Una pasarela de cristal se convierte en el elemento articulador de esta residencia de madera dividida en dos. El volumen más grande alberga el salón y los dormitorios, y el pequeño contiene la cocina y el estudio de pintura.
El equipo de Julia Manaças Architecte ha colaborado con el estudio de arquitectura de Theodore Oyama, ambos con sede en la ciudad canadiense de Montreal, para diseñar esta acogedora vivienda de tejados inclinados emplazada en mitad del paisaje de los montes Laurentinos del municipio de Val-Morin, en Quebec. Un total de 240 m², donde prima la armonía visual y una preocupación por la integración de la nueva arquitectura en el entorno, idóneo para practicar el esquí durante la época invernal.
La materialidad de Casa MN es parecida a la de los troncos de los árboles que crecen sobre la pendiente del rocoso terreno. Y es que la vivienda está revestida con madera de cedro oriental local, tratada con un tinte natural para asegurar su buen mantenimiento. Los dos volúmenes están coronados por cubiertas inclinadas de paneles corrugados, que presentan unas pequeñas ondas de ancho similar al de las finas tablas de la fachada.
El ritmo en la fachada de madera se introduce a través de las diversas entradas de luz
La pasarela de cristal se distingue entre los dos volúmenes por su transparencia, que conduce de manera intuitiva hasta la puerta de entrada. A un lado del hall, el volumen de mayores dimensiones acomoda una sala de estar de doble altura con altillo, que es concebida como el corazón de la casa. El nivel inferior, de carácter más privado, se reserva para la zona de noche, integrada por un dormitorio principal, dos dormitorios infantiles y dos baños.
Al otro lado de la pasarela, se encuentra la cocina, vinculada a una terraza exterior a través de su gran ventanal. La escalera de madera, parcialmente oculta tras un original panel perforado de suelo a techo fabricado en el mismo material, conduce a la primera planta, que acoge una habitación adicional y el estudio de pintura.
Los huecos de iluminación se caracterizan por su variedad de tamaño y disposición a distintas alturas. No solo aportan un toque ornamental al diseño exterior de la vivienda, sino que posibilitan múltiples maneras de filtrar la luz natural y enriquecer los distintos ambientes del interior. Ejemplo de ello es la sala de estar, iluminada tanto a través del ventanal en esquina como del tragaluz abierto en el techo.
La atmósfera relajante es producto de unos interiores regidos por la sencillez
La reducción a lo esencial es clave en este proyecto de sobria decoración, que apuesta por la funcionalidad y la circulación fluida entre los distintos volúmenes. El suave color de la madera proporciona calidez y serenidad a los espacios, formando parte del pavimento, el altillo, el frente de la cocina, las escaleras y el mobiliario. Los tonos neutros siempre predominan en la cuidada selección de muebles, muchos de ellos de la casa canadiense Élément de base. Frente al ventanal de la sala de estar destaca, en el rincón, el sofá Panorama Cascade, singularizado por las curvas que definen su acolchada superficie de lino natural. En el estudio de pintura, llama la atención la mesa metálica Cube de la colección Inox, que rinde homenaje a la pureza del volumen cúbico y convive a la perfección con la textura de la madera que da personalidad a este placentero refugio de montaña.
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Créditos de Casa MN:
Arquitectura: Julia Manaças Architecte + Oyama
Arquitectos principales: Julia Manaças, Theodore Oyama
Ubicación: Val-Morin, Quebec, Canadá
Año de finalización: 2023
Superficie: 240 m²
Constructora: Construction Quadra
Mobiliario: Élément de base
Fotografía: Alex Lesage
