Alejandra Smits es una de las voces más relevantes de la narración multidisciplinar contemporánea, y hoy nos presenta su último poemario, Poetry Scam, un proyecto editorial al margen de toda convención literaria.
Alejandra Smits se define como narradora multidisciplinar, y sus historias toman forma de performances, de cortometrajes, de memes, de fotografías, y también, de vez en cuando, de palabras escritas. Su último poemario, Poetry Scam, es una mezcla de todo lo anterior, y hoy hablamos con su autora para saber a qué se enfrentará todo aquel que lo lea: “El lector se encontrará con un bebé al que tendrá que amamantar y cambiarle el pañal”.
Foto superior: Carlota Guerrero
Para Alejandra Smits, la vida es un ejercicio performativo colectivo, y nosotros, nos revela, somos los protagonistas del gran casting de la existencia. “To exist is to perform”, repite casi a modo de mantra en uno de sus últimos vídeos de Instagram, y es que la idea de que el universo no es más que una extraordinaria y minuciosamente elaborada pantomima es el denominador común de muchos de sus trabajos recientes. Preguntada por tres claves que decodifiquen su discurso como artista, Alejandra nos lanza este diálogo interno:
– ¡Ahhh! Existo, ¡qué subidón!
– ¿Y ahora qué hago? ¿Qué? ¿Vamos a morir?
– Ahhh, tranquila, nada es tan serio, puedes jugar, peeeeerfect.
Alejandra Smits ha construido un universo visual que envuelve y contextualiza a todo lo que cuenta, y en el centro del mismo ha localizado su identidad y su cuerpo. La vulnerabilidad que conlleva exponerse es un valor añadido a su investigación como creadora, pues la obliga a explorar los límites de aquello que le da pánico.
Cualquiera que la siga en Instagram sabe que el humor es un elemento clave en su obra, y que sus memes, que bien podrían entenderse como poemas visuales, apuntan a interrogantes existenciales desde lo cómico y desde lo absurdo. En esta línea, Alejandra nos explica que Poetry Scam empezó siendo un poemario “serio”, cuyo título inicial era Breves notas lúcidas o persona llama a trueno.
Alejandra Smits nos habla del lado colaboracionista de su trabajo, y de cómo nombres como Mariona Valdés, Carlota Guerrero y Paloma Lanna, entre otros, han participado en la confección de muchas de sus piezas. También nos habla de la comunidad de internet, y del vínculo emocional que ha forjado con muchas de sus seguidoras (“son sobre todo mujeres”, apunta), aunque nunca las haya visto en persona.
De pequeña quería ser astronauta o secretaria. Hoy, se ha convertido una de las figuras clave de la escena creativa emergente del país, y su práctica da pistas de lo que cabe esperar del futuro cercano del arte contemporáneo.
Para situarnos:
De pequeña, ¿qué querías ser de mayor?
Lo primero que recuerdo es astronauta. Luego la idea de ser secretaria me encantaba, jugaba a menudo en el escritorio de mi madre y era la secretaria de un doctor, con el que tenía un lío, creo que era demasiado pequeña para ese tipo de imaginario, pero es lo que tiene consumir telenovelas. Luego ya empecé a querer ser simplemente mayor. Sigo esperándolo, a ver si llega.
Un lugar del que vengas y un lugar al que quieras llegar
Geográficamente vengo del lugar en el que nací: Caracas. Y no sé a dónde me gustaría llegar. Emocionalmente, de una sucesión de olas y ahí seguiré hasta que me muera.
Alguien que acabas de conocer te pregunta a qué te dedicas, ¿qué contestas?
Siempre digo lo mismo: Un “hmmm” seguido de un “bueno, a ver, varias cosas” y entonces comento que soy escritora, performer, que quiero empezar a dirigir e interpretar cosas que estoy escribiendo y luego añado “pero también trabajo de modelo”, sonrío y cambio de tema rápidamente.
Tu motto ahora mismo
El que lleva siendo mi motto muchos años “What is true cannot be threaten”, “Lo que es verdad no puede ser amenazado”.
Para profundizar:
¿Cuándo y por que empezaste a escribir?
A los seis/siete años. Escribía mini obras de teatro, anuncios publicitarios de productos y servicios inventados, luego diarios y durante la adolescencia me tocó darle al blog. Y a los quince años me obsesioné con el cine y entendí que era un trabajo, escribir para cine.
¿En qué aspectos has crecido como narradora desde Lo que pasa cuando no pasa nada?
En muchos, tengo más control sobre el formato. Estoy más cómoda escribiendo poesía, de hecho, creo que junto a las “captions” es el formato en el que me desenvuelvo mejor. Pero hace unos meses me lo volví a leer y me di cuenta de que también me había castrado sutilmente respecto a lo libre que me sentía. Hay que estar en alerta constante para que eso no siga pasando.
Empezaste por la palabra escrita, pero hoy tu práctica abarca muchas otras disciplinas. ¿Cómo se cuentan las historias contemporáneas?
Con honestidad y respeto hacia el que la cuenta. Creo que abarcar otras disciplinas es respetarme y aceptar que necesito escribir y actuar y jugar y bailar y explorar. Es estar atenta y saber leer mis intuiciones y las direcciones que te va dando la vida. Lo mejor es estar alineada contigo misma y cuando eso pasa solo hay magia y el mundo es un lugar lleno de posibilidades. Cuando no estoy alineada, todo se torna mazmorra.
