Nuestra primera gran #AbsolutNights: NeoFiesta 8, año 1999
Un día del invierno del 99 alguien nos recomendó ir a ver un espacio nuevo en el centro de Madrid. Era un antiguo taller de coches reconvertido en espacio de arte. Totalmente underground. Se llamaba Garaje Pemasa. Estaba en plena barrio de Salamanca, en la calle General Diaz Porlier, 35. La leyenda cuenta que era propiedad de un constructor y que lo quería vender. Pero que mientras eso ocurriese se lo había cedido a su hijo, que era artista, para montar exposiciones. No sé si sería cierto o no. Da igual. El caso es que una de las personas que lo gestionaba era Mauro Entrialgo, famoso historietista y artista polifacético, habitual de las páginas de Neo2 por aquel entonces. Fuimos a ver el sitio y era maravilloso. Bajabas desde la acera por una rampa y al abrir la puerta del garaje te encontrabas un espacio totalmente diáfano de techos altísimos… Al fondo había un trastero con servicio y unas escaleras que subían a una especie de litera gigante que hacia las veces de despacho. Todo muy cutre, en plan industrial, pero con mucho rollo. Era lo más cerca que podríamos estar nunca del auténtico Nueva York de los años 70. De la decoración original solo conservaba los azulejos amarillentos, no sé si era ese su color natural o se habían teñido de ese color por el efecto, durante años, de las emisiones de los tubos de escape. No había nada más. El suelo era de hormigón y estaba totalmente curtido por los neumáticos de los coches. Nada de efecto vintage, todo real. Y sobre los azulejos algún artista gráfico de los 60 había rotulado, en un tono azul añil, Garaje Pemasa. En el centro, sobre una enorme mesa, estaba la única obra de arte que se exponía en ese momento: “Los últimos de Filipinas”… y consistía en una montaña de Filipinos (sí, las populares rosquillas recubiertas de chocolate de toda la vida).
Lo primero que hicimos en este espacio fue un editorial de moda para el número especial “Old is Cool”, donde los modelos vestidos de Miu Miu estaban envasados al vacío. El fotógrafo era Alfonso Ohnur; la estilista, Amparo Utrilla; el maquillador, Lewis; y el asistente de producción y fotografía era Mingo, hoy co-fundador de la pasarela Madrid Fashion Show. Pocos días antes de cerrar ese número, no sé cómo, surgió la idea o la posibilidad de hacer una fiesta en el Garaje Pemasa. Supongo que estarían a punto de vender el local y era una de la pocas oportunidades que teníamos de volver a aprovechar el espacio. Pero solo teníamos 3 días para organizarlo todo.
Lo primero que hicimos fue llamar a Absolut a ver si nos echaban un cable. Porque si hay Absolut, hay fiesta. Había muy poco tiempo, pero así todo nos consiguieron unas cajas del mítico vodka sueco.
No teníamos camareros, ni barras, ni nada de lo que suele haber en una fiesta convencional de hoy en día. Pero así todo fue una de las noches más mágicas de nuestra historia. Montamos unas borriquetes y pusimos las botellas de Absolut dentro de unos cubos con hielos. El rollo iba a ser autoservicio total.
Teníamos un poco de miedo que no fuera nadie. No habíamos tenido tiempo de hacer fliers ni nada, y en aquella época no podías recurrir a las redes sociales para hacer una convocatoria. Pero al final el sitio se petó por sí solo con el efecto boca a boca. Por allí aparecieron los personajes más dispares. Incluso celebrities de la época a los que nos permitíamos el lujo de dejarles en la puerta porque el aforo estaba completo. Dentro estaba gente que nos parecía más interesante, los representantes de la nueva escena electrónica madrileña y muchos de los diseñadores y fotógrafos de moda que hoy están considerados como consagrados. Absolut en mano, sin más, la gente intercambiaba proyectos, de ahí surgían otros nuevos, había muchas ganas de hacer cosas. Y la gran mayoría se han terminado haciendo.
Recuerdo, porque así lo narra el artículo que apareció en el número 9 de Neo2 sobre la fiesta, que esa misma noche eliminaron al Real Madrid de la Copa de Europa. Y pocos minutos después de acabar el partido, alertados por algún vecino bien pensante y mal humorado por el resultado del encuentro, se presentó la policía en la puerta del garaje. Muy amablemente nos sugirieron quitar la música, no bajarla, solo quitarla. Pero nos dejaron seguir con la reunión. Y lo curioso es que la noche, precursora de las #AbsolutNights de ahora, continuó hasta la madrugada. Nadie se fue. La gente estaba tan estimulada compartiendo sus movidas que ni se enteraron de que al final era una fiesta sin música. La primera y única fiesta sin música a la que he asistido en mi vida.
Al final de lo que se trata es de tener ganas de hacer cosas y compartirlas con la gente que tiene tus mismos impulsos. De eso van las #AbsolutNights
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En las fotos: Fatima Eiras, Cecilia Paniagua (un beso fuerte), Ramiro e, Paloma Tovar, Esmeralda, Pedro Viking… / Fotos: Jesús Ubera