La artista alemana Anne Imhof toma el Palais de Tokyo de París con una obra global y polifónica – hasta el 24 de octubre.
Atrás quedó el celebrado éxito de su obra, Faust, que le valió el León de Oro en la Bienal de Venecia en 2017, en esta ocasión, Anne Imhof interviene nada menos que el edificio del Palais de Tokyo en su totalidad, en una nueva entrega de las series de exposiciones Cartes Blanches, inaugurada por el artista Ugo Rondinone en 2007 y que, desde entonces, ha acogido las propuestas de artistas de renombre como Philippe Parreno, Tino Sehgal, Camille Henrot o Tomás Saraceno.
Imagen superior: ROOM III (2021). Cortesía de la artista, Galeria Buchholz et Sprüth Magers. Foto: Andrea Rossetti.
ROOM VI (2021). Cortesía de la artista, Galeria Buchholz et Sprüth Magers. Foto: Andrea Rossetti.
Bajo el comisariado de Emma Lavigne y Vittoria Matarrese, el Palais de Tokyo muestra el amplio rango y la gran complejidad de la obra de Anne Imhof, que presenta su proyecto más ambicioso hasta la fecha, en el que podemos ver su faceta más desconocida en disciplinas como la pintura, el dibujo y la escultura, así como nuevas producciones performáticas basadas en sus investigaciones sobre la puesta en escena y la composición sonora.
Eliza Douglas, Untitled (2020). Cortesía del artista y el aire de París (Romainville). Foto: Andrea Rossetti.
Eliza Douglas y Anne Imhof, VAPE MUSIC (2021). Performers: Daniel Birkner, Kwaku Broni, June Won Choi, Jakob Eilinghoff, Bruno Krahl, Mickey Mahar, y Henning Sponholz. Cortesía de los artistas, Galerie Buchholz et Sprüth Magers. Foto: Andrea Rossetti.
Primer plano: ROOM V (2021). Cortesía del artista, Galerie Buchholz y Sprüth Magers. En el fondo: MAZE (2021). Cortesía del artista, Galerie Buchholz y Sprüth Magers. A la derecha : Joan Mitchell, LA GANDE VALLÉE XX (JEAN) (1983) © Estate of Joan Mitchell (Nueva York). Foto: Andrea Rossetti.
Para la ocasión, Anne Imhof ha desnudado el Palais de Tokyo hasta los huesos, transformando el edificio en un territorio de resistencia y resonancia, en respuesta a la brutalidad de su arquitectura.
Ha creado un amplio paisaje de pantallas de cristal reciclado, a modo de laberinto, que cerca a los espectadores, aunque sus paredes transparentes les permitan ver a través, planteándose cuestiones recurrentes en su obra como la supervivencia de la privacidad y la intimidad ante la proliferación de puntos de vista. El Palais de Tokio se convierte en un espacio en el que las temporalidades colisionan y a través de un juego infinito de reflejos, apariciones y desapariciones, construyen un espacio intermedio entre el interior y el exterior, a partir del cual surgen nuevas imágenes.
A la izquierda NATURE I (2021). Cortesía del artista, Galerie Buchholz y Sprüth Magers. A la derecha : Eliza Douglas, SIN TÍTULO (2020). Cortesía del artista y Air de Paris (Romainville); © Eliza Douglas. Foto: Andrea Rossetti.
Adrián Villar Rojas, SIN TÍTULO (de la serie “RINASCIMENTO”). Cortesía del artista, Marian Goodman Gallery y Kurimanzutto. Foto: Aurélien Mole.
En Natures Mortes, Anne Imhof nos invita a caminar entre la vida y la no-vida, la oscuridad y la luz, el pasado y el presente, la quietud y la acción, la intensidad y el desencanto.
A trazar libremente nuestro propio camino a través de este gran espacio abierto, poseído por la pintura, el ciclo fugaz de la vida y las interrupciones del momento presente. Anne Imhof propone un recorrido, compuesto por algunas de sus piezas clave como Rage, Angst, Faust y Sex, expuestas por primera vez en París, así como de una singular y variada colección de obras antiguas y actuales. La selección de su obra entra en resonancia con piezas de otros artistas—hasta treinta—que han inspirado su propio trabajo como Alvin Baltrop, Trisha Donnelly, Eliza Douglas, Théodore Géricault, David Hammons, Eva Hesse, Joan Mitchell, Cady Noland o Paul Thek.
SUNSET, 030 (2019). Cortesía de la artista y Galerie Buchhol. Foto: Aurélien Mole.
Vista de la exposición.
ROOM VII (2021). Cortesía de la artista, Galeria Buchholz et Sprüth Magers. Foto: Aurélien Mole.
Teñida por las sobras de la rabia de Baudelaire y por el siniestro romanticismo de artistas como Goya, Géricault o Delacroix, Anne Imhof investiga el mundo de los espectros y de lo oculto despertando mitos y miedos. Objetos inanimados, flores marchitas, y velas consumidas estimulan nuestros sentidos. Son el recordatorio de que, si bien el origen de las naturalezas muertas se encuentra en el tema de las vanidades religiosas, esta representación alegórica del paso del tiempo y de la muerte también puede ser una celebración de los vivos.
Vista de la exposición.
UNTITLED (2016). Pinault Collection (Paris, Venise). Cortesía de la artista y Galerie Buchholz. Foto: Aurélien Mole.