En el barrio de La Floresta de San Cugat del Vallés, los arquitectos Adrià Escolano y David Steegmann han reformado una vivienda unifamiliar con jardín, de mediados del siglo XX, para transformarla en el nuevo hogar de dos familias.
A menos de media hora del centro histórico de Barcelona, en los bosques de la sierra de Collserola, se encuentra La Floresta. Un distrito residencial al otro lado del Tibidabo, ideado en origen por el ingeniero estadounidense Frederick Stark Pearson, donde viven hoy unos 5.000 habitantes. Su mixtura de casas es conocida por haber alojado estilos de vida muy diferentes a lo largo de sus 105 años de historia. Un territorio de raíces burguesas y alma hippie. Sumido en la naturaleza, pero sin alejarse demasiado de la ciudad.
Sobre la acuciada pendiente de la sierra, se erige la casa de amplios ventanales y terrazas con vistas al jardín, renovada por Escolano y Steegmann. Los arquitectos adaptaron la construcción de mediados de siglo XX para que pudiera acomodar a: “dos parejas jóvenes, con hijos y profesiones liberales. Tenían interés en que el proyecto, entendido como una unidad, les permitiese compartir algunas de las dinámicas cotidianas”, cuenta Escolano.
La prexistencia se compone de cuatro plantas que, desde el inicio, se distinguían por sus luminosas y generosas estancias. Los arquitectos abordaron la reforma reorganizando la distribución, para optimizar el uso del espacio con la creación de habitaciones interconectadas. Y, a su vez, definieron los límites de las zonas particulares de cada familia, así como las comunes. De tal manera, que: “una vivienda se sitúa en la planta baja, con una superficie útil de 80,50 m2. Y la otra de 97,20 m2, en el primer y segundo nivel”, explica Escolano. “La planta semisótano está separada del resto, completando el programa con las salas técnicas. Es comunitaria y abierta al jardín”, detallan los arquitectos.
El suave color naranja abraza el nuevo espacio interior creado por Escolano y Steegmann
Un tono muy claro de naranja se convierte en el gran protagonista del proyecto, unificando todos los interiores. Actúa como telón de fondo, aportando calidez y maximizando la sensación de luminosidad en las habitaciones. “Aplicamos el mismo color en todos los planos para reforzar el espacio frente a los elementos que componen la vivienda. Fue una decisión que se tomó con el proceso de diseño muy avanzado. Habíamos escogido un color cálido entre el naranja, el salmón y el rosado para las baldosas del suelo, y nos dimos cuenta de que si utilizábamos un tono similar en el resto de los elementos, simplificábamos la percepción de los espacios, poniendo en valor la incidencia de la luz a lo largo del día”, afirma Escolano.
A la hora de definir el nuevo pavimento del proyecto, los arquitectos optaron por las baldosas cerámicas. Buscaban un “suelo fresco, con inercia, que pudiera estar dentro y fuera de la casa. Elegimos gres cerámico, porque nos permitía resolver tanto los suelos, como las encimeras de las cocinas y los interiores de baños. Trabajamos con Ceràmica Cumella, productores de gres y especialistas en gamas cromáticas de esmaltes, para elaborar un color ambiguo, entre el rosa, el naranja y el salmón, que fuera específico para esta obra”, precisa Escolano.
Casa para dos familias con entradas independientes
El acceso a la parcela y al jardín es compartido, pero cada una de las familias disfruta de un acceso propio a su vivienda desde el exterior. La casa en planta baja se apropia de manera natural de la puerta de entrada de la preexistencia. En la nueva organización diseñada por los arquitectos, destaca el recibidor hexagonal y la pared curva del dormitorio principal, que recoge el cuarto de baño. Los tonos salmones y rosados, se extienden también a los elementos de decoración, como las infinitas cortinas del cuarto infantil.
Por el contrario, la segunda familia accede a través de la escalera exterior, que conduce a la gran terraza de la primera planta. En esta vivienda sorprende, especialmente, la cocina-comedor presidida por la elegante escalera de caracol, que conecta con el espacio abuhardillado del nivel superior.
El mayor reto para los arquitectos durante el proceso fue “trabajar con dos familias a la vez para conseguir llegar al consenso que significaba hacer un solo proyecto; una idea que desde el principio todos compartíamos”, afirma Escolano. Una arquitectura transformada para habitar y compartir en La Floresta.
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Créditos de Two Families House:
Arquitectura: Adrià Escolano + David Steegmann
Ubicación: La Floresta, Sant Cugat del Vallés, Barcelona
Superficie: 315,50 m2
Año de finalización: 2023
Consultores: Estructuras Joan Ovejero.
Contratista: Estudio Taller 10 Cañizares S.L.
Materiales: NCS S 0515-Y50R y Cerámica Cumella
Fotografías: José Hevia
