Es probable que una de las marcas más míticas de la moda español vuelve a casa, y mucho antes de Navidad
Al oír la palabra Privata me viene a la cabeza alguna imagen infantil mordisqueando o tirando con los dedos de un característico logotipo: una especie de triángulo dentado cosido a los jerseys. Era el logo de Privata, un símbolo como lo podía ser en aquella época la etiqueta roja de unos Levi’s 501 o el cocodrilo verde de Lacoste. Y en aquella época no había tantos símbolos como ahora. Sería comienzos de los años 80. Aunque los orígenes de Privata son muy anteriores.
Precursores de la ropa de trabajo en la España de los años 20, Privata ya utilizaba técnicas de reciclado para producir prendas de lana. Aunque por aquel entonces se hacía más por necesidad que por conciencia ecológica.
Pero habría que esperar a los años 70 para ver el boom de Privata, cuando con un triángulo como bandera conquistan los armarios de todo España, y parte del extranjero. En aquellos años, la marca pasó de ser ropa de trabajo a ropa de recreo, muy asociada a los deportes náuticos. Y todo fue viento en pompa hasta comienzos de los años 90, la otra gran crisis de nuestra economía reciente. A partir de ahí, la marca ha ido pasando por diferentes manos sin que nadie terminará por devolverle el lugar que le corresponde. Pero todo indica que finalmente en 2015 la marca llega a buen puerto.
Bajo el paragüas empresarial de Gruppo Privata, la marca vuelve con fuerza a la escena comercial con su Línea College pensada sobre todo para el otoño-invierno femenino: una propuesta de básicos reconfortantes y piezas atemporales y, a la vez, de máxima vigencia. Una colección muy asociada a la naturaleza, donde el punto es la principal protagonista de la temporada. Será bonito volver a jugar con el logo de Privata.
