La Compañía Nacional de Danza regresa al Teatro de la Zarzuela con la magia y la emoción de “La Sylphide”
El amor inalcanzable de la Sylphide y James vuelve al Teatro de la Zarzuela un año después de su estreno en Madrid y tras alcanzar grandes éxitos en el Teatro de la Maestranza y los Festivales Internacionales de Granada y Santander.
Entre el 12 y el 22 de diciembre en el Teatro de la Zarzuela, una de las joyas del repertorio universal de la danza: La Sylphide.
La nueva formación de la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección artística de su nueva directora, Muriel Romero, presentan entre el 12 y el 22 de diciembre en el Teatro de la Zarzuela, una de las joyas del repertorio universal de la danza, el ballet romántico por excelencia, La Sylphide. La obra fue estrenada por la CND el pasado diciembre en este mismo teatro, bajo la dirección de Joaquín De Luz.
Este exquisito ballet en dos actos, creado en 1836 por August Bournonville, cuenta la historia de amor imposible entre un espítitu etéreo, la sílfide, y James.
Se desarrolla en una mansión rural de la campiña escocesa, magníficamente recreada por la escenografía de Elisa Sanz, donde se prepara la boda de Effie y James. El vestuario es de Tania Bakunova. La vieja Madge, dedicada a la nigromancia y la brujería, trama una cruel venganza en la que la sílfide muere víctima de un hechizo mortal.
Serán diez funciones con un elenco formado por 47 bailarines que se ha preparado para este estreno con las maestras Petrusjka Broholm y Arantxa Argüelles, ambas buenas conocedoras de la técnica Bournonville.
Sobre August Bournonville (1805-1879)
Bailarín, coreógrafo y maestro de ballet, el danés Bournonville comenzó a bailar muy pronto; ingresando en la Escuela de Ballet del Teatro Real de Copenhague con sólo ocho años. Además de danza estudió violín, canto y declamación. A los 15 años visitó París con su padre, donde entró en contacto con las nuevas tendencias del ballet francés.
Con 25 años se casó con Helena Fredrika Håkansson y entró en el Real Ballet de Dinamarca, donde desarrolló casi toda su carrera, primero como bailarín y más tarde como coreógrafo, estrenando obras que han permanecido más de un siglo en el repertorio del ballet.
En el Real Ballet de Dinamarca diseñó una fórmula de entrenamiento, que aún hoy se sigue practicando en la escuela danesa, en la que se establece una clase de ballet diferente para cada día de la semana. Bournonville puso en práctica un ballet de gran virtuosismo, fuerza expresiva, soltura interpretativa y elegante elasticidad, rasgos distintivos de la danza danesa que han llegado hasta nuestros días a través de la corriente llamada ‘Escuela Bournonville’.
Era un gran amante de la música, considerándola base esencial de la danza y de su proceso coreográfico. Cultivó importantes relaciones con compositores de su tiempo.
También trabajó en la ópera de París y Londres, y dirigió la ópera de Suecia por tres años. Representó sus obras en Viena entre 1855-1856 y estrenó diversas obras en varias ciudades europeas.
Entre 1848 y 1855 estrenó sus obras más reconocidas Konservatoriet, Kermessen i Brügge, Brudefærden i Hardanger y Et Folkesagn. Sus obras son producto de su tiempo, reflejando en sus argumentos los conflictos morales, preocupaciones y gustos del romanticismo.
En directo, la música de Herman Severin Løvenskiold estará interpretada por la Orquesta de la Comunidad de Madrid dirigida por el maestro Daniel Capps.
Sobre Herman Severin Løvenskiold (1815-1870)
Herman Severin Løvenskiold nació en Holmestrand, Noruega, en 1815 y se formó en música junto a compositores como Peter Casper Krossing, Christoph Weyse o Friedrich Kühlauy. Estas personalidades ayudaron a Løvenskiold a introducirse en el mundo de la música.
Pronto se dedicó a la composición y logró sorprender al público de tal manera que, en 1835, con tan solo 20 años, el gran coreógrafo enamorado del ballet de La Sylphide, August Bournonville, encargó al compositor la nueva música de esta pieza. A pesar de que ya existía una partitura original, realizada en 1832 por Jean Schneitzhoeffer para la Ópera de París y debido a los diferentes obstáculos que el Teatro Real Danés puso al coreógrafo, optó por construir, junto a Løvenskiold, una nueva versión que se estrenó el 28 de noviembre de 1836 en el Teatro Real de Copenhague, con la legendaria bailarina Lucille Grahn como la Sílfide.
La partitura que Løvenskiold realizó para La Sylphide se conserva actualmente y está catalogada como la partitura original de ballet romántico más antigua.
Ambos trabajaron muy de cerca para lograr una conexión exquisita entre música y coreografía. Posteriormente, trabajaron mano a mano en piezas como La Nueva Penélope o Fiesta de la Primavera en Atenas (1847), o en óperas como Turandot (1854).
Años después, Løvenskiold continuó su formación musical en Viena, San Petersburgo y Copenhague; donde se instaló tras ser nombrado “kammermusik real” de la Corte Real Danesa. También, en 1851, el rey Federico VII le otorgó el título de organista de la corte en el Palacio de Christiansborg. Durante estos años continuó componiendo piezas como ballets, singspiel (Hulen i Kullafjeld, 1839), música para obras de teatro, piezas para piano, cámara… Sin embargo, ninguna alcanzó la relevancia que tuvo su versión musical de La Sylphide.
La producción cuenta con la colaboración de Dior en el diseño de maquillaje. También la participación del alumnado procedente de los tres conservatorios profesionales de danza de Madrid (Conservatorio Profesional de Danza Fortea, Conservatorio Profesional de Danza Carmen Amaya y Real Conservatorio Profesional de Danza Marienma).
Texto extraído de la nota de prensa