Carol

Todd Haynes filma con sutileza la historia que Patricia Highsmith firmó en silencio

Hay algo en las obras de Patricia Highsmith que asfixia desde el primer momento. Solo hace falta leer novelas como Extraños en un tren (1950), El talento de Mr. Ripley (1955), La celda de cristal (1964) o El diario de Edith (1977) para darse cuenta que las letras de la escritora americana exudan tanto sentimiento de culpa y psicopatía que es raro que al finalizar la historia no nos sintamos noqueados.

Esa es la sensación que se tiene al salir de la sala de cine tras ver Carol, la adaptación al cine de la novela homónima de Highsmith (aunque en un principio se llamara El precio de la sal y viniera firmada bajo el pseudónimo de Claire Morgan) y que ha tan bien sofisticadamente resuelve Todd Haynes, el cineasta que mejor ha captado el sentir melodramático de los años 50.

En esta ocasión, lo que podría haberse convertido en una cinta complicada por su evidente temática homosexual, se convierte en una verdadera declaración de clase cinematográfica. Aquí, la verdadera protagonista no es Cate Blanchett como la elegancia hecha mujer, sino la joven Therese (Rooney Mara) cual ángel venido del espacio y sediento de amar y no precisamente a un hombre. La pareja de actrices se marcan dos papeles muy bien construidos, dejándonos unas interpretaciones dignas de convertir su relación en la ficción, en una de las historias amorosas más bonitas y apasionadamente tímidas que el cine nos ha legado.

Una película que empezando por el final no trunca en ningún caso el desarrollo de la historia, ofreciéndonos una lección de buen gusto y saber hacer. Gracias, en parte, a la labor de fotografía de Edward Lackhman que nos sitúa ante un clásico muy contemporáneo, ante una joya que hereda su manierismo de Douglas Sirk y deja hacer a dos de las actrices más atemporales y talentosas que se recuerden, dos interpretaciones que si no son premiadas con el Oscar, poco le faltará.

Si te gustó Lejos del cielo y Mildred Pierce, es hora de que pongas broche final a un ciclo Todd Haynes de verdadero culto. ¡Disfrútenla sin prejuicios!

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