Aida Salán es natural de Madrid, tiene 28 años y es arquitecta, investigadora, diseñadora y gestora cultural. Además tiene una personalidad arrolladora que contagia. Un espíritu libre que se deja arropar por diferentes ramas del arte y la cultura para formar su práctica. Un trabajo rico y estimulante en el que confluyen varias disciplinas y que últimamente le han llevado a probar suerte con otro oficio: el de la panadería.
Desde sus primeros panes con piedras hasta sus últimos panes tintados Aidan Salán muestra un gusto sensible por la conjunción entre diseño y gastronomía. Entre arquitectura y comida. Sus panes son estructuras sólidamente construidas que quedan instaladas en el tiempo a través de su apariencia, que entra por los ojos, y de su sabor, que sacia nuestro apetito. Hablamos sobre el pan, el arte y la arquitectura con esta joven arquitecta.
Imagen superior: There’s a strong domesticity in every pan-demic situation, bodegón hecho de pan.
Imagen superior: Pan con piedras, fotografía de Konstantin Karpitschka.
Hablamos con Aida Salán sobre todas sus inquietudes y sus diferentes trabajos. Le preguntamos que con cuál todos se identifica más.
Desde la práctica de la arquitectura hasta el diseño gráfico, desde el pan al comisariado, todo mi trabajo tiene como objetivo cuestionar cómo la interacción de estos factores condiciona el objeto de estudio en un mundo global, genérico, digital, saturado.
Mi trabajo proviene de una práctica basada en la investigación, que se formaliza en un espectro muy amplio de soportes, objetos de estudio y formatos. También tiendo a trabajar en equipo continuamente y es esto lo que me ha permitido deslizarme por diferentes prácticas.
Con Cris Argüelles he sido arquitecta, con Diego Iglesias y Cristobal Baños he sido comisaria y con Amanda Bouzada he sido artista. Y aunque tenga también un desarrollo y una práctica individual, me es difícil identificarse con una sola disciplina.
Imagen superior: Amasado de pan junto a Cris Argüelles en Casa Antillón I, febrero 2019. Fotografía de Konstantin Karpitschka.
Aida Salán es arquitecta por la ETSAM, le preguntamos que es para ella la arquitectura.
“Entiendo esta disciplina como una práctica fundamentalmente estética que se transforma en sus métodos para hibridarse con otras y que se formaliza en canales muy distintos. Algunas de estas ideas escogen su forma entre el edificio, el mobiliario, el libro, el dibujo o el texto mientras miran con atención cuestiones como las transferencias superficiales entre lo digital y lo material, las condiciones de contacto directo entre lo arquitectónico y sus objetos ‘menores’ o la revisión crítica y, hasta cierto punto, necesariamente líricas de las herencias recibidas revisitándolas con perspectiva.”
Este es un texto que siempre utilizo para explicar lo que es la arquitectura para mí. Es una especie de statement que voy modificando cada año, cada proyecto finalizado o incluso a veces de un día para otro. La definición revisada con la que más me identifico hoy sería la siguiente: La arquitectura es para mí la utilización de los contextos sociales y políticos que influyen en el lenguaje de la historia y la geografía. Esto desencadena y se traduce en objetos artísticos y arquitectónicos que origina nuevos procesos de práctica y aprendizaje sobre el hoy y el aquí.
Imagen superior: Ingredientes del pan con piedras. Fotografía de Konstantin Karpitschka.
¿Cuál es el mayor interés de Aida Salán hoy en día?
Ser tan sensible a la gente que me rodeo hace que mis intereses varíen siendo inestables y bastante random. Durante este año he tenido la oportunidad de conocerme más y de reflexionar sobre lo que nunca ha cambiado y siempre ha estado ahí. Por ejemplo, me he dado cuenta de que la cocina, los alimentos, es algo que siempre he tenido presente y me ha gustado, de pequeña cocinaba con mi padre y pasaba muchas horas en la cocina, que es algo que hoy en día también hago.
Y esto tiene que ver bastante con mi práctica en general en diferentes hábitos, si tuviese que decidirme por uno, creo que mi mayor interés sería la materia o los objetos. Además creo que sitúa no solamente una práctica, sino un contagio generacional sobre la importancia de la materia en cuanto la abundancia, la ecología, la simbología o la representación.
Imagen superior: Pan trenzado de Aida Salán.
¿Qué es el pan con piedras? ¿De dónde viene esta idea? Aida Salán nos lo explica:
Pan Duro, es una mezcla de dos sustancias y dos tiempos; es una ‘blandez’ que se solidifica y una dureza que se amolda. Realmente nace de un interés en el paisaje y lo doméstico, lo que en el momento cuando desarrollamos el proyecto era un interés sobre la arquitectura, desde el territorio hasta sus objetos menores. Esto surge como una oportunidad para trabajar la continuidad y la superposición de los grandes paisajes españoles sobre (y entre) la segunda mezcla más sencilla – el pan, agua y harina; ya que primero sería agua y barro, la arquitectura. Este proceso de amasado quiere ser un medio de expresión artístico, pero también arquitectónico, para una condición ‘de amalgama‘ en la paradójica coexistencia de lo nuevo y lo viejo, de lo cerca y lo lejos, de lo duro y lo blando.
