Paseaba yo hace unas semanas ensimismado en mis naderías cuando pasé por la puerta de un lugar que llamó mi atención. Unas puertas giratorias y unas cristaleras que no reconocía en un barrio que creía saberme al dedillo. Había nacido al borde de Malasaña un hostel y no me había enterado. Un hostel Bastardo, además. Que, entre nosotros, son los mejores.
Bastardo: el hostel ilegítimo de Madrid
Así había sido. A finales de mayo esta novedosa criatura fue inaugurada en la calle San Mateo, en la bisagra entre Malasaña y Chueca. Un edificio completo que ocupa una manzana entera es el contenedor que Juan Ceña, antiguo CEO de Room Mate Hotels, eligió para este proyecto experimental bautizado como Bastardo 1, el primero de una futura flota de hoteles ilegítimos.
El nombre. Primera acepción de la RAE: “Que degenera de su origen o naturaleza”. La definición se ajusta a la idea de un hostel que se aparta del común denominador. Adrián Bermejo, director de Bastardo, nos explica que “cada habitación está dedicada a un bastardo de la historia”, ilustre o a pie de página, no siendo necesariamente hijos ilegítimos de nada. Aquel que ha sido rupturista o transgresor en su tiempo, profesión y espíritu tiene su hueco en el Bastardo Hostel, con su propia habitación identificada con un extracto biográfico (que huye de Wikipedia). Patti Smith, Confucio, Buñuel, Frida Kahlo, Houdini, Gloria Fuertes, Alberto García Alix, Manuela Malasaña, Divine… La transgresión y el alma bastarda lleva sobre todo nombre de mujer.
El qué. Hostel en el que se anima a la convivencia, un concepto anglosajón rara avis en España. En un mismo espacio se integran tres: hostel con habitaciones compartidas en las dos primeras plantas, hotel con habitaciones privadas en la tercera (familias y grupos) y cuarta (parejas) y planta baja donde se instala el restaurante y discurre el programa de actividades de Bastardo.
-57 habitaciones y 243 plazas.
-Terraza en la última planta a punto de ser inaugurada. Amueblada con sombrillas de playa, hamacas y hasta mesas de pimpón.
-En el sótano, dos socorridos servicios: cocina para que los huéspedes se preparen su propia comida y lavandería, ambientada con neones y aires vintage.
Diseño. Imagen gráfica ochentera, fanzinera y algo punk. El logo y la cartelería son obra de los creativos de Salvartes, con sede en Jerez de la Frontera.
-La planta baja, diáfana e inundada de luz por las cristaleras del perímetro, responde al estilo industrial de los diseñadores que suelen trabajar con La Musa. Tuberías de ventilación, chapas metálicas, mallas, cemento, luminarias…
-Sin embargo, nada más salir de los ascensores el huésped se enfrenta a unos pasillos intimidantes en completa penumbra salvo por la señalética de las habitaciones. El acceso a ellas se hace a través del código QR descargado en el móvil.
-Esta zona habitacional lleva la firma de Juanma De Oto. Las estancias compartidas resultan sorprendentemente luminosas y espaciosas. Todas son exteriores y cuentan con estratégicas paredes de espejo. Incluso en las de seis plazas, las camas ganan intimidad gracias a una estudiada distribución pareada. Cada cama, de gruesos colchones, con su puerto usb, cajonera y mesa para el portátil. Un mapa en el suelo orienta al despistado. Las duchas son generosas y están decoradas con techos de vinilo en los que los distintos bastardos vuelven a aparecer.
-Las habitaciones propias de hotel, familiares o para parejas, continúan con el tono de limpieza y amplitud, pero además incluyen sus toallas y amenities. Las mejores alcobas se sitúan en la última planta. Con decoración más cuidada, dos de ellas disfrutan de terrazas privadas convertidas en soláriums que incluso contarán con duchas exteriores. Estas últimas, en torno a 130 euros.
Para quién. Bastardo Hostel está enfocado a un público millennial, mochileros que viajan solos a la aventura o con amigos, o bien ya son padres (y a lo mejor ya han cumplido los cuarenta) y se traen a la prole a que correteé por la amplitud del hostel. Sí, un hostel con niños es posible y puede tener sentido.
Comer y beber. De la restauración de Bastardo Hostel se ocupa el grupo La Musa. A un lado, la zona de cervecería (con sus propias cervezas artesanas) y cafetería, donde se desayuna. Al otro lado, el asador Limbo, presidido por un imponente horno de carbón. En él se acaban los platos de una carta especializada en street food. Entre hamburguesas y bocadillos, sobresale el pollo macerado durante 48 horas antes de arrojarlo sobre las brasas. “Por doce o quince euros puedes comer perfectamente”, nos asegura Ruth Enríquez, directora de contenidos. En un nivel superior de Limbo, una enorme mesa compartida de 22 comensales para eventos y celebraciones, también modulable para cócteles que requieran de espacio liberado.
Actividades. La parte más diferencial de Bastardo Hostel bajo la etiqueta #aquípasancosas. En la planta baja se ha diseñado un espacio inclusivo que junta al viajero y huésped con el que vive en Madrid. Un punto de encuentro. “Un espacio no sólo para los que están de paso, sino para los madrileños, para el barrio”, cuenta Ruth. Un espacio cultural pero también social que haga comunidad. Escaparate y plataforma de creación para talentos emergentes. La fachada cambiará su piel cada mes y medio o dos meses; por ahora, los estudiantes de Bellas Artes ilustran a los personajes bastardos que inspiran las habitaciones.
La agenda de programación no para de crecer y admite todas las disciplinas, formatos y públicos con la intención de fidelizar un calendario habitual. Música en directo (empezó con Marwan y siguió con Los Celos, Rolando Bruno, Abigail y la Cosa del Pantano…), yoga (Wonderlust), danza (han tenido a dos bailarines de la Compañía Nacional de Danza bailando El lago de los cisnes), microteatro, poesía, presentaciones literarias y compromisos con citas como el Orgullo, el Festival Eñe, Márgenes… Hasta emprendimiento y formación en tecnología y robótica.
Citas imprescindibles: sus electroverbenas y sus fiestas de swing, algunos sábados a las 12:00 de la mañana, así como las quedadas de yoga en la terraza dos veces al mes a las diez de la mañana. Frente a la grada, una pantalla gigante dará sentido al fútbol mundialista en directo. Eso sí, los banderines futboleros han sido sustituidos por el dibujo de un Putin que ejerce de árbitro de la contienda. Este mismo graderío es tomado las noches de los viernes y los sábados por las mesas de dj’s.
No cabe el hilo musical de ascensor al uso de otros hoteles. La música es una selección concebida para Bastardo Hostel Madrid.
El ritmo de Bastardo Hostel es más diurno que nocturno. No es un hotel de fiesta, a los huéspedes se les mima y la misión es que descansen. Por eso la terraza de la azotea está orientada al tardeo de una playa urbana.
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Bastardo Hostel
Calle San Mateo, 3, Madrid
bastardohostel.com
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