Todos aquellos que suspiramos por un curry sabroso –traducción: picante como el averno- pensamos que nadie nos quita el derecho de tener nuestro restaurante indio de referencia con el que quitarnos el mono si nos pilla a desmano Sudestada (sin ser restaurante indio) o Tandoor (éste en Barcelona). Madrid tiene el muy divertido Tandoori Station, una versión directa, sin complicaciones y asequible del recetario más común de la cocina india. Tuvo en su momento el desaparecido Annapurna, que creó fidelidad en torno a una fórmula más sofisticada. Y hoy, en aquel mismo local enorme y preciosista del Madrid genovés –perdonen el chascarrillo pero es que la sede de la contabilidad en b está a dos patadas-, tiene el restaurante Benares. Sí, el mismo que el chef Atul Kochhar importó en 2015 directamente de Londres tras un éxito morrocotudo. Tras un razonable periodo de rodaje, lo contamos…
Benares: el mejor restaurante indio de Londres, también en Madrid
Imagen superior: cocina vista con horno tandoor en el restaurante Benares Madrid
Imagen superior: entrada al restaurante Benares Madrid
El susodicho cocinero tiene el honor de haber sido el primer indio en conseguir estrella Michelin en la historia de la guía de las guías. Fue en 2001 cuando oficiaba en Tamarind. Luego montó Benares, en el muy exclusivo barrio de Mayfair, y en 2007 volvió a pillar. Así que mr. Kochhar es toda una eminencia en el mundo british, con más tinglados gastronómicos, apariciones televisivas e incluso curreles para la corona.
Imagen superior: el chef Atul Kochhar en el restaurante Benares Madrid
Convencido de que Madrid era la ciudad en la que tenía que ampliar la estela de Benares, aunque sea en clave española, Atul Kochhar pensó en los 375 metros del antiguo Annapurna rediseñados para la ocasión por Cousi Interiorismo. Lo de siempre: los fans antiguos sienten nostalgia por la ambientación previa. Cuando hoy el restaurante luce espléndido, no hay duda de ello, con entrada contigua al bar-coctelería, cocina vista y patio en el que se proyectan de noche imágenes del Ganges y de la ciudad sagrada de Benarés. Mucha comodidad y amplitud, mesas grandes perfectas para compartir y no escuchar conversaciones ajenas, luz natural de día y buena ambientación de noche.
Imagen superior: vista del techo del restaurante Benares Madrid
El personal del restaurante Benares es encantador, pero hay peros: son muchos en el equipo de sala para tanta tardanza y algún despiste que otro. Muchas sonrisas que deberían conllevar algo más de diligencia en la comanda y en la precisión. El rodaje ya no es excusa.
Imagen superior: vista general de la coctelería del restaurante Benares Madrid
Alta cocina india (sin ardores) y horno tandoor
Por fin, la chicha. La idea es poner en práctica alta cocina india con ciertos dejes españoles propios de nuestra despensa. ¿Fusión? No tanto, más bien adaptación. Puede que ese dejar a todos contentos sea donde al final Benares no convence del todo. Falta punch, pegada, rock and roll (nótese que odiamos algo dicha expresión aplicada a la comida. Algo). Los curris –bueno, estofados- están cremosos, ricos, pero se quedan a medias, no dejan recuerdo. Hay demasiado reparo con el picante. Si la cocina india pica, QUE PIQUE. Y a quien no le guste, que pida samosas o yogur. Por mucho que el señor Kochhar se empeñe en la contención como medida para no matar el sabor y en la sabiduría ancestral de la mezcla de especias. Una cosa es hacer llorar por exceso y otra es hacerlo por echar de menos la presencia soñada del chile. Confesamos haber derramado alguna lágrima sobre el curry.
Imagen superior: vista general de la sala del restaurante Benares Madrid
Eso sí, el naam está perfecto, el arroz basmati más que correcto y, en general, todo aquello que pasa por el horno tandoor, como su irrenunciable pollo tika masala. La carta del restaurante Benares Madrid contiene cerdo y ternera, casi vetados en la londinense por lógica exigencia del guión.
Imagen superior: plato de vieiras a la parrilla con tierra de ajo confitado y cus-cus de brócoli
Mención aparte merece la oferta líquida de Benares. Además de un espacio elegante y muy fotogénico, en donde se puede y se debe hacer hambre antes del paso a sala, la carta de coctelería es enorme y bien trabajada por el bartender Santiago Dorado: homenaje a la India, clásicos longdrinks, aperitivos, digestivos, con champán, sin alcohol, y hasta apartado especial de Lassi, bebida tradicional india a base de yogur. Se agradece el esfuerzo. Ejemplos: Mumbai Martini (vodka agitado con hojas de curry, raíz de jengibre, zumo de limón fresco y azúcar), Indian God Father (American Indian Whisky con Amareto, sirope de cereza y un golpe de Xocolate Mole Bitter) y Lassi Sal y Especias (cilantro, menta, semillas de comino y pimienta negra). Nuevas creaciones son el Old Delhi (con vodka de patata ahumado, zumo de Beta Rubidos especiado, chutney de maracuyá), Jaipur (vodka, zumo de limón, azúcar líquido y maracuyá natural) y New Delhi (con mezcal, mezcla de vermuts, amaros y Campari). Además, la carta de bar acaba de ser actualizada con una reinterpretación de tapas españolas: pulpo tandoor en vez de a feira, naan de chipirones crujientes como versión del bocadillo de calamares, buñuelos de bacalao transformados en texturas o snacks de plátano, chutney de mango y salsa de tomate y yogur picante como si fuera unas bravas. En definitiva, si afinara su propuesta y orquestara mejor cada pase el restaurante Benares no debería tener enemigos.
Imagen superior: chuletas de cordero ahumadas con verduras salteadas en salsa Rogan Josh
Imagen superior: plato de cangrejo de cáscara blanda con arroz inflado, manzana y gelatina de mango
Imagen superior: vista del patio de noche en el restaurante Benares Madrid
Imagen superior izquierda: uno de los cócteles del restaurante Benares Madrid. Derecha: detalle de la sala
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Restaurante Benares
Calle Zurbano, 5
91 319 87 16
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