El colectivo Casa Antillón (@casantillon), formado por cuatro arquitectxs recién graduados, contacta a más de cincuenta creadores por Instagram para exponer sus obras durante 24 horas en el centro de creación Casa Banchel. El encargo a cada participante era muy conciso: Apropiarse del espacio expositivo como si expusiesen ellos solos. El resultado serían 56 Solo Shows simultáneos.
Pido a Yosi (@yosinegrin), Marta (@mrtaochoa), Ismael (@ismisantos) y Emmanuel (@emmanuel.sxy), que me lleven a Casa Banchel, el lugar donde se celebró Solo Show el pasado 7 de septiembre, el segundo experimento expositivo de Casa Antillón. Hoy es un lugar vacío, pero no cuesta mucho imaginar la que liaron durante aquellas 24 horas. Al igual que mucha otra gente, viví la fiesta por Instagram. La segunda de Casa Antillón, fue un momento encapsulado en un tiempo y un espacio concretos que no se volverá a repetir de la misma forma; y esa es su gran virtud.
Imagen superior: Los cuatro componentes de Casa Antillón: Abajo en el centro Marta Ochoa . Arriba, de izquierda a derecha: Yosi Negrín, Ismael Santos, y Emmanuel Álvarez. Foto David Expósito
Su primer evento como colectivo se celebró el pasado mes de febrero. Nace de una manera inocente en una de nuestras reuniones semanales en las que a parte de compartir momentos como amigos, nos enfrentamos a la idea de proyecto artístico compartido. Fue en una de esas ocasiones cuando Ismael propuso su casa como lugar para comisariar una exposición.” explica Emmanuel. Con esta idea germen, decidieron hacer un Open Call en la Escuela de Arquitectura (ETSAM). El plan convenció a 30 artistas que deberían compartir un espacio muy reducido de 70 m2. “Desde el principio buscamos una condensación espacial y temporal con la intención de huir del diseño expositivo convencional, creando así una atmósfera densa y bulliciosa que el visitante percibía y disfrutaba.”
Imagen superior: obra de Lluc Baños. Fotografía de Santiago Mijangos
Este primer evento fue un éxito, no solo porque ellos cumplieron los objetivos que se habían propuesto, sino porque, lo que ahí pasó, superó con creces sus expectativas. “Nuestra única herramienta de comunicación fue una cuenta de Instagram (@casantillon). Como consecuencia de este Instagram, vienen alrededor de 500 personas a casa de Ismael.” Sin duda, despertó el interés de la escena artística de Madrid, entre ellos Javier Muñoz, miembro de Casa Banchel, quien les ofreció su espacio para celebrar un futuro evento. Él quizás, dio la definición más acertada del colectivo: “gente moderna, divertida y con criterio”.
Imagen superior: Vista de la exposición. Fotografía: Santiago Mijangos
Cuando los miembros de Casa Banchel les propusieron utilizar su espacio para celebrar la segunda exposición de Casa Antillón, el colectivo comienza a pensar una nueva idea desde cero, pero sin perder lo esencial de su primera aventura. Lo tratan como un nuevo proyecto de arquitectura construido a partir del evento, de lo social y de la creación emergente. Casa Banchel es un espacio diferente a la primera casa: una nave blanca y vacía, con dos plantas de 200 m2 cada una, luz cenital, un espacio diáfano… “De forma inherente a nosotros por ser arquitectxs, estudiamos las condiciones que existen en ese espacio y las aprovechamos a la hora de crear el proyecto ya sea de comisariado, artístico o creativo. Realmente lo que estamos haciendo es actuar a partir de las características del espacio. En la primera era muy fácil porque se trataba de una casa; colocamos piezas en lugares estratégicos y ya funcionaba. En Casa Antillón 2 no pasa lo mismo. ¿Cómo conseguir ese ambiente, esa atmósfera, ese panorama artístico que creamos en el primer Casa Antillón?
Imagen superior: Enjaulados en la realidad virtual (????) – N13l, c41582028 y BdobleV. Fotografía de Santiago Mijangos
“La idea era llevar a una dimensión física la forma en la que nuestra generación consume arte; hacer una réplica en tres dimensiones de nuestro Instagram. Mostrar el contexto virtual en el que vivimos” nos cuenta Yosi.
Para ello, contactan con más de 50 creadores a través de la aplicación, entre ellos, artistas, diseñadores, arquitectos, músicos… Cada uno debe utilizar el espacio de Casa Banchel como si fuera el único expositor, como si se tratara de un solo show.
Imagen superior: Pieza de Emmanuel Álvarez y Elena Rocabert. Fotografía de Konstantin Karspitschka
Los creadores invitados expresan su mensaje en el espacio y después se solapan con el resto de las propuestas. “El resultado nunca lo conocimos hasta que todo estuvo montado, por eso el protagonismo total es de los artistas. De hecho, el montaje fue una continua incertidumbre, todo empezó a crecer como un organismo, como un ecosistema” dice Emmanuel.
Imagen superior: Camiseta básica. Bruto Madrid. Foto de Fede Coll
La cuestión del tiempo fue muy importante. En su primer evento, que se prolongó durante 3 días, aprendieron que el mejor momento era el de la inauguración, y ése era el momento que querían reproducir en su segundo evento. La intención era eliminar la sensación de nostalgia de los días siguientes respecto a la inauguración, creando una gran fiesta en continuo opening y clausura. Para ello, el tiempo de exposición debía comprimirse.
Imagen superior: Andrea Muniáin + Adina L Velázquez. Fotografía de Santiago Mijangos
El segundo evento volvió a ser un éxito rotundo. Desde las 6 de la mañana del día 7 de septiembre y durante las siguientes 24h, Casa Banchel vivió una fiesta artística por la que pasaron más de 2000 personas. Allí se podría ver el Massive Show de todos los artistas traídos desde varios puntos de España y Europa, junto a la programación de activadores sonoros y performers. De hecho, la cantidad de gente era tal que durante la tarde, la fiesta se trasladó a la calle y todo el público, que no cabía en Casa Banchel, pudo de disfrutar de una de las performances que consistía en comer una tarta con forma y escala humana.
Fuera se creó una performance no planeada y que vivía de la expectativa ante lo que lo pasaba dentro de aquellas cuatro paredes.
Imagen superior: Cartel y participantes de la exposición Solo Show
Tras estos dos primeros capítulos llenos de éxito para Casa Antillón, todos nos preguntamos cómo seguirá, qué será lo siguiente. La verdad es que ellos tampoco lo saben, pero parece no preocuparles demasiado. El hecho de que no se sientan cómodos con ninguna etiqueta, y que sus campos de actuación sean tan variados, hace que tengan un futuro abierto a muchas posibilidades. “Antillón no es nada y es todo, eso es una cosa que no tenemos que perder; es un evento, una fiesta, un colectivo, arte, arquitectura…” explica Marta.
Imagen superior: Vista de la exposición. Fotografía: Santiago Mijangos
Lo que está claro es que aunque no sepamos cómo describirlo, Casa Antillón tiene algo intrínseco que lo define y lo diferencia del resto. Se encuentran en un punto incómodo y atractivo al mismo tiempo que juega con la incertidumbre, y aunque esto fuera algo que nació de forma ingenua, es el principal atractivo de la iniciativa. Seguiremos atentos a todos los movimientos de este colectivo.