El cuerpo y la identidad son motivos recurrentes en tu trabajo. ¿Hay algún límite al uso que les das como objetos artísticos? ¿Es la vulnerabilidad que conlleva exponerte un valor añadido a tu investigación como creadora?
No creo que haya límites cuando se trata de cosas tan cambiantes como la identidad y el cuerpo. La vulnerabilidad de exponerse… nunca dejo de sentirme vulnerable, pero me acostumbro. Una de mis cosas favoritas es enfrentarme a lo que me da pánico. Empecé a hacerlo a los dieciocho años, impulsada por mi madre, me daba un terror que no te sé explicar la idea de saltar de un avión. Y lo hice. Escribir y mostrarme me da pánico, pero lo hago. Mostrar mi cuerpo y bailar me da pánico, pero lo hago. Es acostumbrarme a la fricción momentánea para poder aprender cosas nuevas sobre mí misma.
“To exist is to perform”. ¿Existir es un ejercicio performativo? Cuando nos tomamos las tostadas del desayuno, ¿estamos performando?
¡Sí! Todo el rato la vida es una performance. Interpretamos roles y los vamos cambiando y ajustando según sea necesario. Como una gran obra de teatro en la que todos pariticipamos. Cuando voy a comprar flores, soy cordial y simpatiquísima con el florista, le saco conversación y todo. Luego dependiendo de los actores en una cena, estoy callada o no paro de hablar y hacer bromas. Pero depende del casting… Así que sí, to exist is to perform : )
¿Se ha convertido Instagram un espacio expositivo equiparable a una galería o un museo? En esta línea, te acabas de abrir cuenta en Twitter, ¿cómo te estás desenvolviendo?
No sé si se podría equiparar a una galería pero para bien o para mal, es tu portfolio.
Me he abierto Twitter, aunque en realidad lo he re-abierto porque tuve durante unos meses en 2011 o 2012. Y me está encantando, pensar en tweets es una actividad que me apasiona. A la vez que me encanta seguir a gente que solo suelta genialidades. Hay mucho odio en Twitter, pero también hay muchísimo talento. Punch lines por todas partes, es un sueño. Salvaje. Como la vida.
¿Cómo de importante es el humor en tu obra? ¿Pueden tus memes tener la misma carga poética que tus textos?
El humor es de suma importancia para mí. Siempre ha sido una de las bases de cómo me expreso. Me encanta pasármelo bien y reírme. Incomodarme. Es un arte que considero muy elevado y lo admiro mucho en los demás. Y, respecto a los memes, no sé. ¿Si? Supongo… Que cada uno lo decida por sí mismo.
¿Qué papel juega la moda en tu universo visual?
Mucho o nada. Pero me encanta la ropa y cómo altera mi identidad y me ayuda a adecuarme a los roles.
Tres claves para decodificar tu discurso como artista
– ¡Ahhh! Existo, ¡qué subidón!
– ¿Y ahora qué hago? ¿Qué? ¿Vamos a morir?
– Ahhh, tranquila, nada es tan serio, puedes jugar, peeeeerfect.
¿Cómo concebiste Poetry Scam? ¿A que se enfrentará el lector que lo compre?
Empezó siendo un poemario “serio”, el primer título que le puse era “Breves notas lúcidas o persona llama a trueno”. Me aburrí de mí misma y me atreví a jugar más. Añadí memes hechos por mí. Incluso hay un poema que es simplemente una pantalla de iPhone negra.
El lector que lo compre se encontrará con un bebé al que tendrá que amamantar y cambiarle el pañal.
¿Te sientes parte de una comunidad creativa barcelonesa? ¿Qué colegas han colaborado a definir tu trabajo?
Sí, pero también siento mucho una comunidad en internet, de gente que hay en diferentes partes del mundo. Sobre todo son mujeres y tengo un vínculo emocional con muchas aunque no nos hayamos visto nunca en persona. Pero sí, tengo mucha gente cercana que me ha inspirado y ayudado a encontrarme. Algunos nombres son: Mariona Valdés, Carlota Guerrero, Paloma Lanna, Pablo Díaz-Reixa (El Guincho), Elena Martín, Pol Rebaque, Laura Doardo, Olga de la Iglesia, María Sosa, Román Daniel (Mans O), El colectivo de El Pumarejo y un largo etcétera.
Y para terminar:
Un artista al que desearías poder llamar amigo
Ricky Gervais. Miranda July. Tyler, The Creator. ¡Cate Blanchett! ¿Rihanna? Aldous Harding… No sé, hay demasiados en mi cabeza ahora mismo.
¿Proyectos interesantes en el horizonte?
¡Muchos! Estoy en muchas cosas ahora mismo. Escribiendo diferentes proyectos, pero no quiero hablar demasiado de ellos ¡Acabo de sacar una Newsletter! Se llama Unsolicited Existence, estoy muy emocionada pero nerviosa y con un poco de miedo, eso es bueno.
¿Dónde te ves en cinco años? ¿Y en cincuenta?
En cinco años tendré treinta y dos… me veo con mi pareja, en un hogar lleno de nuestras cosas favoritas, trabajando mucho pero con mucho flow y sincronicidad. Con mi jefa/perrita, Wolf. ¿Con un ser humano al que llame mi hija/hijo?
Y en cincuenta… tendré setenta y siete, espero seguir escribiendo. Y me encantaría vivir en un lugar un poco retirado. Pero qué se yo. La vida hace luego lo que quiere contigo. Así que en ambos escenarios me gustaría ser una versión cercana a mi yo superior y disfrutando. Y riendo. Y no tomándome la vida demasiado en serio.
Autora: Verónica Segura