A ESCONDIDAS

MIKEL RUEDA ROMPE BARRERAS CON SU AMOR RACIAL ADOLESCENTE Y HOMOERÓTICO

Pocas películas hay actualmente en la cartelera que emocionen tanto como ‘A Escondidas’ del vasco Mikel Rueda. Una película intimista como tradicionales son en Bilbao y que nos cuenta la historia de Rafa (Germán Alcarazu), un joven vasco de 15 años e Ibrahim (Adil Koukouh), marroquí de 16, a punto de ser expulsado del país, cuyo desarraigo social y desapego emocional a lo que está bien visto, les lleva a entablar una amistad sin fronteras en un Bilbao de extrarradio, testigo de un amor que crece y viven en la más sana clandestinidad. Un argumento, quizá, al que los españolitos de a pie están poco preparados, por muy piel de tolerante con la que se quieran vestir. Aun así, la película responde a una realidad como cualquier otra, que sin querer luchar por la normalidad sexual, sí que añade este aspecto a otra realidad mucho más delicada como es el racismo y los prejuicios que existen con personas que no siendo de nuestra país, tienen que vivir con esa sombra, esa presión de que se les deporte en cualquier momento. Una situación conmovedora por sí sola, pero que Rueda en ningún momento enñoñece con la amistad entre Rafa e Ibrahim, mezcla de culturas y distinto nivel social, cuya sinceridad mutua nos lleva a sentir y padecer al tiempo que los protagonitas. Una relación que no se basa en diálogos de novela romántica sino en silencios, miradas y caricias que pasan desapercibidas entre tanta hostilidad.

A ESCONDIDAS

Un cuento imposible y sin control, sin buenos ni malos, que hace pensar que aún queda humanismo en esta sociedad en la que todos somos números, en la que la intolerancia juzga sin decoro y el verdadero amor, el más puro y desinteresado sentimiento, es ya tratado como anormalidad psicológica. Mikel Rueda juega con una estética de los 80 y 90, proletaria, de imágenes grises, sobrias, sin artificios, de entornos minimalistas y espacio para sonidos pop que permiten que solo resalten la pareja protagonista y después la orquesta que les rodea. Resalto aquí el impecable trabajo de Guille (Joseba Ugalde), mejor amigo de Rafa, en cuyas escenas compartidas defienden de manera exacta lo que significa ser amigo de verdad. De los mejores diálogos de la película, si no fuera porque Adil Koukouh, en su primer papel protagonista, se convierte en absoluto foco de atención para el espectador que sólo le conocía como secundario de la serie ‘El Príncipe’. Un salto a la gran pantalla que, aunque necesitando de un poco más de naturalidad, le convierte en perfecto compañero de aventuras de Alcarazu, que actúa como pez en el agua, también en su salto al largometraje.

A ESCONDIDAS

A ESCONDIDAS

Según algunos, cuando hacemos algo ‘a escondidas’ es porque es malo. Discrepo, no siempre. Mikel Rueda nos convence, por tanto, de lo contrario con éste, su segundo largometraje, que sacude desde el interior y nos da una buena patada de realidad. ¿Quiénes somos para juzgar de quien enamorarnos?, ¿quiénes somos para atar a nadie con nuestros prejuicios?, ¿quiénes somos para distinguir entre ciudadanos de primera y de segunda?, ¿quiénes somos para tratar mal a nadie por el simple hecho de ser de otra cultura? y lo más importante, ¿quiénes somos para rechazar un amor sea el que sea? Veamos la película y disfrutemos de una trama tejida con cariño y a la orden del día, donde los temas son universales y el mensaje mucho más sensible, profundo y escondido de lo que a simple vista parece. Muy recomendable, necesaria y gracias a Rueda, a la memoria del fallecido Alex Angulo, en su último trabajo.

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