LA DIRECTORA CHUS GUTIÉRREZ FIRMA ‘CIUDAD DELIRIO’, UNA DIVERTIDA COMEDIA MUSICAL PARA UNA MEJOR Y MÁS ANIMADA ‘VUELTA AL COLE’
En ocasiones, hay películas que en principio no te llamarían mucho la atención, pero que cuando caes en ellas descubres como no puedes dejarlas de ver una y otra vez. Con ‘Ciudad Delirio’ pasa algo así. Sin ser la comedia de la temporada, la historia de Javier, un médico español (Julián Villagrán) que en un viaje de trabajo en Cali (Colombia) y en una noche de esas que el alcohol te hace creer que tienes el mundo a tus pies, conoce a Angie (Carolina Ramírez), propietaria de una escuela de baile (‘Delirio’), replanteándose su vida hasta el punto de dejarlo todo para vivir en aquella tierra de baile, diversión, color y explosión salsera, atrae por lo sencilla de la historia y por las ganas que tenemos de evadirnos de cualquier tristeza. Un absoluto espectáculo de cabaret salsero, en la que el guion firmado por Elena Manrique y la propia Chus Gutiérrez se deja llevar por los ritmos latinos de una ciudad en la que el solo sonido de una maraca, hace olvidar las penas y entregarse a los frenéticos movimientos de cadera callejeros. Una historia perfectamente cincelada con pequeños brochazos de telenovela, para todos los públicos y que consigue lo que se propone: entretener. Pero si algo tiene ‘Ciudad Delirio’ es la de descubrirnos a un Villagrán, camaleónico como Marlon Brando, que nos hace olvidar de pleno papeles como su Joaquín en ‘Grupo 7’ o el Coronel en ‘La Cebra’, endulzándonos y sacándonos una sonrisa con su Javier, entre canciones de The Latin Brothers, Grupo Niche, la Orquesta Mamba Negra o Willie Colón. Una banda sonora que se completa con la música incidental de Eduardo Gutiérrez, famoso en los 80 por su temazo ‘Marijuli’ y que pretendiéndolo hace mover nuestros pies en la butaca. ‘Ciudad Delirio’ es fresca, revoltosa (sí, como la gaseosa), rítmica, colorista, divertida (también tiene sus momentos tristes), entretenida y por encima de todo un fiel reflejo de sociedad actual que prefiere encontrar la ‘salvación’ marchándose al extranjero (en este caso Villagrán es inducido por el pequeño papel que hace Ingrid Rubio), para dejar atrás la gris España (que nos ha tocado vivir) y entregarse a la salsa de la vida, para mayor gloria de la cultura musical colombiana. Disfrútenla.