de clase media con papeles; John es un hombre trans blanco de clase media. Sus privilegios o la ausencia de ellos irán limitando o posibilitando distintos escenarios para cada uno de ellos. Esto ayuda a situar la reflexión sobre la capacidad de cooperación a un segundo nivel: ¿cómo cooperamos a pesar de provenir de culturas distintas, de clases sociales distintas, a pesar de encontrarnos en una situación de vulnerabilidad distinta?
ZEMOS98, la cooperativa promotora de esta edición del Commonspoly, afirma que ‘es un dispositivo lúdico para la introducción a prácticas en torno a los bienes comunes’. Además, nos recuerda que el propio desarrollo del juego ha sido colaborativo: “Commonspoly surgió como la propuesta a desarrollar en una mesa de trabajo de la última edición del festival ZEMOS98 , unas diez personas desarrollaron el funcionamiento básico en dos días y medio.” Desde entonces, ZEMOS98 ha publicado dos versiones de Commonspoly, pero también ha invitado a que otros lo modifiquen y lo adapten a sus deseos, necesidades y contextos. Commonspoly se puede comprar porque puede ser un buen regalo de Navidades, pero también se puede descargar gratuitamente en la web del juego.