La retrospectiva “COLAPSO. Máquina Célibe” del artista mallorquín Joan Morey, en Casal Solleric de Palma de Mallorca se extiende hasta el 6 de septiembre.
Las majestuosas salas de la planta noble y el patio columnado del Casal Solleric de Palma de Mallorca acogen la primera retrospectiva de Joan Morey en su Mallorca natal. COLAPSO. Máquina célibe se compone de conjunto de documentación y materiales, sonidos, voces y cuerpos que, en su colapso, ofrecen una panorámica de los últimos diez años de la producción artística de Morey.
La exposición en Casal Solleric es una adaptación de COLAPSO, un proyecto expandido que tuvo lugar simultáneamente entre 2018 y 2019 en varias localizaciones de Barcelona (Centro de Arte Contemporáneo de Barcelona – Fabra i Coats, Centro de Arte Tecla Sala en L’Hospitalet y la antigua cárcel Modelo).
Imagen Portada: performance COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
El display de este nuevo capítulo, COLAPSO. Máquina célibe, se asemeja al de los museos etnográficos: mediante una serie de vitrinas se muestran documentos y objetos diversos pertenecientes a seis proyectos de perfomance que han sido producidos entre 2007 y 2017. Pantallas de vídeo y collages de texto completan la instalación. Además, el patio del Casal Solleric alberga un programa continuado de audio con grabaciones de lecturas realizadas en vivo durante performances o bien utilizadas como bandas sonoras en diversos proyectos.
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
Joan Morey desarrolla su práctica artística a través de diferentes medios: performance, fotografía, piezas sonoras, video y obra gráfica. Su trabajo parte de un meticuloso proceso de investigacion de diversas fuentes procedentes de la literatura, la filosofía, la música el cine o la moda y que, mediante una cuidadísima puesta en escena, desencadena en performance que exploran la intersección entre teatro, cine, teoría filosófica, sexualidad y subjetividad.
Tras más dos décadas produciendo, el trabajo de Joan Morey aúna tres géneros fundamentales en las prácticas artísticas contemporáneas: la performance, a través de escenarios que se despliegan en el tiempo, en los que habitualmente participan cuerpos humanos y el propio público; la apropiación, tomando y reformulando textos, formas y estilos ya existentes, ya sea de fuentes literarias, clásicas o de la subcultura y la crítica institucional, con la que examina y aborda las ideologías y el poder de nuestras instituciones sociales, culturales y políticas.
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
Tal como apuntan Latitudes, comisarios de la muestra, “el subtítulo de la exposición se refiere a un enigmático artefacto que el artista Marcel Duchamp denominó machine célibataire (máquina célibe) y que aparece en su famosa obra El gran vidrio (1915-1923) en forma de varios componentes mecánicos y diagramas esquemáticos. Duchamp concibió la máquina célibe como un mecanismo imaginario en un drama inacabable de erótica conyugal y agonía. En alusión a otros dispositivos fantásticos y experimentos imaginados por escritores como Alfred Jarry, la máquina célibe produce una especie de flujo de deseo eterno. En 1986 el filósofo Gilles Deleuze y el psiquiatra Félix Guattari adaptaron este concepto en su estudio de los textos de Franz Kafka, en el que afirmaban que la naturaleza obsesiva y solitaria de Kafka no tenía nada que ver con la neurosis, el sufrimiento o el retraimiento, y que sus novelas no eran espejos del mundo, sino que la literatura de Kafka era una máquina célibe cuyos “ensamblajes” formaban unas conexiones sociales positivas y marcadamente políticas”.
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
COLAPSO. Máquina posible – Performance en Can Balaguer
Como parte de la exposición, tuvo lugar a finales de julio la performance COLAPSO. Máquina posible en Can Balaguer. Esta pieza reactiva la obra dramática de Morey TOUR DE FORCE (2017), específicamente el prólogo y uno de los actos, en el que dos de las intérpretes originales —una actriz como humanización del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y una bailarina que encarna la transmisión— se confinan ahora en el espacio doméstico de la planta noble del edificio del siglo XVIII, Can Balaguer, también en Palma de Mallorca.
Máquina posible ocupa principalmente tres de las estancias: la cámara y la alcoba, la sala de música y la sala Luis XV, y establece una conexión con la obra narrativa Casa tomada del escritor argentino Julio Cortázar, publicada por primera vez en 1947. Este relato comienza con estilo realista e introduce paulatinamente un ambiente de distorsión de las leyes naturales a través de dos personajes encerrados en una casa, tal como hace el conjunto de intérpretes de la performance en la ocupación del espacio de Can Balaguer.
