Lukas Truniger, junto al científico Bruce Yoder, presenta su nueva exposición “Arcoíris imposible”, donde recrean arcoíris sintéticos mediante innovadoras técnicas.
Hoy, 5 de diciembre, LABoral Centro de Arte inaugura “Arcoíris imposible. Un ejercicio de paisajismo celeste”, una instalación de Lukas Truniger y Bruce Yoder. La obra recrea arcoíris y otros fenómenos atmosféricos mediante tecnología avanzada, explorando nuestra relación con la naturaleza y el deseo humano de imitarla. En un entorno inmersivo de luz y sonido, invita a reflexionar sobre el cambio climático y los equilibrios del entorno.
Fotos: Ana Sánchez, LABoral Centro de Arte (Gijón).
El 5 de diciembre, LABoral Centro de Arte (Gijón) inaugura “Arcoíris imposible. Un ejercicio de paisajismo celeste”, una instalación creada por el artista visual y sonoro Lukas Truniger y el científico Bruce Yoder. Esta exposición recrea de manera artificial fenómenos atmosféricos como arcoíris, halos y coronas solares, utilizando avanzadas técnicas tecnológicas y científicas. La obra plantea preguntas esenciales sobre nuestra interacción con el entorno y el deseo humano de imitar o controlar la naturaleza. Según nos adelanta Truniger: “será una experiencia profundamente contemplativa. Veremos suaves movimientos de luces y sonidos en constante evolución dentro de este enorme espacio expositivo.”
Con “Arcoíris imposible”, invitamos al público a sumergirse en un estado de asombro, explorando la belleza de los fenómenos ópticos naturales. Este ejercicio de observación e imitación busca redescubrir y comprender nuestro entorno desde una perspectiva renovada.
A través del uso de fuentes de luz altamente enfocadas y ópticas especializadas, Lukas Truniger y Bruce Yoder crean arcoíris sintéticos que se mueven y se transforman lentamente en el espacio expositivo. “Llevamos varios años trabajando en la imitación de nubes. Siempre fascinados por este proceso, encontramos un nuevo desafío en los fenómenos ópticos de nuestros cielos. Estos dependen en gran medida del punto de vista del observador. Igualmente, plantean preguntas sobre las condiciones efímeras y frágiles que encontramos en nuestro entorno.” Explica Truniger.
La pieza juega con la percepción de los visitantes, quienes navegan por la sala contemplando los arcoíris desde diferentes perspectivas. Inspirada en los movimientos de nuestro sistema solar, utiliza rotaciones periódicas de luz y sonido para generar un entorno en constante evolución. “Arcoíris imposible” plantea preguntas sobre nuestra interacción con el entorno y explora el deseo humano de imitar y ejercer control sobre la naturaleza. Mientras fenómenos como las nubes tienen un interés estratégico relacionado con el acceso al agua y la refrigeración, los arcoíris se presentan como fenómenos de puro interés estético y poético.
La obra busca abordar este dilema de manera constructiva. ¿Por qué queremos controlar nuestro entorno? ¿Qué motivos hay detrás de este impulso? ¿Existen otras formas de convivencia y de interacción con nuestro medio?
Truniger y Yoder reflexionan sobre este tipo de ingeniería, apropiándose de sus técnicas pero despojándolas de los motivos de poder. La instalación aborda ideas relacionadas con la ingeniería climática, la geoingeniería y el control meteorológico. Se reutilizan estos enfoques para crear una experiencia artística. Además, especula sobre cómo podrían lucir estos fenómenos en un futuro marcado por el cambio climático o el paso del tiempo. ¿Cómo sería el arcoíris en un sol envejecido y enfriado?
Arte, tecnología y ciencia
La colaboración entre Truniger y Yoder comenzó en 2018, cuando se embarcaron en el desarrollo del proyecto “Ethereal Fleeting”, una instalación dedicada a recrear nubes sintéticas. Según explica Truniger: “Mantenemos un intercambio constante de ideas y una contribución equitativa al proyecto. Exploramos de manera continua las posibilidades de las naturalezas sintéticas, a través de la imitación y extrapolación de fenómenos naturales.” Este enfoque interdisciplinar desdibuja los límites entre arte y ciencia, invitando al público a reflexionar sobre la fragilidad de nuestro entorno y su conexión con los avances tecnológicos.
“Mientras que fenómenos atmosféricos como las nubes tienen un interés estratégico por su relación con el acceso al agua y la refrigeración, los arcoíris representan fenómenos puramente estéticos y poéticos”.
Lukas Truniger combina arte visual y sonoro para explorar la relación entre sistemas naturales, sociales y tecnológicos. Por su parte, Bruce Yoder es especialista en química física e investiga las interacciones entre luz y materia. Juntos han creado una instalación que invita a reflexionar sobre los delicados equilibrios de nuestro entorno y cómo podrían transformarse en el futuro.
“Arcoíris imposible” se ha desarrollado a través de una residencia de investigación y producción en LABoral Centro de Arte, dentro del programa europeo EMAP (European Media Art Platform). Ha contado con el apoyo de Pro Helvetia – Swiss Arts Council, Ernst Göhner Stiftung, Stiftung Anne-Marie Schindler y Cassinelli Vogel Stiftung.
La exposición estará abierta al público hasta el 3 de mayo de 2025 en LABoral Centro de Arte. Más información sobre “Arcoíris imposible. Un ejercicio de paisajismo celeste” aquí.