C. Tangana se adentra en la treintena con un disco más maduro, El Madrileño. Perfecto para la banda sonora de una película de Almodóvar. Nominado.
Como artista, y como persona, C. Tangana ha entrado, con crisis o sin ella, en la treintena. Hablo, para que se entere Google Search, de Antón Álvarez Alfaro, El Madrileño, Pucho para sus amigos. Un madrileño nacido el 16 de julio de 1990 bajo el signo del zodiaco de Cáncer. Lo mismo que Barbara Stanwyck, Ginger Rogers, Miguel Labordeta, Rubén Blades, Miguel Induráin… y otros muchísimos futbolistas famosos (dato curioso, este de los futbolistas, que observas al chequear en wikipedia los nacimientos del 16 de julio durante el último siglo). Creativos, aventureros, románticos, currantes, maternales, dulces, racionales, cotillas, celosos y co-dependientes con tendencias autodestructivas si viven bajo una fuerte influencia de Néptuno… Así describe el horóscopo a los nacidos, como C. Tangana, el 16 de julio. La verdad, es que ni idea, no le conozco, ni poco ni mucho, ni soy astrólogo. ¿Y tiene todo esto algo que ver con el contenido y forma del nuevo disco de C.Tangana, El Madrileño? Pues un poco parece que sí.
Interpretamos el nuevo disco de C. Tangana, El Madrileño, en base al día de nacimiento del músico que nació bajo el signo del zodiaco de Cáncer (nos ha dado por ahí).
Por un lado, en El Madrileño descubrimos el lado más racional de C. Tangana. Un artista que a sus 30 años decide reinventarse para no ser el eterno rapero. o reguetonero, juvenil desfasado. Y lo hace al mejor estilo Santiago Auserón, aka Juan Perro, ex Radio Futura, también, al igual que Antón Álvarez, filósofo. En su caso, Santiago evolucionó del pop más lúdico al rock latino, asentándose en el mundo del son cubano y el jazz. Y ahora, C. Tangana hace lo propio, involucionando de la música urbana hacia sonidos tradicionales de la canción española y latina con muchos detalles experimentales en la producción. Son gestos de la madurez creativa de un artista que quiere que se le tome en serio más allá de modas y tendencias, que busca ser un artista intergeneracional posicionado en la deseable categoría de los que ya están “por encima del bien y del mal”.
Portada del disco de C. Tangana El Madrileño firmada por el artista Iván Floro
La co-dependencia, otro de los rasgos de los cáncer nacidos el 16 de julio, también aparece en las 14 canciones del álbum El Madrileño de C. Tangana. Comprobando los créditos, vemos que Antón Álvarez solo interpreta en solitario 2 de los 14 temas. Demasiadas Mujeres y Nunca Estoy. En el resto nos encontramos una ristra de nombres de esos que ya están por encima del bien y el mal. alguno incluso fallecido desde hace décadas como el cantante de copla Pepe Blanco: La Húngara, José Feliciano, Gipsy Kings, Jorge Drexler, Kiko Veneno, Andrés Calamaro, Toquinho o Eliades Ochoa. En el resto de interpretaciones encontamos a artistas de nueva hornada como Niño de Elche, Ed Maverick, Omar Apollo, Carin León o Adriel Favela. En la autoría de los 14 temas del disco también se manifiesta esa co-dependencia de los cáncer del 16 de julio, encontrando temas firmados por hasta 21 autores. Por ejemplo, Cuándo Olvidaré. Todos con el común denominador de Antón Álvarez Alfaro. En la producción también sobresale más de un nombre: C. Tangana, Alizzz y Víctor Martínez firman conjuntamente casi todas las canciones del disco.
El Madrileño, el disco de C. Tangana que nominamos como banda sonora de una película de Pedro Almodóvar.
Las letras también delatan rastros de racionalidad, romanticismo, celos y co-dependencias (pero, vamos, como todas la letras de todas las canciones de todos los géneros, del pop a la copla): “La miro pensando ‘cuánto faltará para que empiece a odiar’”… “Tú me dejaste de querer cuando te necesitaba”… “¿Cómo quieres que te quiera si no estás aquí”?… “Miénteme y dime que me quieres” (el homenaje a los diálogos de Johnny Guitar, la película de Nicholas Ray con Joan Crawford basada en la novela de Roy Chanslor)… Por lo general -hay excepciones como en Cambia!, Hong Kong o Los Tontos- letras que describen muchas de las infinitas fases del amor. Todo interpretado, con la misma filosofía del marketing de sneakers. Es decir con tono vintage y arreglos contemporáneos que provocan una sensación de entrañable modernidad. La banda sonora perfecta, o al menos alguna canción, para una película de Pedro Almodóvar. Un poco de rumba, un poco de flamenco, de copla, pasadoble, marcha procesional, canción española, bachata, son cubano, corrido mexicano, pop, rock, electrónica… Estoy seguro -y eso que no conozco de nada a Antón Álvarez, ni a C. Tangana, ni al Pucho, ni al Crema, ni al Madrileño- de que le encantaría salir en una peli del director manchego, ya sea como actor o como músico. Yo ahí lo dejo.