Rodeada de paramentos textiles y de mobiliario barroco y ataviada con una cámara adosada a la cabeza e indicadores en el rostro para la captura del movimiento óptico, la actriz principal, Anna Sabaté, representa el VIH/sida, agente causante y enfermedad. Décadas antes de la irrupción del VIH o del SARS-CoV-2, el escritor francés Antonin Artaud habría entendido intuitivamente el ritual visceralmente productivo de hacerse pasar por un virus y personificar su transmisión por proximidad.
COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
La performance de Morey presenta en primer lugar la humanización de un virus que no es ni ser vivo ni máquina; y en segunda instancia la personificación de una araña, infecciosa y aparentemente afectiva al mismo tiempo a cargo de Candela Capitán. Actuando a imagen y semejanza del virus, esta performance no hace sino “replicar, materializar, intensificar y extender a toda la población las formas dominantes de gestión biopolítica y necropolíticas” que ya están teniendo lugar.
COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
La estructura en actos rige una vez más la formalización de la performance Máquina posible, ideada para dos cuerpos, una sola voz y un acompañamiento musical. En este caso las interpretaciones femeninas son punteadas por interludios ejecutados en directo por Nadal Roig i Serralta desde el imponente órgano que ocupa la gran Sala de Música de Can Balaguer.
COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
Un aspecto fundamental de Máquina posible en el marco de la trayectoria de Morey reside en que es una de las pocas performances que el autor ha creado para un espacio doméstico —a pesar de su esplendor palatino, Can Balaguer es una casa privada. Latitudes inciden en que “una de las características epidemiológicas y culturales clave de la crisis de la COVID-19 es que ahora el espacio doméstico se revela como una nueva zona de jurisdicción biopolítica. Durante el confinamiento nos hemos visto obligados, incluso por primera vez, a consumir y producir de una manera que artistas y productores culturales ya conocían hace tiempo: trabajando desde casa. Además, con el colapso del trabajo asalariado y las tareas domésticas y con el hogar convertido en oficina, el confinamiento ha sido para muchos como vivir en el trabajo”.
COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
Desgraciadamente la recreación actual de la performance establece una correspondencia directa entre el VIH y el SARS-CoV-2, causante de la epidemia del coronavirus. Máquina posible, basándose en ejes temáticos como la pandemia, lo impenetrable y el encarcelamiento, la protección y la exposición de los cuerpos o la fragilidad humana, configura una dramática maquinaria de movimiento coreografiado, música y voz que toma el interior de la casa señorial de Can Balaguer como un espacio de transmisión y memoria.
COLAPSO. Máquina posible (2020) © Joan Morey – Fotografía de documentación: Noemi Jariod | Cortesía del artista
Concebida antes de la reciente pandemia, consecuentemente distorsionada por el estado de alarma y finalmente adaptada en la línea siniestra de la “nueva normalidad”, Máquina posible es al mismo tiempo un síntoma, un pronóstico y la magnificación de unos agentes y acciones infecciosos que suelen ser demasiado pequeños para que los veamos.
CUERPO SOCIAL. Lección de anatomía
Los proyectos de Morey se componen y recomponen a partir de fragmentos, por eso la muestra COLAPSO asimismo se estructura en varias partes o fragmentos. La performance CUERPO SOCIAL. Lección de anatomía ocupa un lugar destacado en la muestra. La pieza resultante, un video de 50 minutos, corresponde a la performance de cerca de tres horas de duración sin público asistente. La obra examina la construcción social del cuerpo en la cultura contemporánea occidental a través de los efectos del poder. Esta propuesta audiovisual parte de la representación pictórica de las lecciones de anatomía del Renacimiento y el Barroco y fue precisamente llevada a cabo en el anfiteatro anatómico barroco de la Real Academia de Medicina de Catalunya. Morey enfrenta el cuerpo del performer en ese solemne escenario a un segundo protagonista, “la cámara” como una extensa metáfora del ‘mirar’ y trasladando el efecto de observar a la vigilancia digital contemporánea.
CUERPO SOCIAL. Lección de anatomía, 2017 © Joan Morey | Cortesía del artista
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
POSTMORTEM. Projet en Sept Tableaux
Joan Morey crea mise-en-scènes e intervenciones específicas basadas en un guiones expandidos en las que los intérpretes y la audiencia se someten a una serie de rígidas instrucciones y normas. Una de ellas es POSTMORTEM. Proyecto en siete paneles (2006-2007) que tuvo lugar en el claustro del Centre d’Art Santa Mònica (Barcelona), un antiguo convento de la Orden de los Agustinos Descalzos construido en 1636. Los actores, el artista, equipo técnico y grupos de público que habían participado en un proceso de selección se encerraban en una estructura con forma de ataúd, con las paredes y el suelo de color blanco. En su interior, se llevaron a cabo siete paneles independientes, en diferentes días y para varios grupos de espectadores de modo que se impedía que alguien pudiera juzgar la obra en su integridad. Las diferentes acciones pretendían determinar las causas de un estado de destrucción o un proceso terminal. Inspirándose en enfoques masoquistas o de confrontación de anteriores performances, POSTMORTEM era una especie de necrológica, disección simbólica y entierro.
