EL ESPERADO SPIN OFF DE ‘EXPEDIENTE WARREN’ ASUSTA A MEDIAS
Pese que para las películas de terror sea bastante selectivo y escéptico, el director californiano J.R.Leonetti se pone al frente de la última propuesta de miedo llegada a cartelera y aprueba, que no es poco. Cierto es que su predecesora ‘Expediente Warren’, dirigida por el maestro en estas lides, James Wan, había dejado el listón muy alto pero que la prota de esta peli fuera aquella linda muñeca que ya asomaba las coletitas en la cinta de Wan, convertía a nuestra amiga en simpática segundo puesto de cualquier quiniela. Pese a que no estamos ante el mejor ejemplo de cine de terror, Annabelle aterroriza a un curioso público que seguramente, abandone todo por ella el finde de su estreno. Las posesiones diabólicas entierran, durante un tiempo, la temática de casa encantada para centrarse en una muñeca de colección que llega a un feliz matrimonio de los años 60. Ella embarazadísima y él con una sonrisa Profident de americano perfecto, los efectos paranormales comienzan a sentirse desde la mismísima entrada de la muñeca a la casa. Sustos, asesinatos, gritos, puertas que se cierran, presencias demoníacas, pintadas en el techo y terror nivel usuario se van sucediendo a lo largo que la trama va avanzando.
Hay escenas que sobran, otras sin las cuales la película iría directa a la basura, como la secuencia inicial en la que vemos como la muñeca cobra vida diabólicamente o la escena del ascensor que previsiblemente empieza a fallar; también tenemos fieles homenajes a películas como ‘La Semilla del Diablo’, ‘El Exorcista’ o ‘Halloween’, de uno de los maestros del cine de miedo de los 80 junto a Cronenberg y Craven: John Carpenter. Una película por tanto que bebe de todo aquello que se espera de una cinta de esas que te descomponen de arriba abajo y te hacen cerrar todas las puertas nada más llegar a casa, pero que falla el penalti que tanto se espera. Una Annabelle que arrasa a su paso, siempre inquieta, no resulta predecible, pese a lo arquetípico de su argumento y que abriendo la puerta a otras secuelas, ofrece un producto de ver y olvidar que se disfruta de principio a fin, por mucho que el matrimonio protagonista parezca hecho de cera. Atención a los temazos de Spiral Staircase y The Association, perfectos para desequilibrar la atmósfera.