Rosana Antolí forma parte de la exposición In Dialogue with Ilse D’Hollander en Bélgica.
Entrevistamos a la artista multidisciplinar Rosana Antolí, cuya obra investiga el movimiento, la coreografía social y la interacción entre cuerpos y entornos. En su exposición en Bélgica, la pintura se convierte en un acto performativo.
Imagen superior: Concert Pluridisciplinaire. Festival de Ópera Aix-en-Provence, Francia, 2024
Exposición Pavimento Infinito. Centro Federico García Lorca, España, 2020
El movimiento como lenguaje universal
La obra de Rosana Antolí se mueve entre la coreografía social, el arte visual y la exploración ecológica. Su práctica abarca performance, pintura, instalación y vídeo, conectando disciplinas para investigar cómo el movimiento da forma a nuestra relación con el mundo. A través de su concepto de coreografía de lo cotidiano, captura gestos repetitivos que estructuran nuestra experiencia colectiva y revelan la interdependencia entre lo humano y lo no humano.
En su Manifesto Coreográfico, Antolí reivindica el movimiento como un lenguaje de transformación y pensamiento. Influenciada por la escultura social de Joseph Beuys, entiende el arte como un proceso en evolución. En él la improvisación y la interacción con el público generan espacios abiertos de experimentación.
ActI: They Had to Dry Her Water to Become Desert
Actualmente, Antolí forma parte de la exposición colectiva In Dialogue with Ilse D’Hollander en Bélgica. Aquí presenta su serie The Risk of Becoming a Desert, una ópera pintada en la que cada obra es un acto dentro de un relato en continuo cambio. A través de la pintura, la artista investiga la transformación de los ecosistemas ante la ausencia de agua, estableciendo un paralelismo entre la disolución de los paisajes naturales y la fragilidad de la memoria y el gesto.
“Me identifico mucho con las palabras de Pina Bausch, quien, aunque trabajaba con danza y coreografía, concebía su obra como una pintura en movimiento.” Rosana Antolí.
Hidden Choreographies. Performance, Nueva York, EE.UU., 2015
Entrevistamos a Rosana Antolí
Para aquellos que aún no están familiarizados con tu trabajo, ¿cómo describirías tu práctica artística y qué emociones buscas transmitir a través de esta?
Mi práctica artística se define por el movimiento constante, tanto en un sentido literal como conceptual. No me limito a una única disciplina, sino que transito por diferentes formatos y lenguajes: performance, vídeo, instalación y pintura, entre otros. Este carácter híbrido me permite explorar conexiones porosas entre cuerpos, entornos y realidades. Me interesa especialmente cómo el movimiento o lo performativo puede ser un lenguaje universal que conecta lo físico con lo simbólico.
Mutable Sculpture. Exposición The Worm, Galería The Ryder, 2022
Tengo interés en generar un espacio donde la especulación tenga lugar, invitando al espectador a imaginar otras formas posibles de existir, de relacionarse y de pensar el mundo. El gesto mínimo y las coreografías cotidianas se convierten en puntos de partida para crear narrativas que abrazan la incertidumbre o nos cuestionan la forma de relacionarnos o coexistir que tenemos.
Video Performance The Pond, 2022
Transdisciplinariedad conceptual
Tu obra abarca performance, video, escultura y otras disciplinas. ¿Cómo decides qué medio es el más adecuado para cada proyecto? ¿Hay un hilo conductor que conecte todas estas disciplinas?
Aunque mi práctica es multidisciplinar, el hilo conductor es siempre conceptual, y no considero relevante la diferenciación por medios. Me identifico mucho con las palabras de Pina Bausch, quien, aunque trabajaba con danza y coreografía, concebía su obra como una pintura en movimiento. Esa perspectiva es fundamental para mí. No creo en la limitación del medio; lo veo simplemente como una cuestión de herramientas. Cada material aporta su propio ritmo y posibilidades para contar una idea. A veces, una idea encuentra su forma natural en la performance. En otras, pide la permanencia y el cuerpo de la escultura. Quizás encuentra su expresión en el gesto y en la narrativa de la pintura. Lo importante es el concepto que impulsa el proceso.
F = e.p/l. Premio Generaciones 2017
Coreografía de lo cotidiano
En tu Manifesto hablas de la coreografía de lo cotidiano como un eje central en tu práctica artística. ¿Podrías explicar en qué consiste este concepto?
Mi trabajo con la coreografía de lo cotidiano comenzó en el Royal College of Art en Londres. Allí realicé mi trabajo de final de máster sobre el concepto de coreografía social. Me fascinaba cómo los gestos mínimos y cotidianos actúan como manifestaciones de nuestra cultura e identidad. Son como pequeñas coreografías que habitamos sin ser plenamente conscientes de ello. A partir de esa investigación, surgió el proyecto Virtual Choreography (proyecto que continúo todavía hoy). Para ello, viajo a diferentes ciudades capturando gestos repetitivos que forman parte de la coreografía diaria de cada lugar. Esta práctica se convirtió en una forma de revelar patrones invisibles y coreografías compartidas.
