La obra de la artista sudafricana Bianca Bondi, afincada en París, plantea cuestiones espirituales sobre la existencia de los objetos y su relación con la naturaleza.
Apasionada de la ecología y las ciencias ocultas, la obra de Bianca Bondi presta especial atención a los objetos y lugares, los cuales poseen para ella un significado espiritual. A través de sus investigaciones sobre los conceptos de animismo y espiritualismo, así como sobre la teoría OOO (ontología orientada a objetos), Bondi explora ese mundo entre la realidad y lo invisible.
Imagen superior: The Sacred Spring and Necessary Reservoirs, 2019. Ex Fagor Brandt factories for the 15th edition of the Lyon Biennial, cur. le Palais de Tokyo. Courtesy of the artist and Mor Charpentier.
Vanilla Oxide, 2022. CAP Saint Fons, Lyon, France. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: David Desaleux.
Su obra se desarrolla en torno a la exploración material de los objetos con una sensibilidad especial al flujo de estados.
La naturaleza, la experimentación y la evolución de estos objetos y materiales marcan una obra, a través de la cual la artista experimenta con diferentes materias primas, examinando sus propiedades intrínsecas, o energías, según las diferentes culturas. Su curiosidad por la existencia de estas creencias y la forma en la que se traducen e interactúan con la vida contemporánea, constituye la esencia de su investigación a través de materiales y otras formas que resultan en superficies nuevas y extrañas.
Agua, sal, látex y cobre son los principales recursos con los que Bianca Bondi suele trabajar, correlacionando estas combinaciones orgánicas con varias situaciones actuales que coquetean con temas espirituales, psicológicos y sociales, mostrando un respeto especial a lo intangible. La combinación de estas sustancias suele producir reacciones químicas que convierten los objetos de cobre en fósiles submarinos. En sus últimas obras Bondi ha recurrido al uso de la halobacteria, un microorganismo capaz de soportar altos niveles de luz ultravioleta mediante el desarrollo de una costra fina de sal, que le permite moderar parte de esta luz destructiva y que cede un bello tono rosado a los objetos. A través de sus diferentes obras las cosas mutan, crecen o se desintegran, se deshacen o se secan.
Charlamos con ella sobre su obra y sus próximas exposiciones en Venecia y Lille.
Tu obra muestra un delicado tratamiento de los objetos a la vez que resalta la importancia de la naturaleza. ¿Qué relación crees que existe entre la naturaleza muerta y la viva?
Bianca Bondi. Intento transmitir un mindfulness con respecto a los objetos—su materialidad, simbolismo e historia. Con bastante frecuencia también trato de trabajar con elementos desechados y objetos que se encuentran de segunda mano. Esto no es sólo por motivos ecológicos, el antiguo mantra de preferir transformar lo que ya existe en lugar de agregar más cosas al mundo, sino también porque me interesa trabajar con el aura conectada a objetos que tienen una vida pasada. A través de mi cuerpo de trabajo intento transmitir la idea de que la muerte no es el final, sino una transferencia de energía. A veces este nuevo estado de energía es intangible, no podemos ver la fuerza vital de una flor recién cortada disiparse en su entorno a medida que se oxida, pero podemos percibir que ha habido un intercambio. Lo que me interesa es subrayar la noción de interconectividad para incluir lo ordinario, para mostrar que la materia es transmutable y que nada en la naturaleza es estático o desperdiciado.
Vanilla Oxide, 2022. CAP Saint Fons, Lyon, France. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: David Desaleux.
Apasionada de la ecología y las ciencias ocultas. ¿De qué manera podemos ver representadas estas dos pasiones en tu obra?
Bianca Bondi. Un ejemplo muy claro sería la inclusión de minerales (piedras preciosas, conchas, huesos, fósiles, metales) y vegetación. Estos elementos son raramente escogidos por simples motivos estéticos, estoy más interesada en el simbolismo y lo mágico, o incluso en cuales son las propiedades cicatrizantes de estos elementos y cómo pueden contribuir de forma conjunta en el aura de una obra de arte.
¿Por qué elegiste París para vivir?
Bianca Bondi. Cuando tenía diecinueve años me enamoré de la idea de una ciudad tan lejana y diferente a la ciudad donde yo había crecido. Una ciudad que esta cargada con tanto arte, poesía y creatividad. Quería comprender mejor mis raíces europeas, por aquello de tener sangre italiana por parte de padre, pero también me gustaba la idea de un lugar en donde no conociera a nadie y todavía estuviera aprendiendo el idioma. Una página en blanco para la historia de vida que quería escribir.
Vanilla Oxide, 2022. CAP Saint Fons, Lyon, France. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: David Desaleux.
¿Cuales son tus influencias?
Bianca Bondi. El poder y la poesía de las palabras adecuadas: música, literatura, un titular. Pero también colores, asociaciones que se encuentran en la naturaleza como el agua que cambia según la hora y la estación; o la riqueza de color de una fruta podrida y los recuerdos que esa paleta puede despertar.
