“The Names” es el disco de presentación del Vampire Weekend Chris Baio
Ferrán Adriá se hizo famoso deconstruyendo una tortilla de patata. La idea que residía detrás de separar los ingredientes del popular plato y presentarlos en una copa, era dar relevancia a cada elemento, que el comensal pudiera percibir la importancia de cada uno en la conjunción de un plato tan sencillo. En realidad se trata de un proceso muy similar al que se puede experimentar cuando los integrantes de una banda empiezan a sacar discos en solitario. Por ejemplo, ‘The Names’ (Glassnote / Music As Usual) el disco del Vampire Weekend Chris Baio, nos permite ver qué texturas, sabores y aromas aporta él al grupo. El arranque del disco con “Brainwash yyrr Face” y “Sister of Pearl” nos dice que él es el responsable de buena parte del personal sonido de la banda, ese extraño rollo de hacer pop vacilón con instrumentos del barroco.
Pero otro de los objetivos de la deconstrucción es darle a cada ingrediente la oportunidad de que muestre su personalidad propia, por más humildes que sean. Que expresen sus diferencias, convirtiéndose en algo nuevo, distinguiéndose de la amalgama que supone la mezcla. ‘The Names’ se define mucho más en esa segunda línea del proceso. Baio confiesa que “he tocado, grabado y producido cada nota y cada instrumento de este álbum” y el resultado es que ha dado rienda suelta a lo que parecía una pasión oculta, o supeditada al grupo, por la tecnología. Sin volverse muy loco, eso sí. Low-fi vacilón, bases rítmicas sencillitas, voces sintéticas y loops. Una influencia de la década pasada que solo en temas como “All The Idiots” demuestra el auténtico riesgo que, a priori, puede suponerse de esta apuesta. En “I Was Born in a Marathon” la cosa se queda a medio camino, aunque parezca contradictorio por el título, y en “Needs” o “The Names” es como una mera sustitución del clavecín que tanto ha usado, por otro teclado, en esta ocasión digital. “Matter” es el único tema en el que alcanza la intensidad que busca a lo largo de todo el disco. Como cualquier proceso creativo, al final todo depende de la percepción del público, por más que el artista se empeñe en que a él lo único que le preocupa es su propia expresión. Y en el caso del que hablamos, la duda está en si la tortilla deconstruida resistirá más allá de la novedad o si la gente lo tomará como una cosa curiosa, pero finalmente seguirá fiel a su pincho de tortilla de toda la vida.