ARCTIC MONKEYS, Foto: Zackery Michael

A MAYOR GLORIA DEL IMPERIO

Arctic Monkeys es un grupo que empezó colgando sus canciones por su cuenta y riesgo en MySpace y que ahora cierra la ceremonia de clausura de unos Juegos Olímpicos ante una audiencia planetaria. Vale, vale, ya hemos visto esta ascensión muchas veces antes, pero en el caso de la banda de Sheffield no se basa en la languidez impostada o en la megalomanía de mercadillo, por poner solo dos ejemplos. Arctic Monkeys están ahí porque probablemente sea el grupo actual que mejor condense todas las virtudes de la música británica de los últimos veinte años. La pose autorizadamente chulesca de Oasis, a la frescura de Blur, la rotundidad de Stone Roses o el cuidado vocal de The Charlatans. Pero siempre con un estilo propio y tan reconocible como el de todas las bandas anteriores. 
Su nuevo disco, “AM”, es el paroxismo de esta línea. Un disco ecléctico pero coherente, más sólido que el anterior, ‘Suck It and See’, un trabajo que va calando hasta instalarse en los huesos y quedarse pegado, donde las únicas incógnitas están en los títulos de muchas de las canciones, en el que no tienen reparos en tirar de recursos propios en la apertura del álbum con “Do I Wanna Know?” y “R U Mine?”, que funcionan como un “aquí estamos”, tocar el hard rock con las manos abiertas en “I Want It All” y cambiar el paso con la lennoniana “No 1 Party Anthem” y la desnudez de “Mad Sounds”. Y todo sin traicionarse. Manteniéndose tan pegados al suelo, al asfalto, que solo así pueden elaborarse retratos urbanos de menos de tres minutos como “Why’d You Only Call Me When You’re High?”, golpeándote el esternón con la línea rítmica y la cabeza con la letra. 
Pero lo más importante de ‘AM’ es que rezuma inconformismo, el mismo espíritu adolescente que marcó su debut, con Alex Turner decidido a hacerse a patadas con el trono de mejor cantante británico. Es el quinto disco de una banda que llena estadios, pero en ningún momento se percibe relajación, adocenamiento o molicie. Sin duda, ‘AM’ explica a la perfección el porqué de la ascensión del grupo. Un grupo que a este paso, seguramente será la primera banda de rock que llegue a Marte.