Próximamente formarás parte de dos exposiciones importantes: “Planet B: Climate Change and the New Sublime”, comisariada por Nicolas Bourriaud, que se expondrá en Palazzo Bollani de Venecia y “Utopia”, comisariada por Alice Audouin y Jean-Max Colard, dentro de la sexta edición de Lile3000. ¿Qué nos podrías contar de tu participación en estas dos exposiciones?
Bianca Bondi. Estoy deseando exponer en estos dos contextos ya que ambas instancias serán nuevos cuerpos de trabajo. “Planet B: Climate Change and the New Sublime”, es una exposición en tres partes y yo participaré en las dos primeras. Para la primera, que se inaugura la misma semana que la Biennale de Venecia, tengo dos nuevos trabajos de vitrina. Pertenecen a una serie en curso titulada Bloom, que es una revisión de las naturalezas muertas tradicionales. Aquí también presento elementos que son inestables y aparentemente frágiles—elementos que a menudo nos recuerdan a nuestra propia mortalidad—pero que también tienen una dimension transformativa de ellos. En Bloom están contenidos como en una biosfera, protegidos bajo vidrio, mientras proporcionan el sistema cerrado correcto para que los gases liberados interactúen, los líquidos se solidifiquen y varios cristales químicos a base de sal crezcan: los objetos se oxidan, reaccionan y vibran juntos.
The Antechamber (Thai Crane), 2021. Nackon Ratchassima zoo, Korat, TH, 2022. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: Supernormal Studio.
La serie Bloom hace referencia al breve momento de florecer o “estar en flor”. La obra ,al ser colocada en la vitrina, se convierte en un proceso de metamorfosis y transformación, un flujo de estados y acumulación y disolución de materia. Las obras se presentan como cápsulas del tiempo, pero hablan del pasado y al mismo tiempo son del futuro. Hay una representación del renacimiento, así como de la muerte, al igual que hay una sugerencia de comunicarse más allá de los vivos porque los objetos elegidos suelen ser de naturaleza esotérica. Las dos nuevas vitrinas de Venecia albergan moneda obsoleta de mi país natal, orquídeas sintéticas de Tailandia, un guante perdido de un mercadillo de Francia, cristales de mar, cigarrillos, coral, lepidolita (piedra de transición para la estabilidad), esponjas de mar, vainas de vainilla, viales de vidrio…
En la segunda exposición de “Planeta B” presentaré una nueva instalación site-specific, Wild and Slow, 2022. Consiste en una barra alta de bar con dos asientos vacíos, donde los humanos están ausentes y en su lugar la vida molecular y bacteriana está muy presente. Sobre la mesa hay copas de martini, con los bordes salados, y algunas botellas de vidrio. También encontramos un cenicero, una nota escrita a mano y otros objetos típicos asociados a un bar, cada uno de los cuales contiene o se trata con varias soluciones para amplificar la oxidación y el crecimiento de cristales. Se recomiendan filtraciones y derrames, fluctuaciones de color y temperatura, etc.
The Antechamber (Thai Crane), 2021. Nackon Ratchassima zoo, Korat, TH, 2022. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: Supernormal Studio.
Dentro de las copas de martini y de las botellas de vidrio encontramos halobacteria, que son bacterias que prosperan en la sal y son responsables del tinte rosado en cuerpos de agua con alto contenido de sal. Los halófilos específicos que he recolectado y propagaré provienen de Camargue. Además de la extrema belleza y la capacidad de variación de color, existen muchos puntos de interés.Esta instalación también incluirá elementos de vegetación, como un puñado de flores en crecimiento o algas trepando por las sillas; como si la escena hubiera sido naturalmente abandonada y la naturaleza comenzara a tomar el control en todas sus formas.
The Antechamber (Thai Crane), 2021. Nackon Ratchassima zoo, Korat, TH, 2022. Courtesy of the artist and Mor Charpentier. Foto: Supernormal Studio.
En Lille, para la exposición Novacene, habrá una instalación parecida a Bloom pero sin halobacteria. Para esta exposición investigué la historia de la Maison Biquini, que es el espacio que voy a ocupar y descubrí que en tiempos victorianos fue un cabaré. Con esta obra hago tributo al pasado del edificio recreando la escena a través de las estancias principales y colocándolas dentro de una piscina poco profunda de agua salada. Me encanta la idea de que estas paredes sean el testamento de esta era pasada y de que haya tanta riqueza como rastros de marcas en el suelo o la vegetación circundante. Añadiendo mi agua salada, reactivo estas energías. Todo el mobiliario, desde las sillas a los candelabros serán adquiridos en mercados de pulgas y tiendas de segunda mano de la ciudad. Vigilando la escena están los esqueletos cristalizados de palomas.
17 de septiembre de 2024 a las 1:37
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