ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Christina Rosenvinge. Foto: Dani Canto

EMPEZAMOS LA CRÓNICA PRIMAVERAL CON LAS JORNADAS DE MIÉRCOLES Y JUEVES: OMD APASIONAN, CHET FAKER EMOCIONA Y BLACK KEYS DECEPCIONAN

Para muchos, hablar del año 2000 es hacerlo de algo que pasó hace poco. Sin embargo, ya han pasado quince años desde la supuesta llegada del fin del mundo. Quince años en los que, por suerte para muchos, el Primavera Sound se ha consolidado como el festival español más importante de música independiente, gracias a su propuesta ecléctica y su apuesta por nombres desconocidos que más tarde pasan a convertirse en referentes mundiales. La edición de este año, como siempre envuelta en polémica entre los defensores y los detractores de su cartel, tenía la obligación de revalidar su posición y demostrar por qué ellos mismos se definen como “Best festival ever”. Los dos primeros días demostraron que, en cuanto a calidad se refiere, la decimoquinta edición supo estar a la altura. Quienes se encargaban de inaugurar la primera jornada del festival eran los barceloneses Las Ruinas, que aparecían en el escenario ATP bajo un excesivo calor y ante un público aún escaso, dado lo temprano de su actuación. Ninguno de estos dos factores fueron impedimento para que el trío mostrara la misma actitud punk que ha marcado sus conciertos desde que, en 2010, aparecieran en la escena nacional con Butano!, el primero de los seis discos que han publicado hasta ahora, al ritmo de uno por año. Punk que se mezclaba con el noise y el pop más reciente de su último y sobresaliente trabajo, Toni Bravo. Energía y rapidez para himnos como Cerveza Beer u Ovni, tema que sirvió de despedida y finalizó un concierto acelerado y divertido. Menos suerte tendrían los australianos Panama, que retrasaron el inicio de su concierto debido a problemas con el sonido. Algo se empeñaba en no funcionar mientras los fans que se congregaban en las primeras filas se desesperaban. Apenas les quedó tiempo para veinte minutos de actuación, en los que evidenciaron no sentirse cómodos en absoluto, sensación que se apreciaba con facilidad desde el asfalto. Toda una decepción para los que esperaban bailar con su electrónica nostálgica y cálida.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Cinerama. Foto: Dani Canto

El Forum iba congregando a cada vez más público que, aprovechando los últimos rayos de sol, ocupaba el césped cerveza en mano. Mientras tanto, Christina Rosenvinge se preparaba para dar un concierto que, lamentablemente, destacaría por su mal sonido. Un volumen excesivo enturbiaba todos y cada uno de los instrumentos en una pelota de graves indefinidos, que impedía disfrutar de las excelentes y cuidadas letras de Lo Nuestro, el último trabajo de la cantautora. Christina, probablemente ajena a lo que sucedía fuera del escenario, se empeñaba en dar una actuación que se alejaba completamente de las que habitualmente ofrece en salas y pequeños recintos. Cargada de actitud, arremetía contra la guitarra o el piano con una fuerza que la situaba más cerca del rock que del pop. Entre canción y canción quiso celebrar lo que ella llamó como “la semana de la liberación”, en alusión a los últimos resultados electorales, y dedicó su canción La muy puta “a la innombrable”, la cual hubiera lucido más de haberse entendido la letra. Cargada de sensualidad, decidió acabar el concierto con La tejedora, desplegando toda su fuerza vocal y haciendo que lamentásemos no haber podido disfrutar del concierto como se merecía. Mejor sonido tendrían Cinerama, la cara b de The Wedding Present, que salían al escenario dispuestos a mostrar su mejor versión. Con elegancia de crooner, David Gedge sacaba su faceta más luminosa y repasaba los temas de Valentina, que sonaban como nunca gracias a la sección de cuerdas que, desde el fondo del escenario, acompañaba a la banda para aportar esos pequeños detalles que hacen que las canciones funcionen. A pesar de todo, algo había en la forma de cantar del británico, que en muchas ocasiones parecía convertirse en una versión descafeinada del mejor Morrissey, comparación que, por desgracia, jugó en su contra.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Albert Hammond Jr. Foto: Dani Canto

A la hora de la cena, como suele ser habitual, se provocaba una desbandada general hacia la zona de restauración, que dejaba las últimas filas un tanto desangeladas. Ante este panorama aparecía Albert Hammond Jr., que tenía la oportunidad de demostrar que su carrera en solitario puede ser igual de interesante que su trabajo con los Strokes. Lamentablemente, el guitarrista se mostró en todo momento fuera de lugar, como si no encontrara su sitio en el centro del escenario, y presentó un repertorio inconsistente y deslavazado. El rock más setentero se mezclaba sin continuidad con ramalazos punk y pasajes más heavys, difuminando cualquier rastro de personalidad propia. Incluso se atrevió con una versión un tanto desnatada del Ever fall in love, de los Buzzcocks, que muchos no llegaron a entender a que venía. Por suerte para el americano, aún le quedaba una oportunidad para redimirse el sábado en compañía de Julian Casablancas y compañía.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)OMD. Foto: Dani Canto

