Renzo Piano dice que a través de los rostros de los usuarios sabe si uno de sus edificios es de verdad “bueno”. Mucho antes, Henri Cartier-Bresson ya parecía conocer que las expresiones de las caras pueden revelar las sensaciones de lo que las personas están viendo. Ya que sus fotografías no son sólo atractivas por lo que nos muestran, si no por lo que los ojos de sus protagonistas están mirando. En la exposición de la Fundación Mapfre se nos revela la historia del siglo 20 según la mirada del fotógrafo francés.
La exhibición nos muestra, a través de la lente de Bresson, la coronación de Jorge VI. El objetivo abandona la ceremonia real para centrarse en la mirada de los miles de súbditos que llenas las calles de Londres. A través de su reportaje para el diario comunista francés “Regard”, el fotógrafo convierte las reverencias de tiempos pasados en las imágenes del cortejo real reflejados en los periscopios de la gente dando la espalda al nuevo monarca. Un mar de gente con sus particulares artefactos con palos rematados por espejos, sueños del inconsciente de Duchamp.
La muestra contiene gran parte de sus series de investigación surrealista. Los ojos que antes daban la espalda al rey, aparecen ahora dibujados por las manos del fotógrafo sobre el mentón de un rostro. El cuerpo se convierte en la herramienta más salvaje de su trabajo. Un trabajo que parece luchar entre lo moderno y lo primitivo. Unas fotografías que nos narran ese momento en el que la modernidad se vuelve aún más prehistórica. Consiguiendo llevar a la fotografía, durante estos años de experimentación, al terreno de la imaginación. En contraste con una época donde se pretendía explicar todo de la manera más científica.
A lo largo de toda la exposición vemos como Bresson se convierte en uno de esos “flaneurs” sobre los que escribiera mucho antes Baudelaire. Así se convierte en un paseante, en un callejero que a través de su mirada nos ha relatado parte de la historia del siglo 20. Caminando a través de las fronteras del telón de acero y retratando las miradas acusatorias y agresivas de los que fueron anteriormente delatados. Bresson caminaba para convertirse en uno de esos hombres capaces de captar la intemporalidad de la vida moderna.
Texto: Rafael M. Hernández.
Hasta el 7 de septiembre en la Fundación Mapfre, Madrid.