“Me fascinaba cómo los gestos mínimos y cotidianos actúan como manifestaciones de nuestra cultura e identidad, pequeñas coreografías que habitamos sin ser plenamente conscientes de ello.” Rosana Antolí.
Exposición The Pond. CGAC Museum, 2022. Foto: Cooperativa Performa
Sin embargo, en mi práctica actual, mi interés ha evolucionado y ya no me centro únicamente en el gesto humano. También me fijo en esas relaciones mínimas o casi imperceptibles que ocurren entre cuerpos más allá del antropoceno. Ahora trabajo con lo more-than-human, explorando cómo otros cuerpos o entidades también coreografían el mundo de formas complejas y sutiles. Me motiva revelar esas conexiones invisibles que desdibujan las jerarquías tradicionales entre lo humano y lo no humano.
Exposición The Pond. CGAC Museum, 2022. Foto: Cooperativa Performa
La escultura social y la creación colectiva
También haces una llamada a la práctica ecológica y a la escultura social. ¿Cómo integras estas ideas en tu obra y en tu proceso de creación colectiva?
Tengo una implicación en desplazar el foco del ser humano como único protagonista sobre el escenario. Me parece fundamental entender que no somos los actores principales de la obra, sino parte de una red de relaciones donde otros cuerpos también tienen una agencia. La escultura social en mi práctica tiene una aplicación más clara cuando trabajo la performance. En esos contextos, los cuerpos implicados en la obra adquieren un carácter escultórico, sobre todo cuando la performance invita a la colaboración con el visitante y el espacio de acción es abierto. Este enfoque es un terreno mutable, donde la colaboración no sigue estructuras jerárquicas, sino que se permite intervenir de manera porosa y experimental.
Exposición The Pond. CGAC Museum, 2022. Foto: Cooperativa Performa
“Me interesa especialmente cómo el movimiento o lo performativo puede ser un lenguaje universal que conecta lo físico con lo simbólico.” Rosana Antolí.
Hablas de la repetición como un medio para vaciar el significado y resaltar el contenido afectivo. ¿Cómo equilibras este proceso de repetición con la búsqueda de lo extraordinario en lo cotidiano?
Es curioso cómo la repetición ha ido adaptándose en mi práctica a lo largo de los años. En la parte performativa o pictórica por ejemplo, la repetición me sirve para aislar el movimiento, descontextualizarlo y extraer un nuevo significado. Me fascina el concepto de loop y la imposibilidad que tenemos para hacer el mismo movimiento dos veces, para repetir. Sin embargo ahora mi enfoque se ha desplazado hacia elementos como el agua y escenarios híbridos y especulativos. Me interesa investigar qué cuerpos nos contaminan positivamente en nuestro día a día, más allá de lo humano, buscando siempre esas conexiones entre los límites de lo real y lo imaginado. La repetición sigue presente, pero ahora como una herramienta para visibilizar relaciones mínimas, fluidas y a menudo imperceptibles que atraviesan nuestro entorno.
The Wormhole. Exposición The Worm, Galería The Ryder, 2022
El arte como proceso vivo
Mencionas a Joseph Beuys y su concepto de escultura social. ¿De qué manera ha influido su trabajo en tu visión sobre la importancia del proceso frente al resultado final?
El concepto de escultura social de Joseph Beuys me ha influido profundamente, especialmente en la idea de que el arte es un proceso vivo y colectivo que puede trascender el objeto final, así como que todos los agentes en relación pueden ser parte de la obra artística. Para mí, el proceso creativo es casi tan valioso como el resultado en sí. Un ejemplo claro es el proyecto en el que estoy trabajando actualmente para la Fundación Gulbenkian. Además del resultado final, todo el proceso de conversaciones con científicos, discusiones con el compositor y el trabajo colaborativo con el equipo artístico es fundamental. Es una investigación constante, y esa dimensión de exploración y diálogo me parece fascinante y esencial en mi práctica.
Skin Gelata. Exposición A Golden Age. Palacio Cibeles. 2020. Foto: Dominik Schulthess
Qué otros artistas inspirar tu trabajo?
Tengo muchos artistas que inspiran profundamente mi trabajo, desde figuras consagradas como Philip Glass, Leonora Carrington, Joan Mitchell y William Kentridge, hasta referentes más contemporáneos como Adrian Ghenie, Josefa Ntjam, Pierre Huyghe y Philippe Parreno Cada uno de ellos aporta algo esencial que resuena conmigo: Glass por su capacidad para utilizar la repetición y crear paisajes sonoros muy visuales y envolventes; Carrington por su imaginario especulativo y su habilidad para habitar mundos híbridos llenos de simbolismo, posiblemente ahora es la artista que más conecto por esa parte surrealista e híbrida que tanto me interesa. Ntjam por su enfoque especulativo y afrofuturista; Huyghe y Parreno por la manera en que construyen narrativas donde lo real y lo ficticio se entrelazan; y Joan Mitchell por la fuerza gestual de su pintura, cargada de visceralidad.
