UNO DE LOS GRANDES FESTIVALES DEL VERANO TUVO LUGAR EN BERLÍN. CRÓNICA DE MARK FERNYHOUGH Y FOTOS DE HEIKE SCHNEIDER-MATZIGKEIT
El Berlín Festival tiene lugar en ese gran aeropuerto, hoy en desuso, que es Tempelhof. A pesar de su brusca desmantelación en 2008 la historia del lugar sigue siendo dura. Por ejemplo, los aviones aliados transportaban toneladas de comida para cortar el suministro a los alemanes occidentales durante la guerra fría y aterrizaban aquí.
Pero recientemente, Tempelhof se ha convertido en la meca de la cultura y muchos eventos tienen ahora lugar en este aeropuerto abandonado, como la feria de moda Bread & Butter o este gran festival de música. Hace apenas unas semanas, Berlin Festival daba el pistolezo de salida a una edición donde pudimos ver, entre otros muchos, a grupos de plena actualidad, como The Rapture o The Drums. Ambos grupos ofrecieron conciertos poco entusiastas, esforzándose por dar a conocer sus nuevos discos, mientras gastaban algunas bromas que no tuvieron gran acogida. Sin embargo, el show de la banda de Los Angeles, Health, nos devuelve la confianza, y nos demuestra que el rock and roll nunca muere.
Cuando se pone el sol, es hora de ver a uno de los grupos más veteranos de esta edición, Primal Scream. El vampírico vocalista, Bobby Gillespie, mueve vigorosamente sus delgadas caderas mientras el resto del grupo va desgranando Screamadelica. Y todavía más popular entre el público es el concierto de Suede. Cómo consiguen todavía transmitir tanta pasión, vitalidad y glamour en directo, es un misterio. Brett Anderson, uno de los primeros Guest Creatives invitados de Neo2, sigue siendo uno de los grandes frontmen del mundo. Algo que demostró con creces mientras interpretaba grandes clásicos de la banda como “Trash”, “To The Birds” o “Beautiful One”. Si son capaces de llevar la emoción del concierto que dieron en este festival al disco que grabarán próximamente, entonces, está claro que los hombres escuálidos con buenos cortes de pelo dominarán el mundo de nuevo.