El estudio de arquitectura Bailorull reforma y amplia una casa de verano de los años 30 en San Cugat del Vallés, cerca de Barcelona.
Casi un siglo de historia encierra esta vivienda situada en una privilegiada zona residencial junto al club de golf de San Cugat. Los arquitectos Manuel Bailo y Rosa Rull, directores de Bailorull, se opusieron a la demolición de la casa original y optaron por renovarla y ampliarla, disolviendo los límites entre su presente y su pasado.
En las proximidades de Barcelona, Bailorull recupera esta vivienda original de ladrillo de los años 30 y la complementa con un nuevo volumen, unificando el conjunto de 222 m² con un lenguaje contemporáneo de tonos neutros. Las dimensiones de la ampliación responden a las proporciones de las fachadas del entorno que la rodea. Y su posición respeta el ritmo y la densidad del tejido urbano de la antigua calle Villà, caracterizada en esta zona por sus viviendas aisladas de estrechos jardines. Desde la calle, ambas edificaciones se perciben como dos volúmenes independientes íntimamente relacionados, que se mimetizan con la geometría de las fachadas de las casas vecinas.
Casa ENTRE: el pilar como arquitectura
La nueva edificación acoge una zona de estar en planta baja y dos dormitorios en la primera planta. El diseño sorprende por su monumental pilar de hormigón, estratégicamente ubicado en el centro del salón para lograr una estancia diáfana libre de muros. Un elemento estructural, de aspecto escultórico, convertido en el emblema de la belleza y la funcionalidad de este nuevo hogar.
La robustez del hormigón contrasta con la liviandad de la envolvente acristalada que conforma el cerramiento de la sala de estar. Y ofrece la opción de disfrutar tranquilamente de las vistas del jardín o de salir al exterior a través de sus gigantescos ventanales. Para maximizar todavía más el espacio, los arquitectos han prolongado el pavimento continuo desde el interior de la zona de estar hasta las terrazas que dan a la piscina.
En la primera planta, el hormigón pasa a un segundo plano para dar protagonismo a la madera: utilizada en las carpinterías de las ventanas, las puertas y, especialmente, en la cubierta inclinada a dos guas que corona el volumen proporcionando amplitud, luz cenital y calidez a la estancias superiores.
El abanico de texturas se despliega en los techos
La voluntad de los arquitectos de no derribar la casa existente y apostar por su renovación ha posibilitado la integración fluida entre lo nuevo y lo viejo, entre el presente y el pasado. Tras la reforma, la construcción original acoge el resto de las estancias de la casa. Por ejemplo, la cocina en la planta baja y varios dormitorios en la primera planta. Con la peculiaridad de que en cada una de las salas, los arquitectos han preservado varias texturas de estilo rústico. En las paredes, destaca el ladrillo visto pintado en distintos tonos neutros. Pero la mayor diversidad predomina en los techos, siendo especialmente singular el de bovedillas de cerámica vista. Un abanico de texturas que es producto de una vivienda renovada y ampliada de manera fiel a sus orígenes y a su entorno.
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Créditos de la reforma y ampliación casa ENTRE
Arquitectura: Bailorull (Manuel Bailo Esteve y Rosa Rull Bertran)
Josep Puigdemont (Responsable Proyecto), Julià Garcia Ferrando, Carlos Rocha y Martin Sunjic
Estructura: S4 Arquitectes Bàrbara+ Barenys+ Tarrasón
Ingeniería Instalaciones: Vicenç Fulcarà
Arquitecto Técnico: José Antonio Quesada y Joel Vives
Fotografía: José Hevia/Gregori Civera
Promotora/Constructora: Marcove Industrial SLU