El Hotel August es el primer proyecto hotelero del legendario diseñador de interiores y arquitecto belga, Vincent Van Duysen. Un santuario contemporáneo en la ciudad de Amberes que conjuga el alma sagrada de un convento agustino con toques modernistas. Historia, diseño y gastronomía, todo en uno.
Es un hecho. Amberes reafirma de manera constante su posición como destino de diseño. Experta en conquistar todos los recovecos del buen gusto (y el buen vivir), la ciudad belga amplía su floreciente escena boho-creativa con una reciente incorporación: ni más ni menos que un convento agustiniano del siglo XIX transformado en un exclusivo hotel boutique de cuatro estrellas. El pasado y lo actual se fusionan en este sutil refugio urbano situado en el llamado Distrito Verde. Una declaración de amor a la historia y el espíritu flamenco que rezuma de ladrillo a ladrillo. Todo un desafío capaz de actualizar la arquitectura monástica y que presume de sello Van Duysen.
Un reto arquitectónico
El Hotel August, que toma su nombre del antiguo claustro y capilla agustinos, está compuesto por cinco edificios, una capilla privada, antiguas viviendas de monjas, dos casas y tres jardines amurallados. La fachada de ladrillo natural de terracota roja, las ventanas abatibles y las ménsulas arqueadas y ornamentadas son el lienzo histórico de este proyecto de conservación.
No cabe duda de que detrás del Hotel August existe un desafío emocionante. Y es que el principal objetivo de Van Duysen y su propietario, el hotelero Mouche Van Hool — también dueño del famoso Hotel Julien de Amberes — estuvo muy claro desde el principio: preservar la historia y el espíritu flamenco de todo el complejo y actualizar la arquitectura monástica manteniendo y restaurando todos los elementos históricos posibles. Al tratarse de un edificio protegido, Vincent Van Duysen fue muy cauteloso a la hora de aprovechar la historia y restaurar la belleza arquitectónica, manteniendo los huesos del edificio y utilizándolos como ADN base para establecer el tono estético del nuevo hotel.
El interior rinde homenaje al estilo de vida del convento. Se conjuga en consonancia con las características existentes, reviviendo la madera original de color verde grisáceo y las molduras blancas, a la vez que introduce elementos modernos en color negro. El resultado es un santuario contemporáneo que se disfruta gracias a esa compostura lograda, tanto por su herencia restaurada como por su diseño moderno y silencioso.
Un edificio discreto donde la originalidad habla por sí sola
Es en ese instante en el que se atraviesa la distintiva entrada con dosel de acero negro mate, cuando uno percibe de forma palpable el alma y el sentimiento de Van Duysen. La directiva de no ser demasiado audaz ni exigir demasiado del espacio da como resultado un refugio reinventado de tranquila armonía. Van Duysen explica, “mi estrategia general para convertir esta joya escondida y sus jardines en un hotel fue ante todo respetar el ADN histórico del lugar y de su entorno. Todo ello a través de una cuidadosa restauración de su esplendor neoclásico, mediante la adición de elementos arquitectónicos contemporáneos y mejorando las instalaciones a su nueva función de hotel moderno.”
El descanso aquí (también) es sagrado
Si bien August es lujo funcional, no por ello deja de ser un monumento histórico. Bajo esta premisa, Van Duysen crea un nuevo imaginario para un espacio sagrado que encierra tanta atmósfera entre sus gruesos muros y sus eclesiásticas ventanas circulares.
Sus 44 habitaciones y suites — donde alguna vez se alojaron las antiguas viviendas de las monjas — presentan elegantes paletas de verde salvia, blancos cremosos, mármol, madera y tonos leonados. Los suaves suelos de madera están cubiertos con alfombras tejidas a mano, y los baños brillan con azulejos vidriados y artículos de tocador de la marca de culto Le Labo.
Con nueve categorías diferentes, las habitaciones reflejan la diversidad del edificio patrimonial. Las suites han agregado espacio donde se han situado las bañeras en los rincones de las ventanas, y las salas de estar brindan una superficie adicional para ese lugar reservado donde practicar el yoga de la mañana, leer o tomar una copa. Lo mejor: las habitaciones del ático. Mimadas bajo el techo de madera centenario, son todo un homenaje a la serenidad y el silencio monacal.
Mobiliario diseñado a medida
La mezcla entre lo antiguo y lo moderno en August se convierte en algo omnipresente. Dicho contraste también se potencia a través de las piezas de mobiliario contemporáneo. Van Duysen ha diseñado a medida casi todo lo que está a la vista. Los espacios han sido decorados con sofás de cuero negro, lámparas de Flos o piezas de Serax y Molteni&C.
La oferta gastronómica del Hotel August
Estacional, local e innovadora. Así es la oferta gastronómica del nuevo restaurante del Hotel August que se aloja en la antigua capilla. Al mando de los fogones se encuentra el prestigioso chef Nick Bril, jefe de cocina del establecimiento de dos estrellas Michelin The Jane, restaurante próximo al hotel. Con un menú degustación que obedece (y celebra) el producto de temporada, Nick Bril invita a probar suculentas opciones como el gazpacho verde, lubina cruda o espárragos blancos. Un cóctel artesanal en el jardín o un aperitivo en el bar son también parte de la religión de August.
Instalaciones y zonas comunes del Hotel August
44 habitaciones y suites
Bar
Restaurante
Jardines
Spa con piscina al aire libre
Biblioteca
Tienda
4 salas de reuniones
Hotel August — miembro del club virtual de los amantes de los viajes, The Aficionados— es un impecable ejemplo de cómo abordar la historia desde el diseño y revestir la herencia con un atuendo más moderno a la par que discreto. Una visita obligada para los amantes del diseño que buscan la calma en el corazón de la ciudad.
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Hotel August
Jules Bordetstraat 5
2018, Amberes, Bélgica
Tel.: + 32 3 500 80 80
www.august-antwerp.com
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