Una experiencia similar al montaje de lo doméstico compuesto de materialidad y hábitos. Frente a la naturaleza estática de una arquitectura cuyo material pesa y se hunde y una domesticidad de pan que se expande alrededor de la piedra. El busto de la arquitectura, las viviendas, las casas de ladrillo y yeso y permite vivir los rituales de hacer. Las lógicas del tacto del material se asemejan a las lógicas del amasado y la paciencia de la fermentación. Dislocando esta relación del continente y el contenido; a partir de la suavidad que fermenta, se expande contra la dureza y la estática de la piedra.
Imagen superior: Pieza de pan fermentado junto a Cris Argüelles para SOLO SHOW en Casa Antillón, septiembre 2019.
¿Qué hay de arquitectura en la manera que tienes de hacer y pensar estos panes?
Creo que hay algo que está re-brotando de nuevo en el arte, la arquitectura y la gastronomía que es el acercamiento de nuevo a la materia. La auto-producción, el auge de nuevo del arts & crafts o que gran parte de la población se pusiese a hornear pan estos últimos meses.
La arquitectura existe en metodologías híbridas basadas fundamentalmente en prácticas estéticas. O esa es mi percepción contemporánea de esta disciplina, y se me asemeja mucho a mi percepción sobre el pan. Los objetos resultantes, en ambas, son básicos, universales y políticos. En mi hacer en ambas disciplinas me interesa la investigación sobre la producción. En esta producción de ambas, los materiales, los tiempos y lo local requieren un protagonismo directo sobre el objeto resultante. Y a su vez, allí donde vayas siempre habrá dos cosas, algún tipo de pan y algún tipo de arquitectura.
Imagen superior: Composición de panes tintados, por Aida Salán y Amanda Bouzada.
Aida Salán ha usado últimamente tintes naturales para aportar color a sus panes. Le preguntamos cómo surge esta idea.
Surgió de una conversación con Amanda Bouzada (@amennoa), arquitecta y artista con la que tengo la suerte de compartir piso. Un día de cuarentena nos pusimos a hablar de pan y de opciones de hacer una pieza. Ella hace figuras y pendientes con materiales bastante soft y de diferentes colores, entonces intentamos pensar en una forma de realizar una colaboración. Nos gustó la idea de teñir panes de diferentes colores y al empezar a hacerlos nos imaginamos las piezas cosidas, tipo las mantas de patchwork. La verdad es que me encanta cuando salen proyectos de conversaciones casuales, casi del propio hacer, en mi práctica trabajo mucho así.
La primera pieza que hicimos utilizamos los posibles tintes que teníamos en casa, siempre naturales, porque al trabajar en nuestra propia cocina y con nuestro horno, no queríamos utilizar pinturas ni nada tóxico – claro. Se puede utilizar desde curry, albahaca, espinacas, tomate, tinta de calamar, remolacha, un poco todo lo que tengas por casa, lo trituras y utilizas el puré. Realmente lo hicimos probando y como buenas hijas de internet, buscando en webs diferentes tintes que vienen de alimentos.
Imagen superior: Pan tintado, detalle. Fotografía de Juan Borgognoni.
Aida Salán lleva casi dos años horneando panes. Le pedimos que nos explique cuál ha sido el que más le ha gustado. ¿Dónde lo ha hecho y por qué?
Este año me he metido mucho más a hacer panes de hidratación alta, que son del 80% de agua respecto a la harina. En concreto, las ciabattas y las focaccias voy controlando bastante la técnica. Durante esta cuarentena he hecho mucho pan, pero me gustaría mejorar la técnica de otro tipo de panes, me encantan los panes de pueblo como el candeal, la bolla gallega o la coca que se hace en levante, son panes que me encantan. Si tuviese que elegir uno siempre sería el último que he hecho, el pan, como en la mayor parte de las prácticas artesanales, se aprende haciendo.
Pero si tuviese que elegir panes que he hecho para una práctica artística, diría una serie de panes que realicé hace poco para un shooting que saldrá dentro de poco. Son unos panes que construyen un imaginario ritualista. La verdad es que en mi práctica artística cuando trabajo con pan siempre realizo series de varios panes que elaboran un discurso entorno a una preocupación presente, que siempre nace del pan como materia, producto y sistema.
Imagen superior: Pan tintado para Edén de Casa Antillón. Fotografía de Juan Borgognoni.
¿Qué sientes al hacer pan, para quién lo haces y por qué?
Hasta ahora lo he hecho en parte para mí, porque realmente estaba aprendiendo, y sigo aprendiendo. Desde hace unos meses lo hago para la gente cercana y en proyectos en los que me han invitado en los que les interesa introducir panes como piezas escultóricas. Lo que más me gusta del pan es su fugacidad en encontrar la forma, no es un material que te permita pensar continuamente y durante un periodo muy largo replanteando la forma y pudiendo modificarla. Lo veo como un proyecto que nace desde la intuición y que con el tiempo adquiere cuerpo. Estar haciendo, y hacer, se convierte en muchos casos en un conjunto de acciones entrelazadas, que desvelan y deshacen el objeto mismo que interroga la realidad.
IG: @aida_salan