POSTMORTEM. Proyecto en siete paneles, 2006-2007. © Joan Morey | Cortesía del artista
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografia: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografia: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
OBEY. Humillados & ofendidos
En Joan Morey son habituales las performances sin audiencia en directo, pero donde igualmente los intérpretes se someten a un estricto protocolo. Bajo esta tipología se presenta en Casal Solleric, OBEY. Humillados & ofendidos (2007-2009), una performance de larga duración que abarcó 24 horas divididas en tres jornadas de ocho horas en las que el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) de Santiago de Compostela fue utilizado como un inmenso escenario. La performance se desarrolló en el interior de las salas de exposición, corredores y terrazas y en las “zonas muertas” del museo cerrado. Para cada una de las tres partes, los intérpretes —en solitario o en grupos de dos o tres— ataviados con ropa y elementos diseñados para restringir sus movimientos ejecutaban simultáneamente lecturas y acciones coreografiadas en ciclos repetitivos. Otra intérprete principal, vestida de luto al estilo victoriano, efectuaba circuitos por todo el edificio conectando los tres capítulos de la performance. Los movimientos de esta intérprete, a modo de peón de ajedrez, determinaban la dirección de las cámaras que registraban la performance. En contraste con el tono de bienvenida que caracteriza la comunicación museística, las invitaciones para la exposición pedían explícitamente al público que no asistiese a la performance.
OBEY. Humillados & ofendidos, 2007-2009 © Joan Morey | Cortesía del artista
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
IL LINGUAGGIO DEL CORPO
IL LINGUAGGIO DEL CORPO (2015) es una performance fragmentada en tres partes concebida para tres espacios enblemáticos de la Real Academia de España en Roma, entre ellos il Tempietto de Bramante (1510) en San Pietro in Montorio, que instituyó los ideales arquitectónicos del Renacimiento. El artista generó una especie de máquina de performance en la que los ejecutores eran a su vez público de sí mismos y las cámaras sustituían a la audiencia presencial. Para esta performance, tanto intérpretes como equipo de filmación siguieron las instrucciones del artista, también ausente durante la performance, ciñéndose a una directriz en forma de lista inspirada en el No Manifesto (1965) de la bailarina y coreógrafa Yvonne Rainer.
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric
IL LINGUAGGIO DEL CORPO se centra en la representación del cuerpo humano en la escultura clásica y su transferencia al medio en vivo de la performance. En la primera parte una intérprete ejecutaba posiciones diversas basadas en tres esculturas femeninas en mármol de Gian Lorenzo Bernini, artista barroco famoso por su habilidad para expresar emociones exacerbadas.
En la segunda, siete intérpretes masculinos desnudos y colocados sobre plataformas adoptaban posturas inspiradas en los dioses marinos y fluviales de tres fuentes romanas. Entre postura y descanso cada intérprete bebía agua de unas botellas situadas a su alcance. Cuando era preciso, los intérpretes orinaban en la posición escultórica, y así se transformaban en fuentes humanas. En la tercera parte, por turnos, cinco intérpretes masculinos, desnudos, debían posar sobre un taburete, a modo de estatuas sobre un pedestal. Las poses respectivas se inspiraban en la célebre estatua fragmentada de mármol Torso del Belvedere, del siglo I aC. A continuación, un grupo de mujeres levantaba y desplazaba cuidadosamente cada escultura humana para depositarla horizontalmente en el suelo sobre una superficie de caucho. En esa posición comenzaba un intenso ejercicio de resistencia para el cuerpo de cada ejecutante.
IL LINGUAGGIO DEL CORPO, 2015 © Joan Morey | Cortesía del artista
IL LINGUAGGIO DEL CORPO, 2015 © Joan Morey | Cortesía del artista
IL LINGUAGGIO DEL CORPO, 2015 © Joan Morey | Cortesía del artista
Para finalizar, podríamos afirmar que la obra de Morey expone de forma crítica el modo en que nos relacionamos con los demás, ya sea como oprimidos o bien como opresores. La autoridad y el ejercicio del poder se muestran como reflejo de la historia universal, repleta de episodios, existentes y por venir, en tiempos de pandemia y de crisis planetaria que acentúan la explotación y las desigualdades. No obstante, su obra sugiere argumentos, conceptos y metodologías que “colapsan” entre ellas y que ofrecen la posibilidad, en circunstancias excepcionales, de extraer luz de tanta oscuridad.
Vista de la exposición COLAPSO. Máquina célibe (2020) © Joan Morey. Fotografía: Roberto Ruiz | Cortesía del artista y Casal Solleric