Decía Picasso que lo mejor es que “la inspiración te pille trabajando”. A Beirut la inspiración les caza cuando están de viaje. Desde su nombre hasta muchísimas de las canciones de sus ya cuatro discos responden a una geografía que van dibujando trabajo a trabajo.
En su cuarto álbum, “No No No” (4AD / Everlasting), Beirut continúan el trayecto con el mismo equipaje de siempre aunque hayan pasado cuatro años desde el anterior disco. Un camino eminentemente analógico apoyado en la letanía vocal de Zach Condon, que va capturando cositas de aquí y allá para amalgamarlas en canciones que mantienen una línea común, aunque en realidad son muy distintas. Porque van de la batucada de “No No No”, al aire new age de “At Once” o al ritmillo britpopero de “Perth” con la facilidad del que deshace una maleta. “Sigo viajando. Sigo yendo de aquí para allá, aunque ya no siento la necesidad de entender la cultura de cada lugar en el que estoy”, confiesa Condon. Ahora es el momento de volcar todo ese conocimiento adquirido a fuerza de coger aviones, sobre todo por la obligación de sonar diferente, ya que admite que “empezaba a sentirme frustrado creativamente, a oírme muy repetitivo”. Las leves variaciones en la instrumentación son la consecuencia de este sentimiento, como se escucha en “Fener” o en la propia “No No No”, sin despreciar el enfoque clásico de “As Needed”.
Esta foto: Shawn Brackbill. Foto inicio: Drew Reynolds
Pero tampoco hay que exagerar. Nadie que se acerque a este disco pensando que va a oír unos Beirut diferentes saldrá con esa idea. La voz y la mentalidad de Condon es demasiado dominante como para que los cambios suenen radicales. El músico de Santa Fe lo vaticina con cierto fatalismo: “Espero mantenerme unos años más haciendo giras y ganar un poco de dinero antes de desaparecer en la mediocridad”. Quizá no sea la mejor actitud para encarar el futuro, pero sinceridad no le falta.