Ya con la noche completamente cerrada y un público de lo más variopinto, salían entre una gran expectación OMD, uno de los nombres que más controversia crearon cuando aquel imposible videojuego nos desvelaba el cartel completo de festival. Y es que recuperar a bandas históricas de épocas pasadas es una apuesta que alberga demasiado riesgo. Esta vez, sin embargo, el resultado fue de victoria absoluta. En una extraña pero sorprendente maniobra, el grupo arrancaba con Enola Gay, entre la más absoluta euforia de los allí presentes, que entonaban con sus gritos la ya universal melodía que salía de los sintetizadores. Tras esas primeras notas ya se intuía que todo lo que vendría a continuación sería una colección de hits, que quién más y quien menos ha escuchado alguna vez, reteniéndolos involuntariamente en la memoria. Así sonaron Tesla girls, Souvenir y el combo Joan de Arc y Maid of Orleans, celebradas entre vítores ante un pletórico Andy McKluskey, que no paraba de saltar, dar palmas y alentar al público a acompañarle. Una actitud más propia de un veinteañero, que demostró que para algunos lo importante es sentirse joven por dentro y que sirvieron como complemento perfecto para un concierto redondo de principio a fin.

El jueves se presentaba con el mismo calor y con la presencia de mucha más gente, que desde primera hora del día llenaba el metro y las inmediaciones del Forum cerveza en mano. Dentro del recinto los más curiosos merodeaban por los puestos de discos y camisetas mientras que los más valientes se sentaban bajo el sol en las gradas del escenario Ray-Ban, donde a las cinco de la tarde tenían programada su actuación Perro. Los murcianos tenían la difícil tarea de revalidar el excelente concierto que dieron el año anterior, con la exigencia de incluir nuevas canciones en un repertorio de sobra conocido tras un año en el que han girado por todo el país. Ante esta perspectiva, comenzaron con un tema nuevo basado en los mismos principios que su debút Tiene bacalao, tiene melodía, y que no desentonó con grandes éxitos como La reina de Inglaterra o Marlotina. Con su habitual sorna, quisieron dedicar el concierto a Chiquito de la Calzada, que cumplía años ese mismo día. Sin duda, las ganas de disfrutar de su próximo álbum aumentaron tras la actuación.

En otras gradas de menor tamaño, las del escenario H&M Pro, se sentaban unos pocos espectadores a contemplar el espectáculo que habían preparado los brasileños Camarones Orchestra Guitarrística, grupo instrumental de stoner que demostraron estar encantados con su actuación en el Primavera. Con un sonido demoledor, se atrevieron a mezclar con sus pesadas guitarras ritmos de samba mientras no borraban la sonrisa de la boca. Algunos incluso se atrevían a levantar los cuernos ante los punteos trepidantes de su guitarrista solista. Si algo hubo que lamentar fue el imperceptible teclado, que si bien no era más que un mero acompañamiento, de haber sonado más alto hubiera dado algo más de gracia al asunto.

Apenas veinte minutos después el mismo escenario cambiaba de registro para acoger a Fakuta. La chilena, cuya brillante chaqueta resplandecía bajo el sol, ratificaba por qué Chile es en estos momentos uno de los valores en alza del electropop mundial. Colaboradora habitual de Javiera Mena o Dënver, el trabajo en solitario de Fakuta sigue una línea similar, cargada de melodías pegadizas, letras ensoñadoras y ritmos discotequeros. Un concierto que, de haberse producido a una hora más tardía y en un escenario algo más grande hubiera lucido muchísimo más. Imprescindible no perderle la pista.

Según avanzaba la tarde se apreciaba cómo las riadas de gente que se desplazaban de un concierto a otro aumentaban en número, y así no sorprendió que varios centenares de personas se congregaran para ver a uno de los pocos grupos españoles que participaba en el festival, Syberian Wolves. Herederos directos de Wolfmoher -quién sabe si su nombre tendrá relación-, este dúo de guitarra y batería desplegaron una pericia técnica que, de haber escuchado el concierto con los ojos cerrados, llevaría a más de uno a pensar que se encontraba ante un grupo de más de cinco personas. Muros de sonido para unas canciones que se movían con naturalidad entre el post-punk más atmosférico y el rock más épico.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Kelela. Foto: Dani Canto