The Embryon. Exposición The Worm, Galería The Ryder, 2022
Tuve la suerte de conocer a Kentridge el verano pasado en el Festival de Ópera de Aix-en-Provence, y fue profundamente inspirador ver cómo, siendo un artista visual, ha conseguido trabajar la ópera manteniendo una narrativa visual potente y personal. Su capacidad para conectar diferentes disciplinas resuena profundamente con mi propia práctica.
Expandiendo la ópera más allá del escenario convencional, integramos elementos visuales y sonoros que dialogan con el espacio natural, cuestionando la concepción del aria como un elemento exclusivo y humano dentro del ámbito operístico.
Act II: Y el fuego bebió del agua, 2024
La pintura como acto performativo
Recientemente has inaugurado la exposición In Dialogue with Ilse D’Hollander, donde cada pintura representa un acto en una ópera pintada. ¿Nos puedes contar más sobre la muestra?
La exposición In Dialogue with Ilse D’Hollander es una colectiva que reúne a artistas como Koen van den Broek, Joke Hansen, Gina Kuschke, Catherine Long y a mí misma, tomando como eje común el legado de Ilse D’Hollander. La muestra ha sido impulsada por Ric Urmel, coleccionista de su obra, y curada en colaboración con Stefi, la directora de la galería.
The Immortality: When Welwitschia, Dohrnii and a Tardigrade Start to Mutate with Our Flesh. Compost Painting Series, 2022
Mi participación presenta una serie de pinturas pertenecientes a The Risk of Becoming a Desert, una ópera pintada donde cada obra representa un acto. Esta serie dialoga con la transformación continua, tanto a nivel narrativo como material, explorando especulaciones en torno a la fragilidad de los ecosistemas ante la ausencia de agua. Me interesa que cada cuadro no sea una imagen estática, sino un fragmento en tránsito, con una dimensión performativa propia. La pintura me permite expandir lo que la ópera, con las limitaciones del escenario, no puede ofrecer: el trazo, el color y la posibilidad de una narrativa visual más abierta y porosa.
Yves Klein Reply. Exposición Deconstruyendo la Abstracción, España, 2025
Arte, ciencia y naturaleza
Otro de tus próximos proyectos es An Aria for the Mallard, que presentarás en la Fundación Gulbenkian de Lisboa en junio y que conectará arte, ciencia, música, jardinería y ópera. ¿Cómo surgió este proyecto y qué objetivos buscas alcanzar?
An Aria for the Mallard surgió a partir de los dos años que he dedicado a investigar la ópera como parte de mi selección para ENOA (European Network of Opera Academies), con el apoyo de la Fundación Gulbenkian. Este proceso me permitió explorar la ópera tanto desde una perspectiva tradicional como experimental, buscando cómo incorporarla a mi práctica artística de una manera más abierta y expansiva. El proyecto conecta arte, ciencia, música, jardinería y ópera, con el objetivo de reflexionar sobre la coexistencia entre nosotros y lo no humano. El mallard, un símbolo de adaptabilidad y resiliencia, se convierte en el eje narrativo de la obra, ya que fue uno de los primeros seres en habitar los jardines de la Fundación.
Chaos Dancing Cosmos. Exposición Line Extended, UK. 2019
El proyecto conecta arte, ciencia, música, jardinería y ópera, con el objetivo de reflexionar sobre la coexistencia entre nosotros y lo no humano.
A través de colaboraciones con científicos, compositores y expertos en jardinería, crearemos una obra escultórica y sonora que no solo será un resultado, sino también una investigación y un proceso. Expandiendo la ópera más allá del escenario convencional, integramos elementos visuales y sonoros que dialogan con el espacio natural, cuestionando la concepción del aria como un elemento exclusivo y humano dentro del ámbito operístico. El objetivo es ofrecer una experiencia sensorial que nos invite a repensar nuestra relación con los ecosistemas y las nuevas formas de creación artística interdisciplinaria.
F = e.p/l Premios Generaciones 2017
¿Tienes algún otro plan o iniciativa en mente para este año que aún no hayas mencionado?
Además de los proyectos que ya he mencionado, estoy trabajando en una exposición individual con la galería The Ryder que se llevará a cabo a finales de este año. He estado hace poco con ellos en ARCO. Recientemente he recibido el Premio de las Artes en mi ciudad, Alcoy, lo cual tiene un significado especial para mí, ya que es un reconocimiento a mi trabajo en la ciudad donde crecí.
Mutable Sculpture. Exposición The Worm, Galería The Ryder, 2022
Aquí encontrarás más información sobre In Dialogue with Ilse D’Hollander de Rosana Antolí.