La especialización tiene el precio de la expectativa. Cuando un restaurante se presenta como experto en algo tiene poca maniobra. Se lo juega a una carta, sin más alternativas. Araldo es sinónimo de pizzas veronesas (y helados artesanos, también), así que todo comensal que entra en su morada acaba juzgando el resultado con más o menos las mismas pruebas a su disposición. Veredicto: Araldo (al que añaden la coletilla de Arte del Gusto) ofrece unas pizzas fabulosas. De ellas nos gustan su variedad, su tamaño, su sabor a la Italia del Véneto, su masa quebradiza y su interior esponjoso. Araldo además desborda simpatía, destila buen gusto estético y hasta da bien de beber.
Imagen superior: Pizza San Giacomo (tomate San Marzano confitado, queso Grana Padano curado 24 meses, burrata, tomates semi-secos rojos y amarillos)
Sonia y Vittorio arrancaron la historia de Araldo Arte del Gusto en un pueblecito de Verona allá por 2004. El año pasado abrieron su primera sucursal en Madrid, en pleno centro, con idéntica propuesta: pizzas de estilo veronés y helados cremosos de postre. Como con el big bang de las hamburguesas, las pizzas también han tomado España y su capital en su versión gourmet. Pero su invasión siempre ha sido más napolitana y romana, por lo que Araldo contaba con ese margen de la diferencia.
Imagen superior: la panuccia di Araldo
Y con el reconocimiento de haber sido premiado durante seis años seguidos por la guía Gambero Rosso, biblia de la mia Italia gastronómica. Y es que las pizzas de Araldo resultan irresistibles. De masa fina, son suaves y ligeras por dentro, y crujientes por fuera. Garantizan ser más digestivas al emplear harina biológica semi-integral molida a piedra —sin entrar en asuntos de OMG—, masa madre con un reposo de al menos 60 horas, a temperatura y humedad controladas, y aceite de oliva virgen extra. Además, los ingredientes llevan el sello de la denominación de origen italiana. Cada rodaja es un plato con entidad propia, de alto valor nutritivo y sustancia que se ventila en la mesa con deleite y parsimonia.
Imagen superior: pizza Quattro Formaggi de Araldo
Imagen superior: pizza y panuccia durante la espera
De entrada y durante la espera, una selección de quesos y embutidos típicos: queso Fiordilatte con anchoas del Cantábrico, burrata con tomates rojos semi-secos y orégano, aceite y queso Grana curado 24 meses, ensalada con Mozzarella, vitello tonnato, mortadela…
Imagen superior: cortando Araldo Picante (tomate San Marzano confitado, fiordilatte, peperoni picante)
Y las pizzas… Ay, las pizzas. Cualquiera equivale a una victoria. Desde las que contienen tomate San Marzano confitado, una delicia, como la San Giacomo, la Margherita Confit, la Marinara Confit o la Araldo Picante, a la Speck Di Sauris (con queso Fiordilatte, Gorgonzola, Speck, nueces y miel), la Quattro Formaggi (Fiordilatte, Gorgonzola, Asiago y Grana Padano) o la de Panceta y Champiñón (una especie de carbonara con Fiordilatte, queso Asiago, champiñón, panceta y aceite de romero). Puede además añadirse cualquier extra: salami y boquerones, aceitunas negras y champiñón, más quesos, más tomates, ¡más de todo!
Imagen superior: surtido de pizzas de Araldo
Imagen superior: carta de Araldo y pizza San Marzano (tomate San Marzano confitado, queso Fiordilatte, aceitunas negras, Grana Padano curado 24 meses, emulsión de albahaca fresca)
De postre, únicamente régimen de helados caseros hechos al momento y sin gluten. Enormes bolas de Fiordilatte, vainilla, chocolate o limón, con sus aderezos correspondientes, que suponen una solución bien pensada para diluir todavía mejor las harinas y los productos ingeridos previamente. O, al menos, para acabar con más felicidad el paso por Araldo, cuyo local se ha resuelto con una decoración cuidada y de gustosa sencillez, de estilo rústico y orgánico pero con ciertos elementos industriales. Los apliques, las sillas tapizadas, las mesas de madera, las plantas, las vigas, la grifería del baño… Todo acompaña.
Imagen superior: los helados caseros sin gluten hechos al momento de Araldo
Por si fuera poco, cuenta Araldo con una zona de Mercato en la que aprovisionarse de aceite ecológico, tomates secos, salsas y pastas. Lo único que aquí no suena a Italia es su hilo musical, que a veces incluso deja escapar acordes de Lynyrd Skynyrd. Una curiosidad que también puede disfrutarse mientras uno apura un vaso de espumante Prosecco Maccari, otro uno de tinto Valpolicella Corte Giara y otro más se ventila un Negroni Sbagliato (con espumante en lugar de ginebra). La carta de tragos se completa con el Negroni clásico, el Spritz, el Americano, los gintónics de la casa o con alguna birra.
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Araldo
Calle de los Madrazo, 5, Madrid
Tel. 911 38 41 65
araldoartedelgusto.es
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