Siguiendo con las guitarras, el escenario Pitchfork se llenaba para recibir a Viet Cong, uno de los hypes de la edición de este año. Gracias al éxito de su álbum de debut homónimo, la expectación creada alrededor de la banda canadiense era enorme y nadie quería perderse su actuación. Ésta comenzó con su vertiente más punk, enlazando sin descanso los temas más coreables de su discografía, que los fans aprovechaban para dar rienda suelta a sus pasiones. Ecos de los primeros Clash se mezclaban con un sonido lo-fi que, a medida que avanzaba el repertorio, comenzaba a difuminarse entre torrentes de distorsión noise y bucles interminables, que rebajaban los ánimos y enturbiaban el resultado, al que tampoco ayudaba el deficiente sonido que salía de los altavoces. Una lástima. Mucho mejor resultado tuvo Kelela, otro de los platos fuertes de este Primavera. La que muchos han situado ya como la heredera directa de FKA Twigs se presentó en el escenario Adidas Original acompañada únicamente de un ordenador y un set de luces que jugaría en su favor desde el primer minuto. Bases cuidadas hasta el último detalle, plagadas beats metálicos, acomodaban a la perfección la potentísima voz de la de Washington, que tan pronto se dejaba llevar por el soul, el R&B o el trap sin perder en ningún momento la elegancia. Tal era la perfección con la que abordada cada canción que entre el público reinaba el más absoluto silencio, fruto de una mezcla de asombro y admiración.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Black Keys. Foto: Eric Pamies

En el polo opuesto se situarían unos de los cabezas de cartel con más tirón de la noche, los Black Keys. Atraídos por el demoledor éxito de El Camino, la afluencia de gente era considerable y era complicado hacerse con un sitio desde el que apreciar el escenario en su totalidad. Lo que sí se pudo comprobar desde la primera canción es que el parón de seis meses que han sufrido Dan Auerbach y Patrick Carney no les ha sentado nada bien. Si bien algunos esperaban una actuación mediocre por parte de Carney debido a su reciente lesión de hombro, fue Auerbach el que parecía estar más en un ensayo que en el escenario principal del Primavera Sound. Pocas ganas y una voz que sonaba incluso por debajo de las coristas despojaban a las canciones de su espíritu de blues sucio. Apenas cuatro canciones hicieron falta para que una gran parte del público abandonara el recinto en busca de otra opción más apetecible.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Chet Faker. Foto: Xarlene

Esta alternativa la encontraron muchos en Chet Faker, que abarrotaba el escenario Ray-Ban, donde todos querían comprobar cómo sonaba en directo el aclamado Built on Glass. Y si este disco presume de tener un sonido donde convergen el jazz, el soul, y los ritmos electrónicos, fue esta última parte la que destacó en la actuación. Desde la primera canción Nick Murphy, acompañado de dos músicos que le ayudarían a redondear el sonido, desató su vena más club y puso a todo el mundo a bailar, sin prisa pero sin pausa. Algo tímido al hablar, contrarrestaba esa actitud con una fuerza en la voz que no le restaba sensualidad a ninguno de los temas. Con el público metido en el bolsillo gracias a esta reinterpretación tan apropiada para un horario tan tardío, el australiano no se quiso despedir sin regalar una excelente e íntima interpretación de Talk is Cheap que puso los pelos de punta.

ASÍ FUE PRIMAVERA SOUND 2015 (1)Jungle. Foto: Xarlene

Con el gusanillo del baile ya metido en el cuerpo poca gente se quiso mover de su sitio y decidió esperar a que saliesen Jungle, que venían de triunfar con su actuación del año anterior y su nominación a los Mercury Prize. Y dicho y hecho, la banda de neosoul más interesante de los últimos años apareció dispuesta a no dar ni un respiro, entre líneas de bajo funk, potentes vientos y percusiones trepidantes. Con la clara misión de trasladar la fiesta que se montaba encima del escenario al público, el cierre del concierto fue de la mano de su tema más conocido, Busy Earnin’, que puso a todos a saltar mientras tarareaban su conocida melodía. Una auténtica celebración de lo mejor de la música urbana contemporánea.Con la noche ya muy avanzada únicamente quedaba sitio para la electrónica, que se repartía entre los distintos rincones del Fórum en varios formatos. Uno de los más interesantes en su propuesta era el de los locales The Suicide of Western Culture, tras el destacado Hope Only Brings Pain. Frente a frente, sus dos componentes se atrincheraban bajo un arsenal de teclados, cajas de ritmos y pedales para configurar su característico sonido de electrónica lo-fi industrial, que abusó de cierta recreación en las bases y se olvidó en gran parte de las melodías, decepcionando un poco a los que esperaban pasarse el concierto tarareando el Love Your Friends, Hate Politicians.

Con los ánimos a tope, consecuencia directa de estar aún al principio del festival, muchos quisieron concluir la jornada con el techno de Richie Hawtin. Sin embargo, los que esperaban encontrar una versión actualizada de los sonidos de Detroit o una propuesta similar a la que el mismo Hawtin hiciera con su proyecto Objekt, se encontraron con un volumen excesivo y una sesión que pecó plana y repetitiva y dejó un sabor agridulce en muchos de los allí presentes. Larga jornada que finalizó con largas colas a la salida del Forum, donde todo el mundo desesperaba por encontrar un taxi y llegar a casa a descansar ante la perspectiva de encarar los dos días posteriores al mismo ritmo…