Maria Grazia Chiuri recupera la figura de Claude Cahun para la colección Dior Fall 18
El punto de partida de la colección Dior Fall 2018 de Maria Grazia Chiuri fue el redescubrimiento de la obra de Claude Cahun (seudónimo de Lucy Schwob, 1894-1954), escritora surrealista, fotógrafa, actriz, activista política y miembro de la resistencia francesa. Y abiertamente homosexual, lo cual tiene mucho más valor en aquellos años.
La directora artística quedó impresionada por sus autorretratos fotográficos. En estas imágenes, Claude Cahun cuestionaba constantemente la identidad, el género, los complejos y cambiantes códigos sociales.
La colección está impulsada por la artista y su decisión de encarnar el personaje de Claude para “verse a sí misma en tercera persona”, pero también por sus fotos, en las que los conceptos de masculino y femenino son poses y máscaras.
“Quería asumir la precisión de los elementos básicos y materiales que componen el vestuario de un hombre. Yo busqué exhibir la parte menos explorada del legado de Christian Dior, una parte casi austera, con el uso de telas masculinas, chaquetas, abrigos y camisas con líneas rigurosas. De la misma manera, me interesé por el trabajo de Hedi Slimane con Petite Taille for Women, cuando fue Director Creativo de Dior Homme”, comenta Maria Grazia Chiuri, directora artística de Dior, quien combina la historia más reciente de la casa con su legado más remoto.
Como si fuera una tesis, Maria Grazia demuestra que solo a través de la moda lo masculino y femenino se complementan definiendo la individualidad en el siglo XXI.
Y lo mismo que Christian Dior devolvió a las mujeres el placer de su feminidad después de la segunda guerra mundial, Maria Grazia Chiuri quiere que las mujeres de hoy tengan las herramientas necesarias para ser, ante todo, personas y no personajes.
Para esta colección otoño 2018, Dior trata el vestuario femenino desde una óptica surrealista y activista. Utiliza telas masculinas, como lo hizo Christian Dior en su tiempo, y luego las combina con transparencias inesperadas. Las formas inequívocamente femeninas expresan dos actitudes diferentes: una, bastante austera, con collares que son una reminiscencia del cuello de la camisa como lo lleva Claude Cahun, y el otro, más sensual, todo en longitudes y transparencias. Para la noche, los bordados son opacos, con lentejuelas en negro o oro bruñido superpuestas para crear alivio. Las emblemáticas líneas y proporciones de Dior se revisan en versiones ligeras en tul gris y rosa pálido.
Los códigos de la casa (volúmenes, escotes, longitudes) se deconstruyen y reprocesan en juegos de contrastes sin precedentes. Por lo tanto, el satén amado por Christian Dior aparece como faldas perfectamente concebidas para el cuerpo femenino de hoy. Las creaciones se usan contra la piel, debajo de un abrigo masculino.
Como una colección, explora por completo la interacción entre lo masculino y lo femenino, al tiempo que los hace interactuar con una complejidad que permite a cada mujer expresar su personalidad.