Un bar para calaveras. Ese es el espíritu de este nuevo rincón en el que propulsar la fiesta en la gran ciudad. La calle Valverde nunca defrauda y entre el hotel 7 Islas y la Gran Vía los responsables de las sesiones Stardust (en la Sala Cool) han abierto este Bar Calavera pensado como cuartel general de crápulas y criaturas de la noche. Ya si has profanado tu cuerpo y tu piel luce ríos de tinta este es tu garito, calavera.
Calavera Madrid, un bar de fiesta y tatuajes
Sara Loeh y David Otero han montado el Bar Calavera a su imagen y semejanza. Sara ha dispuesto la decoración al detalle. Con su colección de calaveras como principal distintivo. Aquí todo se vende. Desde los collages de Frida Kahlo, Dalí, Divine o Carmen Sevilla (la expo Iconos Contemporáneos) al mismo mobiliario, un conjunto que le da al bar un aire vintage, rococó, de bistró francés, de antro clandestino, de todo a la vez. Imaginería mexicana, alma oscura de rock and roll.
Calavera Bar, en donde antes latía un nightclub de toda la vida, es una caja de sorpresas, un bar con muchos bares dentro. Un bar de cañas, un sitio donde picar algo, un club y, bueno, una coctelería. Nada más entrar, la barra principal con las cámaras de bebidas y unos cuantos sofás y mesas bajas. Cornamentas hipsters, vigas de madera, paredes de ladrillo, un gran espejo y una bañera con plantas. Cuesta fijarse en todo a la vez. Y la bajada a la planta baja promete.
Lo que parecía un simple bar molón, con sus calaveras y sus cervezas bien tiradas, en sus entrañas descansa un local más lynchiano en penumbra roja. Al fondo, otra barra y una sala con mesas bajas. Pero hay más. Más escaleras hacia un último nivel que conduce al espacio final, una cripta destinada a la propia escena clubbing techno y electro del Bar Calavera. Un preámbulo o la continuación natural de Stardust.
La carta del Bar Calavera se amplía del piscolabis (además de desayunos, meriendas y su menú y su medio menú del día con pastas y cremas) de sus tablas de quesos e ibéricos, sus ensaladas y sus nachos con guacamole, sus alitas o su pulled pork a la barbacoa a su completa selección de cafés, sus cervezas de barril y de botella (Birra Moretti o Guinness como referencias más deseables) y sus cócteles.
Siempre resulta atrevido llamar coctelería a según qué propuestas. Digamos que la dichosa moda hace que la fórmula se tome demasiado a la ligera. En el Calavera habremos de volver y probar más para saber que la cosa va en serio. Por ahora, la carta incluye cócteles clásicos como el Manhattan o el Mai Tai más una sección de cócteles de autor como el Calavera Fruit Punch, presentado en su calavera correspondiente —no es la primera vez que lo vemos-, con vodka negro, passoa, crema de frambuesa y zumo de naranja. O el Bloody Sara, que lleva mezcal reposado, zumo de lima, zumo de tomate, salsa worcestershire, tabasco, sal y pimienta.
Si pasas de cócteles y de gas, puedes pedir algún vino Calavera, entre ellos uno con burbuja ecológica de doble fermentación que etiquetan exclusivamente para el bar. Que siga la fiesta. En este bar no cabe el aburrimiento.
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Bar Calavera
Calle Valverde, 8, Madrid
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