ENTREVISTAMOS A ADRIÁN DE ALFONSO
Adrián De Alfonso a.k.a Don The Tiger se ha regenerado musicalmente infinidad de veces: ha formado parte de grupos como Veracruz, Bèstia Ferida, Capitán y Homenatges, y ha acompañado a artistas como Lydia Lunch, Mark Cunningham y Weasel Walter. Tras toda su andadura vital y musical, su primer disco en solitario, Varadero (Canada, 2013) ya se ha convertido en un trabajo cuasi de culto. Ha recibido excelentes críticas, y como aporte especial, además de sus atemporales sonidos, en la edición en vinilo se incluyen temas extras que no aparecen en la versión digital. Neo2 tuvo la oportunidad de entrevistarle en la presentación de su primogénito en el Hangar de Barcelona, en donde compartió escenario con Vactor, Elsa de Alfonso, Por Qué Jeanette, Ojos Sin Rostro, Dani Blue, Jetokki y Lucía Litjmaer. El pasado 15 de junio lo presentó también en Madrid en El Perro de la Parte de atrás del coche, junto a Sara Brito. Con esta entrevista nos adentramos, al menos un poco, en el universo creativo de Don The Tiger.
¿Qué te impulsó a dar el salto en solitario? Don the Tiger no es un proyecto nuevo. Realmente llevo unos 20 años grabando cosas por mi cuenta y unos 10 tocando bajo ese alias. Lo único que ha cambiado esta vez es que un sello potente me ha facilitado los medios para trabajar un disco en profundidad.
¿De dónde viene el nombre de Don The Tiger? El nombre proviene de un mote que un amigo venezolano me puso en la universidad. Al parecer había un boxeador en su país que se llamaba así, aunque intenté buscar información sobre el susodicho y nunca encontré nada que me confirmase su existencia. Vete tú a saber, igual Pepe se lo inventó.
¿Eres de Barcelona? No, realmente soy de Coruña, pero he vivido y he estudiado en Barcelona muchos años.
¿Por qué te has trasladado a Berlín? En Barcelona me sentía bastante estancado y me enteré de que un amigo alquilaba una habitación en Berlin, así que no me lo pensé dos veces. Necesitaba cambiar de aires y reponerme. El ambiente que se respiraba en Barcelona antes de irme estaba viciadísimo, como mínimo entre la gente de mi círculo. En cierta manera buscaba la ilusión y la tranquilidad que te da el hecho de descubrir una nueva ciudad y de ser anónimo una vez más.
Cuándo estabas aquí en Barcelona, ¿qué hacías? Trabajé como ingeniero durante seis años, aunque en los últimos tiempos prácticamente lo único que me daba dinero era tocar y escribir en prensa musical.
¿Por qué el disco es tan oscuro, por qué tienes tantas reminiscencias al “krautrock”? Más que oscuro, diría que el disco tiene un punto agresivo del que parece que nunca podré disociarme. Pero bueno, tampoco me preocupa. El 80% de la música que he mamado comparte esa naturaleza. Por otro lado, entiendo que te pueda sonar a krautrock por los sonidos tan secos que utilizo, pero la verdad es que ese tipo de música nunca me ha interesado demasiado. Eso sí, me parece genial que se detecte en mis canciones algo que yo nunca hubiera imaginado.
Si tuvieras que escoger un estilo para “Varadero” ¿cuál sería? Resumiendo mucho, te diría que “Varadero” es un disco de baladas. El tempo general, los silencios, las letras… Estas canciones hablan de amor, sí, pero también de asuntos más desesperados y enfermizos. Podríamos decir también que es un disco de blues, aunque las cadencias remitan sobre todo a ritmos como el tango y el bolero. De todas maneras, el prisma con el que lo enfoco tiene más que ver con el ruido que con la música ligera.
¿Por qué en castellano? Porque ya tocaba. Con Veracruz había cantado en inglés, pero la verdad es que estaba bastante harto de utilizar ese idioma para cantar. Las letras de las canciones que conforman “Varadero” llevan años escritas en castellano, así que ¿para qué cambiarlas? Además, aquí en Berlín en principio no hay problemas en que cantes en castellano, en iraní o en armenio. La gente intentará escucharte con el mismo interés te entienda o no.
¿De dónde viene el nombre de Varadero? Varadero es una ciudad de Cuba, aunque los tiros de por qué escogí ese nombre no irían del todo por ahí. La música cubana, la latinoamericana en general, como ya te he dicho, está presente en el disco, pero de una manera bastante tangencial. El título tendría más que ver con la decrepitud y el mar.
¿Tus influencias musicales? Mi madre trabajaba en un mediateca, por lo que desde pequeño pude tener acceso a una cantidad de música bastante descomunal. Recuerdo esperarla después del colegio allí metido, desenfundando vinilos sin parar. Así conocí desde Coltrane hasta Joy Division. También me gustaba mucho la FM, gracias a la que me enganché a cosas como Tears for Fears, Sade o Mecano. Luego me dio por asuntos más duros, como Keiji Haino o Esplendor Geométrico, pero vamos, la verdad es que ahora mismo no tengo filtros de ningún tipo. Ten en cuenta que también escribo sobre música, por lo que necesito escuchar de todo para estar informado. Eso, quieras que no, te abre la cabeza totalmente.
¿Y la literatura? Últimamente he estado leyendo muy poco, la verdad. Los últimos años en Barcelona perdí un poco la costumbre. Tenía la atención tan intermitente que lo único que podía devorar al llegar a casa eran películas y, a lo sumo, cómics. Me gusta mucho Christophe Blain, por ejemplo. Osamu Tezuka, Chris Ware… Cosas así. Ahora en Berlín he recuperado un poco el gusto por la lectura. Estoy leyendo “Verbrechen” de Ferdinand von Schirach, un libro en alemán escrito por un abogado penalista bávaro que tuvo acceso a los casos más terroríficos que te puedas echar a la cara. Leerlo te deja helado. Otro libro que acabé hace poco fue los “Detectives Salvajes” de Bolaño. Sé que llego tarde, pero me da exactamente igual. Podríamos decir que esa novela lo tiene todo para gustarme. No sé, en general ahora mismo me tiran más los clásicos anglosajones, como Melville o Hemingway. De pequeño, eso sí, me impregné más que bien de literatura francesa. Genet, Céline, Drieu LaRochelle, Rimbaud… Por ahí andaría mi base.
¿Y el cine? Me vuelve loco el cine americano de los 60 y 70. Cine que en su momento fue muy comercial pero que, visto ahora, cuentas las historias con una libertad formal y de fondo acojonante. Cine en el que los personajes tienen quiebros inauditos. Aquellas sí eran películas atrevidas. Lumet, Hellman, Grosbard, Coppola… Ese tipo de directores. También disfruto muchísimo con cosas más antiguas como Ray, Lang, Losey, etc. Me encantan las películas de la mafia, por cierto. Y bueno, mención aparte merecería Melville, cuyo pulso clínico me parece espectacular. Las películas que más he disfrutado en estos últimos años quizás serían “El ejército de las sombras” y “Tarde de perros”. Series he visto pocas. La única que he acabado es “Mad Men”, aunque la verdad es que las últimas temporadas dejan bastante que desear.
Tus planes a corto/largo plazo. Mi único plan es tocar sin parar. Presentar el disco y girar por España y Europa, aunque lo que más me gustaría es recorrerme Latinoamérica de cabo a rabo. También espero perfeccionar mi alemán, un idioma que me encanta y que me mantiene muy despierto.